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Hace justo 15 años llegó a los quirófanos de Valdecilla un 'compañero' de brazos articulados y precisión milimétrica llamado Da Vinci. El hospital cántabro se adentraba de forma pionera en la cirugía robótica, haciendo realidad lo que hasta entonces parecía impensable: un cirujano operando a su paciente sin tocarlo, sentado a los mandos de una consola, desde la que dirige a distancia las pinzas del robot, que llevan cámara incorporada, para intervenir de la forma menos invasiva lesiones que hasta entonces podían conllevar postoperatorios complicados –ese es uno de los principales criterios de selección–. Aquella revolución tecnológica, que reduce los riesgos y acorta el tiempo de ingreso porque la recuperación es más rápida, convirtió a Valdecilla, además, en un referente europeo para entrenar a cirujanos en su manejo a través del Hospital Virtual, donde se instaló un modelo gemelo.
La apuesta por la cirugía robótica, que se complementó en 2020 con la incorporación de un segundo equipo de última generación (Xi), permite ahora celebrar esos tres lustros de andadura con un hito: Valdecilla ha realizado la intervención número 5.000, una cifra simbólica de la que únicamente pueden presumir otros dos centros de España (ambos en Cataluña), lo que acredita la experiencia acumulada en el hospital cántabro, que se mantiene a la cabeza, pese al gran empuje que ha experimentado en los últimos años esta tecnología.
En el inicio de aquella aventura, en el año 2010, los 'padres' que echaron a andar el Da Vinci de Valdecilla fueron Manuel Gómez Fleitas, entonces al frente del servicio de Cirugía General, y José Luis Gutiérrez Baños, como jefe de Urología, las dos especialidades en las que se concentró el uso del robot. Más adelante se fueron sumando otros servicios, como Otorrinolaringología (2016), Ginecología (2019) y Cirugía Torácica (2021); y a punto de empezar está Cirugía Maxilofacial.
El robot consta de cuatro brazos articulados que se mueven como si fueran las manos del cirujano, manejados a distancia desde una consola anexa a la mesa de operaciones. La cámara se introduce junto al instrumental (pinza y bisturí) para reproducir en 3D el proceso en una pantalla.
El robot amplifica la imagen que el cirujano tiene del campo quirúrgico, elimina el temblor de sus manos y permite un movimiento del instrumental con todos los ángulos de giro de la muñeca. La consola se maneja sentado con dos mandos y pedales.
En este monitor auxiliar se puede seguir la acción del cirujano en tiempo real a través de una imagen tridimensional que muestra de forma panorámica la zona intervenida.
AUX STEP FOR JS
Precisión milimétrica: La robótica permite realizar intervenciones menos invasivas que la cirugía abierta y con una mayor precisión respecto a la laparoscopia.
Menos efectos secundarios: La recuperación del paciente es más rápida al ser una disección mucho más fina.
Reduce el tiempo de ingreso: Al tratarse de una operación menos agresiva
Formación: El segundo robot incorporado en Valdecilla
¿Pero qué tipo de intervenciones se realizan con esta técnica? Más de la mitad del historial del Da Vinci son pacientes de Cirugía General (2.756 operaciones). En concreto, como apunta el jefe de servicio, Juan Carlos Rodríguez San Juan, «las más frecuentes son las resecciones por cáncer de colon» (extirpación de parte del intestino grueso), «seguidas, pero a gran distancia, por la cirugía de la obesidad y los tumores de esófago». Pero la cirugía robótica también es la mejor opción para casos de diverticulitis, enfermedad inflamatoria intestinal, prolapsos rectales, grandes hernias en la pared abdominal, cáncer de páncreas o quistes hepáticos, por poner otros ejemplos. En realidad, se podría utilizar el robot para todas aquellas intervenciones que se hacen con cirugía laparoscópica convencional, pero es inviable por la limitación de disponibilidad de quirófanos. De hecho, para sacarle el máximo partido al doble equipamiento, dado que suelen ser cirugías complejas y que pueden prolongarse durante varias horas, se amplió la actividad también por las tardes.
La técnica del Da Vinci es similar a la que se hace con laparoscopia, con los mismos resultados oncológicos, pero sin embargo «el robot garantiza mejores resultados funcionales», apunta el urólogo Mario Domínguez, cuyo servicio lleva realizadas hasta la fecha 1.333 cirugías robóticas. La operación estrella en esta especialidad es el cáncer de próstata (prostatectomía radical robótica) –unas cien anuales–, «con la ventaja de que preservas la parte funcional, es decir, se reduce el riesgo de sufrir incontinencia urinaria o disfunción eréctil», lo que supone también ganar en calidad de vida tras la enfermedad. «Manejamos los brazos del robot como si fueran nuestras manos, eliminando el posible temblor, y es una herramienta muy versátil que te permite moverte por dentro, en espacios muy pequeños, con todos los ángulos de giro de la muñeca, frente a la rigidez de la laparoscopia», explica el médico.
Con el tiempo, este tipo de cirugía mayor mínimamente invasiva se ha extendido a otros procesos, como la extirpación quirúrgica de la vejiga en caso de tumor (cistectomía radical), que es la segunda operación más frecuente que se programa con el Da Vinci en el ámbito de Urología. Y, como en la próstata en los hombres, aquí también existe un riesgo funcional para las mujeres (al afectar a útero, ovarios o vagina) que se minimiza respecto a la cirugía abierta, que resulta muy agresiva.
2.756 intervenciones
tiene en su historial Cirugía General, principalmente de cáncer de colon, cirugía de la obesidad y tumores de esófago.
1.333 operaciones
suma el equipo de Urología, siendo los tres procesos más habituales el cáncer de próstata, el de vejiga y tumores de riñón.
712 cirugías
lleva Ginecología, que utiliza Da Vinci desde 2019. Se emplea en cáncer de endometrio (histerectomía) y para extirpación de miomas uterinos.
El robot, además, aumenta de forma muy importante el campo quirúrgico a través de la visión tridimensional de su cámara. «Es casi como operar con un microscopio», describen quienes lo manejan en su día a día. «El robot nos ayuda mucho también en casos complejos de tumores de riñón, de forma que podemos hacer una nefrectomía parcial en lugar de quitar el riñón completo», precisa Domínguez.
Los tumores son también la principal indicación de los casos que los otorrinos abordan a los mandos del Da Vinci. «Los procedimientos más habituales son la extirpación de tumores malignos de orofaringe y de laringe supraglótica y la extirpación de la base de la lengua para búsqueda de tumor primario de metástasis cervicales de origen desconocido», indica Carmelo Morales, jefe de Otorrinolaringología. Desde que incorporaron esta opción a su cartera de servicios, se han realizado 83 intervenciones, siempre muy complejas. Da Vinci hace fácil lo difícil: operar a través de la boca, como si fueran dos manos diminutas, lesiones que antes conllevaban cirugías aparatosas que podían implicar cortar la mandíbula y abrir el cuello. Como explican gráficamente los otorrinos, «nos permite trabajar por dentro de la 'cañería' sin tener que picar el 'suelo'», evitando así secuelas tanto estéticas como funcionales, sobre todo la capacidad de tragar.
116 operaciones
desde 2021 siendo las más habituales el cáncer de pulmón y tumores mediastínicos (en la cavidad que separa los pulmones del tórax).
83 casos
ha operado el equipo de Otorrinolaringología desde 2016, sobre todo extirpación de tumores malignos de orofaringe y de laringe supraglótica.
En Ginecología, que lleva en su haber 712 operaciones desde 2019, el uso del Da Vinci se centra en «la cirugía del cáncer de endometrio (histerectomía), la miomectomía en mujeres jóvenes que desean mantener la posibilidad de tener hijos; y los úteros miomatosos gigantes, que antes implicaba abrir la tripa y ahora podemos realizar con una intervención mínimamente intervencionista», señala la jefa de servicio, Yolanda Jubete. En el caso de Cirugía Torácica, que ha sido la última especialidad en estrenar las ventajas del robot, con 116 operaciones de 2019, los candidatos son los pacientes con cáncer de pulmón o con tumores mediastínicos, que afectan a la cavidad que separa los pulmones del tórax.
La última versión del equipo incorporó la posibilidad de «habilitar ventanas accesorias, de forma que podemos ver mientras operamos lo que otro compañero ve con el ecógrafo; o las reconstrucciones en 3D que se realizan en el Hospital Virtual para planificar la intervención», continúa Domínguez. El Da Vinci Xi cuenta también con una consola doble, «un plus formativo» para cirujanos, ya que pueden seguir la operación igual que el compañero que está operando. Ya son más de 120 los cursos impartidos en el hospital a profesionales tanto nacionales como internacionales.
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