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GONZALO SELLERS
TORRELAVEGA.
Domingo, 26 de enero 2020, 07:24
Javier López Marcano cumple hoy 65 años en su mejor momento de la última mitad de década. La Justicia acaba de dar carpetazo al caso Racing -el último de los procesos judiciales que el PP abrió contra él- y el vicesecretario del PRC, exconsejero del ... Gobierno de Cantabria y líder de los regionalistas del Besaya está preparado para volver a primera línea política. Cómo y cuándo son las grandes preguntas que se abren ahora.
-En 2017, cuando se archivó la anterior causa del Racing, avisó de que lo que no le mata le hace más fuerte «y matarme es muy difícil». Casi 3 años después, ¿se siente más fuerte que nunca?
-Mucho más. Mi sentido de la fortaleza ha ganado muchos enteros. He vivido esta época siendo reo de mis palabras: tranquilo, sereno, equilibrado y confiado. ¿Quién me lo iba a decir? A veces he llegado a pensar que más que una actitud de resiliente, de superviviente, era mi verdadero estado. He procurado quitar sufrimiento a mi familia y a mis amigos, que probablemente han sufrido más porque yo era plenamente consciente de que esto algún día tenía que acabar. Con la familia ha habido momentos muy complicados.
-¿Ha llegado a dudar de la imparcialidad de la Justicia?
-Sigo creyendo en su imparcialidad, pero también creo en lo que dijo Séneca: «La justicia tardía es lo más parecido a la injusticia». Y sigo haciéndome preguntas sobre los plazos tan convenientes que ha sufrido mi proceso.
-¿Se refiere a plazos diseñados para sacar un rédito político?
-Probablemente. El tempo de la justicia no es el mismo que el de la política, pero en mi caso han coincidido tantas veces que se me permite el privilegio de la duda. Sin que eso signifique que sea un descreído de la Justicia. Todo lo contrario. Pero, en fin, aquello que tiene final feliz está bien. Prefiero ser optimista y disfrutar de esto con mi entorno que plantearme interrogantes complicados para remover el pasado.
-Ha sido casi una década de tribunales y cinco años apartado de la primera línea política. ¿Ha descubierto nuevos enemigos o amigos que no lo eran tanto?
-He sido objeto de tres juicios paralelos: el político, el mediático y el forense. Eso ha favorecido que durante muchos años haya estado bajo la sombra de la sospecha y eso es enormemente cruel. El imaginario popular está lleno de dudas conmigo. «Algo habrá», «Cuando el río suena...». Y lo normal es que eso te cobre un tributo, un peaje, pero yo no lo he sentido. No camino por las calles de mi ciudad percibiendo miradas de reproche o acusación. De mí no se ha dudado si era o no un corrupto. Créame si le digo que soy un privilegiado. En todo momento he estado muy rodeado de amigos. Solo he recibido palabras de ánimo y de entusiasmo. Lo que vivo estos días es complicado de describir. Me llama gente que me confiesa que ha llorado de alegría al conocer la noticia del archivo de la causa.
-Es difícil de creer que no tenga ningún reproche para nadie.
-Es cierto que pasé de recibir 150 llamadas al día como consejero a tener el teléfono en silencio. Me preguntaron una vez por la definición de amistad. Y yo respondí: «Aquel que te sigue llamando cuando dejas de ser consejero». Eso yo lo he vivido, pero aún así tengo muchos amigos. Una legión de ellos. Amigos sinceros de esos a los que no necesitas ver a diario. Pero también tengo un dolor inmenso que quiero confesar. En este largo y tortuoso camino he perdido amigos, gente muy cercana que ha fallecido en estos años, y que ahora no pueden disfrutar conmigo de la exoneración. Amigos del alma. Amigos de la vida y de la política que creyeron siempre en mí. Y esa es la parte más cruel de todo esto.
-¿Es usted vengativo?
-No. Soy un acuario entusiasta, espontáneo y vehemente. También soy resuelto y tengo mucho temperamento, pero no soy vengativo. Muchos que me conocen dicen, incluso, que soy un blando.
-¿Un blando? ¿Se pone entonces una coraza cuando hace política?
-No. Tengo ese carácter. En apariencia soy un tipo duro por los ademanes y por el tono, pero rascas y no hay nada. Y tienen razón los que lo dicen.
-Entonces, ¿no ha hecho ninguna lista negra durante estos años?
-No, no. Estos últimos días he recibido miles de llamadas y mensajes y un par de amigos me decían que esta época de mi vida me ha hecho mejor persona.
-¿Y es verdad? ¿Es mejor persona ahora que cuando era consejero?
-Aspiro a ser bueno. Sigo pensando en los demás y la adversidad me ha fortalecido tanto que me ha dado una capacidad intelectual poco común para entender situaciones complicadas. Creo muchísimo en los versos del flamante premio Cervantes Joan Margarit, uno de mis poetas favoritos: «La vida se compone de dar y recibir. Si se ha podido dar, la muerte es otra».
-Uno de los exdirigentes de Podemos que provocó su dimisión en 2015 le ha pedido perdón ahora. ¿Le consuela?
-Desde luego que no. Ningún consuelo. Me parece irrelevante. Pedir perdón es la consecuencia de un sentimiento, el arrepentimiento, no solo es una palabra. Y desde luego no es un tuit en redes sociales. Tantos años después empiezo a creer que en Podemos siempre supieron que yo era inocente. Incluso antes de que la firma de un juez lo ratificara. Para mí el perdón es válido cuando conlleva una reparación.
-¿Y desde el PP le han pedido ese perdón, aunque sea en privado?
-Muchos cargos del PP me han manifestado a lo largo de estos años su enojo por las decisiones que tomó su partido conmigo. Muchos no estaban de acuerdo. Otra cosa es lo que exige la disciplina de partido. Y ahora he recibido muchas felicitaciones cálidas y sinceras de gente del Partido Popular.
-Hace tres años dijo que nunca ha hecho nada malo «a sabiendas». ¿Se considera usted una excepción en política?
-Afortunadamente sigo pensando que la política es un arte noble que a veces practican gentes innobles. La inmensa mayoría de los políticos son honrados.
-¿Alguna vez el fin ha justificado los medios?
-No siempre.
-Alguna vez sí, entonces.
-En mi mundo personal, no. Los medios utilizados en mi implacable persecución no tuvieron justificación desde el principio. Y a los hechos me remito. A veces siento la tentación de hacerme aquellas preguntas elementales del 'ubi sunt': «¿En dónde está aquel que me acusó? ¿En dónde está aquel que me llamó? ¿En dónde está aquel que exigía mi dimisión?». Pero eso no es vanagloria, es satisfacción por el ejercicio de fe que he mantenido sin altibajos.
-¿Volvería a hacer todo de la misma manera?
-En síntesis, sí. Y más ahora, a sabiendas de que después de una investigación en la que se han mirado todos los documentos y toda mi vida no hay nada punible. Lo que hicimos con el Racing también lo hacíamos con el balonmano, el voleibol... formaba parte de una política deportiva de ayudas. Siempre ejecutamos los expedientes con pulcritud y los tramitamos por mandato del Consejo de Gobierno y del Parlamento. Alguien del PP me dijo una vez: «Has tenido muy mala suerte, pasabas por allí». ¿Esa ha sido mi culpa? ¿Pasar por allí? Era todo una estrategia política desde el primer minuto.
-¿Como no podían 'matar' al Rey le intentaron 'matar' a usted?
-Sí.
-¿El PRC ha pecado de tibieza en su defensa?
-El PRC es una familia política. Y en toda familia no todos los integrantes se llevan de la misma manera. El partido, como colectivo, se ha portado muy bien conmigo, y no ha sido fácil por la implacable persecución hasta la extenuación contra mí durante diez años. Y Miguel Ángel Revilla también ha dado la talla, se ha preocupado con mimo y cariño. No tengo ninguna queja. Nadie me ha pedido que dimita de mis cargos orgánicos en el partido. Ahora bien, sí he escuchado alguna voz discordante contra mí, pero muy pocas. Entiendo que haya gente que dude de mí, eso lo entiendo.
-¿No teme, entonces, que su partido pase página sin redimirle?
-No lo creo.
-Ha mantenido sus cargos orgánicos en el PRC todos estos años, ¿ha llegado ahora el momento de volver al Gobierno?
-Sigo con energía, entusiasmo, ideas y ganas. Volver a primera línea política es una cuestión de honor. Se lo deben a mi honor, que necesita ser restablecido. Pero tampoco es una apetencia desmesurada con la que sueñe. Soy una persona feliz en la docencia, disfruto cada día dando clase. Pero quiero ser muy sincero en este asunto. Tengo una cultura de pertenencia muy firme al PRC y eso implica una renuncia: una cosa es lo que yo quiero y lo que creo que merezco, y otra que las decisiones las toma mi partido. Si me necesitan, saben donde estoy. No quiero ser pretencioso. Mucha gente me dice que está esperando que vuelva. Y es posible que si no lo hago se sientan decepcionados y desilusionados.
-¿Con usted o con el partido?
-Con las circunstancias, con la situación.
-¿Ha tenido ya esa conversación con Revilla?
-Sí, sí. Hemos hablado y lo volveremos a hacer enseguida. No tenemos secretos entre nosotros. A lo largo de mi vida he arrastrado muchos sambenitos. Uno de ellos es que Miguel Ángel y yo nos llevábamos muy mal en determinadas épocas, lo cual es absolutamente incierto. Ha sido incierto siempre. Tenemos la suficiente confianza como para hablar de todo.
-Revilla llegó a decir hace tres años que usted volvería al Gobierno «y no como un jefe de gabinete».
-Él conoce mi carácter. Cada uno pone la línea a determinada altura en función de sus códigos, valores y creencias. ¿Debería aceptar ser director de esto o de lo otro? Probablemente no. No tengo muchas necesidades materiales y eso me permite tomar decisiones con más tranquilidad.
-Pero al nivel que usted quiere volver es complicado esta legislatura, con el Gobierno ya formado.
-No lo sé, no me he hecho esas componendas. Esa parte no me corresponde a mí.
–¿Ha renunciado a su carrera política en favor de su hijo?
–En absoluto, yo soy un animal político 24 horas al día. Javier tiene su número de DNI y no coincide con el mío. Él tiene vida propia y ha tomado sus decisiones por sí mismo, no le he inducido a nada. Tiene carácter y formación. Es un hombre libre y ha marcado su propio camino. En esta situación de adversidad, en la que además ha tenido que superar la fase de 'hijo de Marcano', ha ganado por primera vez para el PRC las elecciones en Torrelavega. Y se ha mostrado como un valedor de nuestro presente y futuro. Solo le pido a Dios que no lo maleen, que no tenga que recorrer los gólgotas y calvarios que ha recorrido su padre.
–¿Veremos a Revilla presentarse en 2023?
–Sí, estoy seguro. Si tiene salud, sí. La energía, entusiasmo y capacidad de persuasión no tienen edad. Y en todos esos aspectos Miguel Ángel está mejor que nunca. Ha sido su cumpleaños (77) y le deseé mucha salud, que es lo que necesitamos todos. Y yo seré, sin que suene a petulancia, el primero en alegrarse cuando se presente en 2023.
–¿Está el PRC a salvo de las crisis internas sufridas por otros partidos cuando ya no esté Revilla?
-Sí, sí. Tenemos un concepto de familia del que carecen los demás. Vamos a tener Revilla para rato, y cuando no esté no hay que acabar en una guerra de clanes ni mucho menos. No lo veo así.
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