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Patrimonio

Jueves, 16 de enero 2020, 12:52

Patrimonio arqueológico

En el entorno de Ampuero se han localizado distintos ejemplos de megalitismo. Ha reseñarse en particular el conjunto del Alto de Lodos. Se compone de un menhir y un dolmen asentados a 700 m de altitud, en un lugar llamado El Peñascón, junto a la cumbre de las Nieves sobre la cual existe desde el siglo XVI una ermita dedicada a la Virgen. El menhir de Lodos, a 716 m de altitud, marca el límite de los municipios Ampuero, Rasines y Guriezo; se trata de un bloque de piedra caliza de 1,86 metros de altura clavado en el suelo y pronunciadamente inclinado. A 150 metros de distancia se encuentra el dolmen (728 m de altitud). Se compone de un túmulo compuesto por piedras de diverso tamaño que abarcan un espacio de trece metros de diámetro; éstas cubren una cámara de la cual faltan tanto la cubierta como las lajas de dos laterales y en cuyo interior se hallaron diversos materiales de industria lítica tallada. De los hallazgos materiales que ha arrojado este monumento (el primer sepulcro de su naturaleza inspeccionado en Cantabria) se ha deducido la presencia de grupos megalíticos en estos parajes desde mediados del siglo IV a. C.

Patrimonio civil

En Ampuero se localizan varios ejemplos de interés de arquitectura de la Edad Moderna, uno de los elementos más emblemáticos es la torre y la casa de Espina. Conocido también con el nombre de Palacio de la Bárcena, su aspecto actual se remonta a una reforma emprendida en 1602. Aquel año los hermanos Andrés de Espina Velasco y el contador real Juan de Espina Velasco contrataron con el maestro cantero Francisco del Haza, vecino de Cubas, la construcción de una casa junto a la antigua torre de Espina, construida en la Edad Media, con muros de mampostería y esquinales de sillería. Aquel mismo año, Andrés de Espina contrató con Pedro del Hoyo la reforma del interior del torreón, obra que posteriormente fue encomendada a Juan Ortega de la Peña y más tarde a Francisco de Pierredonda. La casa fue levantada con fachada principal de sillería y cubos en las esquinas. Simultáneamente se edificó la portalada también flanqueada con cubos, con un arco de entrada medio punto almohadillado similar al de las fortalezas militares de la época a cuyos laterales se esculpieron los relieves de dos gigantes con mazas. Juan de Espina casó con María de Mesa con quien tuvo un hijo homónimo que con el tiempo lograría formar un amplio gabinete de curiosidades, obras de arte y documentos que incluían manuscritos de Leonardo da Vinci, que mencionaría el pintor Vicente Carducho. En 1765, un incendio destruyó la torre en donde se guardaba el archivo familiar y en la que presumiblemente se habrían hallado estos tesoros. El palacio fue declarado Bien de Interés Cultural en 1994

Otros edificios de época moderna a reseñar son la torre de Villa Setién de Udalla, contratada en 1642 con los maestros canteros Blas Pérez de Irias y Juan de la Maza; las casas del entorno de la iglesia de San Mamés de Cerviago, fechadas a mediados del XVIII; o la casa-torre de Escajadillo de Hoz y Marrón, construida por el maestro cantero Pedro de Toca Ano y su hijo Pedro de Toca Solórzona en la primera mitad del siglo XVIII para el capitán José de Escajadillo, conforme al estilo monumental, barroco, con uso masivo y destacado de la sillería y los escudos de armas y los balcones que puede verse en obras contemporáneas del entorno del estuario del Asón.

Son muchos los ejemplos de arquitectura decimonónica y de principios del siglo XX de interés que pueden verse en el término de Ampuero. Entre ellos se cuenta la serie de bloques que enmarca la plaza Mayor de la capital. Se trata de edificios de dos a tres alturas, con balcones apoyados en columnillas de hierro formando un soportal. En este espacio se alzan una farola ornamental basada en un diseño firmado por Emilio de la Torriente en 1909 y un kiosko de música proyectado en 1926 por Leoncio Alonso. En el entorno de esta plaza y junto a la estación, se alzan numerosas residencias individuales finiseculares que incorporan junto a galerías acristaladas y miradores múltiples detalles ornamentales propios de la tradición centroeuropea o acuñados en el modernismo. Se atribuye el grueso de estas villas a arquitectos como Alfredo de la Escalera y el mencionado Emilio de la Torriente. Fuera de la capital es de reseñar el conjunto de residencias de Udalla, entre ellas la casa del ingeniero Pascual Landa, que evoca a los trabajos del arquitecto Atilano Rodríguez.

Entre los edificios públicos construidos a finales del XIX y principios del XX a destacar se cuentan las escuelas de Udalla, construidas en 1888 y atribuidas al maestro de obras Francisco Echevarría; la estación de ferrocarril, diseñada por el ingeniero Valentín Gorbeña en 1896, con una vistosa marquesina férrea; la casa consistorial, proyectada por Emilio de la Torriente en 1900 y reformada en 1931; y las escuelas de Ampuero, un gran complejo docente cuyo plano firma también De la Torriente en el año 1916. Por último llamar la atención sobre la interesante arquitectura funeraria que puede verse en los cementerios de Hoz y Udalla, con varios panteones decimonónicos.

El Palacio de La Bárcena, ligado al linaje de los Espina, data del siglo XV.

Patrimonio religioso

En los distintos núcleos de Ampuero se localizan diversos edificios y complejos religiosos de importancia entre los que se cuentan Santa Marina (Udalla), San Pedro (Hoz), Santa María (Ampuero), San Mamés (Cerviago) y el santuario de La Bien Aparecida.

Santa Marina de Udalla es un templo de dos naves que terminan en ábsides semicirculares producto de numerosas intervenciones. La cabecera y los primeros tramos fueron concluidos en sillería, mientras que los últimos tramos más largos fueron construidos empleando sillarejo y mampostería. A los pies se sitúa la portada alojada bajo la torre, construida en el último tercio del siglo XVII, sobre un proyecto del cantero de Ribamontán Francisco de Iglesia y restaurada en el siglo XIX (del proyecto original resta el cuerpo de campanas). Las partes más antiguas se fechan en siglo XIV. Tanto los capiteles como la cornisa están ornados con diversas figuras. De la obra mueble del templo destaca una imagen de Santa Marina pisando un dragón del siglo XIV y un Cristo de madera del escultor Jesús Otero. La iglesia fa singular ue declarada Bien de Interés Cultural desde 1984.

San Pedro de Hoz es un templo de dos naves construido a finales del XV, abovedado a finales del XVII, principios del XVIII. Alberga un retablo de mediados del XVI, obra de los Bueras, familia de ensambladores procedente de Voto.

Santa María de Ampuero es un templo de tres naves de tres tramos cubiertas con bóvedas de crucería de igual altura. La construcción se inició en el primer tercio del siglo XVI, hacia 1589, comenzó la obra de dos capillas (de Juan Bautista y de Diego Martínez Hierro) en la cabecera siguiendo las trazas de Rodrigo de Rasines. En 1636, se puso en marcha la erección de la torre, junto al tercer tramo de la nave de la epístola, y la portada sobre trazas de Felipe de Alvarado. La espadaña que domina la fachada del edificio se fecha a mediados del siglo XVIII, revelando las influencias de Marcos de Vierna. De su patrimonio mueble son de citar el retablo mayor, contratado en 1674 con Francisco Martínez de Arce, vecino de Liendo y fabricado a partir de 1693; y el retablo de la Cofradía de Jesús, trazado por Fiego de Lombera en 1621, ornado con pinturas deudoras de la pintura de Diego de Urbina y de la escuela madrileña.

San Mamés de Cerviago es un templo de tres naves de tres tramos cubiertas por bóvedas de arista, salvo el tramo que precede a la capilla mayor cubierto por una cúpula nervada. La primera referencia a esta iglesia se remonta al año 1084, cuando aparece mencionada en el Cartulario de Santa María de Puerto. La fábrica conserva algunos elementos góticos (entre ellos una portada de arco apuntado que se conserva en la capilla de San Francisco de Paula), si bien el grueso corresponde al siglo XVII y se encuadra dentro de la corriente clasicista. Su parecido con Santa María de Ampuero lleva a atribuir su traza a Felipe de Alvarado. De su patrimonio mueble son de destacar el retablo mayor, fechado hacia el año 1680; los colaterales de la Virgen del Carmen y de La Inmaculada, de principios del XVIII.

El Santuario de La Bien Aparecida de Hoz de Marrón es un lugar emblemático en Cantabria. A comienzos del siglo XX, en el marco de la política religiosa de Pío X, la imagen de la Virgen que alberga fue elevada a la categoría de patrona de la Montaña. El santuario es Bien de Interés Cultural desde 1983 con la categoría de Conjunto Histórico. Su origen se remonta al siglo XVII, cuando se localiza la figura mariana en la ermita de San Marcos. En 1697, un rayo destruyó el templo, iniciándose poco después su reconstrucción, que concluyó en 1722. Se trata de un templo de cruz latina de una nave con ábside poligonal destinado a la sacristía. Se cubre con bóvedas de crucería y soportes clásicos. La fachada presenta tres cuerpos (portada, cuerpo macizo y espadaña, reparada en 1736). En su construcción intervinieron maestros de la Junta de Cesto, siendo responsable de la traza Juan de Rivas Puente (en la construcción intervinieron también maestros de la talla de Pedro de Toca Solórzano, Bernabé de Hazas y Marcos de Vierna (autor de la portada y la espadaña), responsables de la recuperación de elementos de la arquitectura gótica, ya en pleno siglo XVIII). Fue dotada con cinco retablos churriguerescos de los que en la actualidad se conservan los tres más antiguos. El retablo mayor, fue trazado por Vicente Ortiz de Arnuero (traza reformada por Luis y Manuel Cortés del Valle) y construido en 1733, siendo ejecutado por Raimundo Vélez del Valle, encargándose de la imaginería Tomás de Gargollo Ortiz y del dorado Fernando Antonio de Fontagud. Alberga la imagen de la Virgen, una pequeña talla gótica del siglo XV. Los retablos colaterales fueron contratados con los maestros de Limpias Francisco de la Piedra Helguero, Francisco de Alvarado y Diego de Múgica. Junto al templo se alza el Hospicio de los Padres Trinitarios, un bloque erigido en 1908.

Fachada del Santuario de la Bien Aparecida, Patrona de Cantabria.

Otros edificios religiosos a reseñar son las ermitas de San Pedro (Rascón) y Santa Lucía (Bernales), ambas documentadas desde finales del XVI; la iglesia de Santa María o de la Purificación de Nuestra Señora (Marrón), un templo constuido en la segunda mitad del XVII; la ermita de San Roque, reconstruida en 1890; la iglesia de Nuestra Señora de la Mar (Marrón), construida en 1941; la ermita de Santiago (La Bárcena) construida en 1978.

Patrimonio industrial

En Ampuero se localizan varias ferrerías e instalaciones de molienda preindustriales de interés. Son de reseñar las ruinas de los molinos de Ocejo (Udalla) y La Bárcena (Ampuero), así como la ferrería preindustrial junto al río Vallino, incluida en el Inventario General del Patrimonio Cultural de Cantabria en 2002, y el molino-ferrería de Entrambosrríos, incluida en el Inventario General del Patrimonio Cultural de Cantabria en 2005.

También es de destacar el conjunto de puentes levantados en el último tercio del siglo XIX en distintos puntos del municipio de Ampuero. Entre ellos se cuentan el Puente de Ampuero, que salva el río Vallino y cruza la N-629; el puente de la Bárcena o de Santiago, que salva las aguas del arroyo Toberas; y el puente de Udalla, una estructura de hierro, tendida sobre el río Asón, que fue reformado en los años treinta del siglo XX.

Por último, es de reseñar un interesante elemento de la arquitectura del hierro: la estación de ferrocarril de Marrón, que presenta una tipología acuñada hacia 1896 por el ingeniero Valentín Gorbeña.

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