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La vieja rivalidad entre Pablo Zuloaga y Pedro Casares ha vuelto a encenderse tras las elecciones del pasado mayo. Con la salida del PSOE del Gobierno de Cantabria, el exvicepresidente ha perdido toda representación institucional, más allá del protagonismo que pueda retener como diputado y ... portavoz de su grupo en el Parlamento. Ante esa ausencia de atención, miembros de su propia Ejecutiva y de otros sectores del partido coinciden en que podría estar buscando volver a la Delegación del Gobierno, apartando a Ainoa Quiñones, mano derecha de Casares, para recuperar buena parte de la presencia mediática a la que siempre ha dado tanta importancia. Hay que recordar que el pasado julio ya intentó ser candidato al Senado, un plan al que tuvo que renunciar tras enterarse de que es incompatible con su escaño de diputado.
Zuloaga ya ejerció como delegado del Gobierno entre 2018 y 2019, un cargo que utilizó como catapulta para darse a conocer antes de sus primeras elecciones autonómicas. Como parte de esa estrategia para recuperar el despacho en la calle Calvo Sotelo, Zuloaga ha comenzado una campaña de descrédito hacia la actual delegada, contra la que arremetió el pasado viernes ante más de medio centenar de dirigentes del PSOE asistentes al comité regional.
En un momento de la reunión, cuando Casares y Quiñones ya se habían marchado, Pablo Zuloaga tomó la palabra para criticar a la delegada por haber multado con 30.000 euros el pasado julio al Ayuntamiento de Castro Urdiales, gobernado por el PSOE. En concreto, la sanción llegó por lanzar los fuegos artificiales del Coso Blanco desde el Rompeolas cuando, al parecer, el Consistorio no tenía permiso para hacerlo. «Entre socialistas no nos pongamos multas», llegó a decir Zuloaga, una frase que enervó a muchos de los asistentes, que no daban crédito a que un exdelegado del Gobierno animara con tanta ligereza a prevaricar en público.
El líder del PSOE se apoyó en otros miembros cercanos de su directiva para desprestigiar a Quiñones en el comité regional, entre ellos el expresidente del Parlamento Joaquín Gómez, el exalcalde de Torrelavega José Manuel Cruz Viadero y el concejal de Castro Pablo Antuñano. Ellos fueron los encargados de criticar a la delegada por su escaso apostolado de la labor de gobierno de Pedro Sánchez, por no dar información a los ayuntamientos del PSOE y por no avisar de las visitas de los ministros. En concreto, le reprocharon que no avisara de la presencia de la vicepresidenta Nadia Calviño en Cantabria este mes. La ministra socialista, que participó en un curso de la UIMP, se quedó después el fin de semana de forma privada y visitó la cueva de Covalanas. El reproche a Quiñones, quien tampoco se encontraba en la región esos días, fue por no comunicárselo al alcalde de Ramales de la Victoria.
Este periódico se puso en contacto con la delegada del Gobierno, que confirmó que aunque no estuvo presente en el momento de las críticas, otros miembros del comité regional ya le habían contado lo sucedido. Pero Quiñones no quiso entrar a valorar las palabras de Zuloaga: «No voy a generar más ruido. Voy a seguir dedicándome a trabajar, que es lo que mejor sé hacer». Fuentes internas de la Delegación del Gobierno sí consideraron inadmisibles las críticas del secretario general del PSOE a la multa puesta al Ayuntamiento de Castro: «Se trata de una sanción administrativa y de ningún modo puedes mirar el color del Ayuntamiento, no se nos ocurriría hacer algo así».
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