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No es ningún secreto que Pablo Zuloaga y Pedro Casares, en otros tiempos aliados políticos, llevan enfrentados desde hace años. Mientras el primero se ha mantenido como secretario general del PSOE en Cantabria desde 2017, el segundo conserva el liderato del partido en Santander y ... su presencia en Madrid como diputado en el Congreso. Pero ahora sus aspiraciones se han cruzado. Tras muchos años sin decir una palabra más alta que otra y pasando por alto sus diferencias con Zuloaga, Pedro Casares ha patrocinado la candidatura alternativa de Susana Herrán como representante del PSOE cántabro en el Congreso Federal y habla sin cortapisas sobre su choque con Zuloaga y la necesidad de un cambio.
–¿Por qué ha decidido, precisamente ahora, dar este paso?
–Todos apoyamos a Pedro Sánchez. Es el principal valor y activo del PSOE y su liderazgo es indiscutible, pero hemos pensado que en este momento, en el que se empieza a decidir el futuro del PSOE también en Cantabria, lo mejor era que la propia militancia, y no la Ejecutiva regional, eligiera los delegados en el Congreso Federal.
–Precisamente porque todos apoyan a Pedro Sánchez la presentación de una candidatura alternativa solo se puede entender en clave de disputa interna.
–Cuando algunos dicen esa mítica frase de que «ahora no toca esto», yo siempre digo que es la militancia socialista la que debe decidir y construir el futuro. Todos estamos con Sánchez, pero siempre he pensado, antes y ahora, que deben ser los afiliados los que tomen las decisiones.
–¿No estaba bien representada Cantabria en ese Congreso Federal con Zuloaga y su equipo?
–Insisto. Si estamos decidiendo el futuro del partido, debe ser toda la militancia, y no la dirección regional, la que decida nuestros representantes, sobre todo, por la situación en la que está el partido en Cantabria.
–¿Cuál es esa situación?
–Hay dos asuntos diferentes. El primero es que en 2017 hubo un movimiento ilusionante de cambio en el PSOE cántabro en el que ganamos unas primarias con una nueva generación. Poco a poco, fuimos apartados y tomaron las riendas los que llevaban veinte años perdiendo congresos en Cantabria. Pasamos de ser un proyecto compartido por muchos a uno personalista apoyado por unos pocos. Tampoco se ha aprovechado todo este tiempo para fortalecer el poder municipal del PSOE, más bien lo contrario, y tampoco se ha logrado un relevo generacional clave para la continuidad del partido.
–¿Y el segundo asunto?
–Los resultados electorales de los últimos años. La actual dirección cogió un PSOE en el Gobierno y ha dejado uno en la oposición. Hoy somos la tercera fuerza política de Cantabria, y nunca pueden ser unos resultados electorales extraordinarios, como se ha dicho, cuando se pierden las elecciones. Cuando uno analiza todo esto se da cuenta de los problemas actuales que tiene el PSOE de Cantabria.
–¿Es más débil ahora el partido que cuando Zuloaga se puso al frente hace siete años?
–El partido que la actual dirección se encontró estaba dividido, pero ahora lo ha dejado todavía más dividido. No puede hablar de unidad quien ha dejado un partido mas desunido que el que se encontró. Y no es por culpa de las primarias. La unidad se construye día a día con trabajo.
–¿Considera, entonces, que la etapa del actual secretario general ha terminado ya?
–Estamos en una etapa de cambio y toca renovar toda la estructura del partido tras el Congreso Federal. Y esa es una decisión que tendrán que tomar los militantes.
–Pero, ¿sería bueno para el PSOE un relevo?
–Insisto, todavía no estamos en ese proceso. Cuando lleguemos a ese río, ya lo cruzaremos. Lo que está claro es que los militantes tienen la voz y la decisión sobre el futuro del partido.
–Es inevitable que muchos entiendan esta candidatura alternativa al Congreso Federal como el paso previo a confrontar a Zuloaga en el Regional.
–Son dos procesos distintos, pero seguidos en el tiempo. Es pronto para hablar de ello, pero, lógicamente, si damos este primer paso es porque habrá un segundo. Quien me conoce sabe que siempre me he mojado en los procesos orgánicos de mi partido. Seguramente haya una candidatura en el Congreso Regional, pero cada cosa en su momento.
–¿La encabezará usted?
–Yo ya tengo tomada la decisión, pero se la comunicaré primero a los militantes cuando toque.
–¿Ha hablado con Pedro Sánchez sobre el PSOE cántabro?
–Sí, muchas veces.
–¿Y es de la misma opinión que usted?
–Eso debería preguntárselo a él.
–Sí podrá contar si consultó en Ferraz la presentación de esta candidatura alternativa.
–Mis conversaciones privadas deben seguir siendo privadas, pero quien me conozca y sepa de mi forma de trabajar todos estos años, entenderá perfectamente lo que he hecho estas semanas.
–Oficialmente, en Madrid preferían que no hubiera candidaturas alternativas para, así, dar imagen de unidad. ¿Ha molestado allí su iniciativa?
–No, no me consta.
–¿Y tampoco le sorprendió el comunicado de Ferraz en el que dejaban claro que Zuloaga representaba perfectamente a la Ejecutiva Federal en Cantabria?
–Ese comunicado dice lo que dice, no lo que algunos quieren interpretar que dice. La Ejecutiva Federal se limita a señalar que estamos en un proceso en el que la militancia decidirá libremente y sin injerencias, y que en este momento, obviamente, el secretario general es el que representa al partido en Cantabria. Lógico. Yo eso lo comparto.
–¿Le ha costado mucho dar este paso público?
–Cualquiera que me conozca sabe lo mucho que quiero al PSOE. Me afilié justo después de la mayoría absoluta del PP en el año 2000. Siempre ha sido mi casa y mi otra gran familia, todo lo que hecho ha sido para mejorar el partido. Y ahora toca dar un paso al frente por responsabilidad y por el bien del PSOE. Si muchas veces no he hablado en público pese a tener diferencias sobre las decisiones que tomaba mi partido en Cantabria ha sido, precisamente, por responsabilidad, pero ahora ha llegado el momento de tomar decisiones.
–¿Influye en su decisión el miedo a perder su puesto en la Ejecutiva Federal?
–Los mismos que dicen que no voy a continuar en la Ejecutiva son los que me piden que dimita para encabezar una lista al Congreso Federal. La única realidad es que esa decisión deberá tomarla Pedro Sánchez. Solo él la conoce, y yo estaré donde mi partido y la militancia decida.
–Tres diputados de su partido le acusaban de cobarde hace poco en una tribuna en El Diario Montañés.
–No comparto los insultos entre compañeros. Ni en público ni en privado. No me gusta cómo usamos los medios para insultar a compañeros. Los mismos que me llaman cobarde ahora por dar este paso son los mismos que me apoyaron cuando di mi respaldo a otros candidatos.
–Los más damnificados de aquel cambio en 2017 fueron históricos como Eva Díaz Tezanos y su equipo, ¿qué relación tiene con ellos?
–Buena. El PSOE está construido con el esfuerzo de muchas generaciones, sobre todo de voces como la de Dolores Gorostiaga o Eva Díaz Tezanos. El PSOE debe cuidar y dignificar a sus referentes, y también escuchar a otros históricos con experiencia como Toñin Arce, Carmelo Hijosa, Miguel Ángel González Vega, Maxi Valle, Miguel Ángel Palacio o Ángel Duque. Con todos ellos he mantenido una gran relación de cariño y respeto.
–¿Se arrepiente de las formas que se usaron en 2017 para sustituir a esas personas al frente del PSOE? Fue traumático, con salidas del Gobierno incluidas.
–Tan importante en política es saber perder como saber ganar. Se tomaron decisiones equivocadas en aquellos años. Después de unas primarias hay que trabajar desde el minuto uno en la unidad del partido.
–¿Esos históricos apoyan el cambio que usted encabeza?
–Habría que preguntárselo a ellos.
–¿Hay un momento concreto en el que rompe o se distancia de Zuloaga?
–No, es la suma de muchas cosas, de muchas decisiones equivocadas. Y muchas veces he aguantado y me he callado por responsabilidad. Por ejemplo, con la política de pactos del PSOE en Cantabria. En las últimas elecciones municipales hemos sido muy generosos con el PRC, propiciando que tengan importantes alcaldías, como Torrelavega, pero ese pacto no ha sido correspondido en ayuntamientos como Cabuérniga, Ampuero, Los Corrales de Buelna… y hemos perdido alcaldías por la oposición del PRC en Santillana del Mar o Rionansa. Además, el PSOE perdió mucha credibilidad y respeto cuando anunció que se iba del Gobierno regional y luego se mantuvo. Son muchas cosas a lo largo del tiempo. Mi deber es apoyar al partido con responsabilidad y cuando llega el momento, como ahora, tomar decisiones.
–¿Fue especialmente doloroso el cambio en la Delegación de Gobierno? ¿Marcó un antes y un después en su relación?
–Lo he dicho muchas veces, Ainoa Quiñones estaba haciendo un papel extraordinario en la Delegación de Gobierno. Ella es un referente del PSOE y ojalá tuviéramos muchos como ella. Con su salida de Delegación perdimos un referente y un altavoz que defendiese las políticas de Pedro Sánchez en Cantabria.
–¿En algún momento se ha arrepentido de haber aupado a Zuloaga en 2017 como secretario general?
–Cuando tomamos esa decisión tenía claro que era muy importante abrir un nuevo tiempo y rejuvenecer el PSOE cántabro. Y volvería a liderar ese movimiento. No podemos volver sobre las decisiones del pasado.
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