Zuloaga, el líder atareado
La sobreexposición pública del delegado del Gobierno, secretario general y candidato del PSOE supone unas veces beneficios y otras desgaste
Jesús Serrera
Santander
Domingo, 22 de julio 2018, 16:03
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Jesús Serrera
Santander
Domingo, 22 de julio 2018, 16:03
Cinco semanas y 150 sonrientes fotos después de que trascendiese su designación como delegado del Gobierno en Cantabria, Pablo Zuloaga cumple de sobra el objetivo de visibilidad que perseguía el nombramiento. En la cúpula del PSOE creen firmemente que ese plus de presencia pública reforzará ... el liderazgo de Zuloaga y su proyección política en un momento dulce del partido. Sus adversarios, incluidos los de su propio partido, opinan con malicia cuando le ven pasear vírgenes en las procesiones de los pueblos que tanta sobreexposición no hará sino subrayar sus limitaciones y que al final le ocasionará más desgaste que beneficio.
El tiempo lo dirá. Por el momento, Zuloaga está atareado en el desempeño de al menos cuatro funciones principales y complementarias que le atañen: la de dirigir el partido al cumplirse ahora un año al frente de esa responsabilidad, la de crecer en el papel del candidato autonómico que será dentro de unos meses, la de coordinar la política socialista en el Gobierno de coalición en donde permanece aislada su antecesora, la vicepresidenta Eva Díaz Tezanos, y la de 'vender' los éxitos del Gobierno de Pedro Sánchez en Cantabria o disimular sus carencias, todo ello en provecho electoral del partido y del propio Zuloaga.
La pugna interna del PSOE vive tiempos de tregua. Las primarias electorales dictaron una sentencia contundente a favor de Zuloaga y en el sector crítico tienden a creer que no estaría bien visto insistir en las luchas intestinas, ahora que el partido está instalado en el Gobierno de la nación. Después del verano tendrá lugar la Conferencia Política, de la que saldrá el programa electoral de mayo, y a su debido tiempo se convocarán las primarias electorales en los principales ayuntamientos.
Con calma interna, la energía se concentra en los adversarios externos. Por ejemplo, en Íñigo de la Serna, que no deja de ser el principal referente del PP cántabro. Zuloaga descalifica la gestión del exministro de Fomento, pero naturalmente se apunta a los proyectos que dejó encaminados, y se moja lo menos posible sobre el futuro de las infraestructuras. O sea, lo que decidan Sánchez y el ministro Ábalos, incluido el AVE de la Meseta. Zuloaga hasta valora como una posibilidad por estudiar la conexión a través del País Vasco. Esa fue una opción razonable defendida desde diversas instancias, por ejemplo desde la UGT, hace más de una década, pero rescatarla de la nada a estas alturas supondría postergar la alta velocidad de Cantabria a un futuro muy lejano e incierto.
A ver qué dice al respecto Revilla, en vísperas de su encuentro con Pedro Sánchez. En tiempos de Rodríguez Zapatero, el presidente cántabro era el interlocutor único entre Cantabria y La Moncloa y ahora también quiere serlo con Sánchez, pero tiene que compartir espacio con Zuloaga y se nota mucho que no hay química entre quienes hoy son aliados pero mañana serán rivales en las urnas. La última de Revilla ha sido juzgar como una 'chapuza total' la actuación de la Guardia Civil en la fuga del individuo que les tiroteó en Turieno. El presidente eliminó enseguida su muy criticado tuit, pero la implícita descalificación del responsable político de la Benemérita, o sea, el delegado del Gobierno Zuloaga, ya estaba hecha.
Llueve sobre mojado. En la batalla interna del PSOE, en la negociación de los Presupuestos, en las irregularidades del Servicio Cántabro de Salud, en las turbulencias en la Consejería de Economía, en el apaño judicial del exdirector de Cantur y en otros tantos episodios la cohesión del PRC y el nuevo PSOE de Zuloaga se ha resquebrajado mucho. Muy señaladamente, en el conflicto docente, con el respaldo explícito de Revilla a los sindicatos frente a las directrices de la Consejería gestionada por el PSOE. En esta confrontación se notan todavía los efectos del controvertido relevo de Ramón Ruiz por Francisco Fernández Mañanes al frente del departamento educativo y también es un factor clave la proximidad de las elecciones sindicales, antes de los comicios autonómicos y municipales de mayo. Nada es por casualidad.
Los últimos sondeos sonríen al PSOE y le sitúan como el partido más votado en unas elecciones generales, incluso en Cantabria. Es una proyección puntual, inmediatamente después de la moción de censura que llevó a Sánchez a La Moncloa, con el PP desalojado del poder y en plena crisis de liderazgo, y sumido Ciudadanos en el desconcierto. El PSOE quiere expandir su espacio electoral desde el Gobierno con medidas de calado ideológico y económico: igualdad, memoria histórica, impuestos selectivos, más gasto público y menos control del déficit. Sus dirigentes se ven capaces de ganar electores en el bloque constitucional, de borrar el estigma de haber llegado al poder con el apoyo de independentistas y podemitas, y de mantenerse con continuas cesiones a tales compañeros de viaje. Siempre es posible un golpe de timón para corregir esa deriva. Sin embargo, al día de hoy la expansión socialista se ve más factible por la izquierda. También el PSOE cántabro de Zuloga se propone disputar el voto al PRC y al centro político, pero su crecimiento tendrá que ser, sobre todo, a costa de Podemos.
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