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El PSOE de Cantabria, que hasta que tome posesión el nuevo Gobierno regional sigue siendo de manera interina aliado de Miguel Ángel Revilla, no ha roto aún todos los puentes con el PRC, pero ya ha colocado la dinamita en los lugares estratégicos por si ... hay que pulsar el botón. El líder autonómico de los socialistas, Pablo Zuloaga, se enteró el martes al mismo tiempo que el resto de cántabros de que los regionalistas habían dado un giro a la postura que manifestaron durante la noche electoral y que se abrían ahora a una abstención en la investidura de la futura presidenta, María José Sáenz de Buruaga, para evitar que Vox se convierta en la llave de la gobernabilidad. Los dos máximos responsables de las formaciones que forman el bipartito han hablado en diversas ocasiones del camino a seguir desde que se conocieron los resultados de las elecciones autonómicas y municipales del 28M, pero el anuncio de Revilla en televisión le pilló a Zuloaga totalmente por sorpresa.
Hasta el punto de que mientras el secretario general del PRC confirmaba en el programa Espejo Público que lo que el domingo era imposible ahora es posible (esa abstención que el PP celebra, pero de la que por ahora prefiere no pronunciarse), su homólogo socialista daba una rueda de prensa para defender la necesidad de que PSOE y PRC reediten los pactos en aquellos ayuntamientos en los que den los números para seguir desarrollando políticas socialistas. Cuando defendía esta postura ante los medios todavía no conocía el bombazo, así que este miércoles ha tenido que volver a convocar a la prensa para matizar sus palabras. Ante un contexto distinto, su posición también es muy distinta. En el fondo y en el tono.
«El PRC se quiere convertir en la muleta del PP, pensando más en lo suyo que en los intereses de Cantabria», ha dicho el todavía vicepresidente en funciones, que ha estallado contra Revilla y le ha reclamado que aclare qué quiere hacer en localidades como Torrelavega, donde la aritmética permitiría -en este caso es necesario un tercer aliado- a ambos socios mantenerse en el gobierno municipal. «No tenemos muy claro cuál es la postura del PRC. El domingo era una, el lunes era otra y ahora estamos pendientes de lo que digan mañana», ha afirmado el líder socialista en referencia al Comité Ejecutivo que ha convocado Revilla para el jueves a partir de las 19.00 horas para valorar los resultados electorales y decidir la nueva política de pactos. En cualquier caso, y pese al «evidente cambio del domingo al martes», el PSOE no da por cerradas las conversaciones, que siguen abiertas a través de los comités locales y con la supervisión de las direcciones regionales.
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Eso en cuanto a las consecuencias prácticas, pero en las formas de Zuloaga se veía el enfado por este «giro a la derecha» del PRC, lo que interpreta como «una vuelta de los regionalistas al redil» popular, de quienes fueron socios durante dos legislaturas entre 1995 y 2003. Duro en el tono, pero también en las palabras, porque el PSOE cree que el movimiento «responde más a los motivos orgánicos tras el batacazo electoral, que a los intereses de Cantabria».
Si hasta ahora Zuloaga había preferido no responder a las declaraciones de Revilla del domingo en las que relacionaba la caída del PRC a los acuerdos con Pedro Sánchez para intentar no poner palos en la rueda de posibles pactos a nivel local, este miércoles el socialista no se ha mordido la lengua y ha opinado que ese golpe de los cántabros al PRC no puede obedecer a su relación con Sánchez, porque el PSOE de Cantabria ganó 9.000 votos respecto a las elecciones de 2019. «De ningún análisis se puede desprender que sea un castigo a Sánchez, sino al PRC, que ha perdido 6 diputados, la segunda mayor caída de la historia del Parlamento de Cantabria tras los 7 diputados que perdió el PP en 2015», ha continuado.
Y de paso ha aprovechado la ocasión para marcar el terreno de juego de cara a la campaña de las elecciones generales del 23 de julio. Los socialistas vienen avisando de que PP y Vox son lo mismo, pero ahora dan un paso más y anticipan cuál será su estrategia en caso de que se consume su ruptura total con los regionalistas. «Lo que queda por resolver es si el PP y el PRC vuelven a ser también la misma cosa, como demandan alcaldes regionalistas», dijo Zuloaga sobre las palabras del regidor de Reocín, Pablo Diestro, que no solo es partidario de una abstención, sino directamente de un pacto que les permita entrar al Gobierno, reservarse algunas carteras y mantener poder autonómico.
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