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Jueves, 16 de enero 2020, 12:56
Durante la Prehistoria, los numerosos abrigos y cavernas abiertos en los afloramientos calizos de Ramales de la Victoria fueron lugar de acampada y resguardo de grupos de seres humanos, que, al mismo tiempo, se aseguraban el control de los animales en su paso de la ... marina a los pastos de altura en verano. Esta circunstancia hace que, en la actualidad, este municipio tenga una de las mayores concentraciones de cavidades con yacimientos arqueológicos de la región cantábrica. Se concentran en tres sectores: las márgenes del Asón y los valles de sus afluentes, el río Gándara y su afluente el Calera y el río Carranza. Éste último curso, de 16 km nace en Vizcaya en el entorno de los Montes de Ordunte y penetra en Cantabria por un desfiladero recorrido por la C6210 y la línea de FEVE, antes de unirse al curso del Asón. En este estrecho tramo se localizan hasta 28 yacimientos arqueológicos en apenas un kilómetro, 22 de los cuales corresponden a Ramales (yacimiento al aire libre de Venta de la Perra y cuevas de Las Caldereras, de la Trinchera, del Arco A, del Arco B, del Arco C, del Arco Ch, del Arco D, del Arco E, del Arco F, del Arco F, del Arco G, de Pondra, de las Negras, de la Hiedra, del Morro del Horidillo, de Lorao, Chiquita, del Jabalí, Negra, de Sotarriza, del Sauco, del Cubillón), de éstas seis custodian manifestaciones de arte parietal paleolítico. Entre éstas se cuentan las del Arco A, B y C. En la primera se puede ver una serie de ocho unidades gráficas paleolíticas, con un pequeño conjunto de pinturas asignable al estilo III de Leroi Gourhan de varios animales y signos en rojo así como doce marcas negras; la otras dos custodian 39 unidades gráficas paleolíticas, la B alberga, además de pinturas rojas de ciervos, cabras, signos características del estilo III, un mamut grabado, del estilo II-III, único en la región; el conjunto del Arco C comprende pinturas rojas, relacionadas con las vecinas B y A. La Cueva de Pondra, con dos bocas, contiene una serie de grabados y pinturas de estilo característico de fases premagdalenienses repartidas por los 130 m de desarrollo, que suman 27 unidades gráficas. La cueva del Morro del Horidillo, en la parte más estrecha del desfiladero custodia una serie de dos unidades gráficas localizadas en la pared del fondo de una pequeña sala. La Cueva Negra y Sotarriza, situadas en la margen izquierda del desfiladero, frente a las anteriormente mencionadas. En la primera sólo se localizan marcas rectilíneas ejecutadas con carbón vegetal. La segunda custodia una representación de un caballo negro que se adscribe tanto al estilo IV antiguo de Leroi Gourhan, como a fases cercanas a éste.
Junto a la confluencia del Calera con el Asón, en el margen suroeste del monte Pando, también llamado monte Haza, se localiza Covalanas, una de las cuevas más emblemáticas del conjunto de Ramales, descubierta en 1903 por Lorenzo Sierra y Hermilio Alcalde del Río. Custodia un importante yacimiento y un relevante conjunto de manifestaciones artísticas paleolíticas agrupadas en tres bloques: concentraciones de marcas violetas, marcas negras y dibujos rojos, distribuidos por dos galerías, en su mayor parte en la llamada Galería de Pinturas. Se trata en total de 37 unidades y 14 conjuntos gráficos dibujados, contabilizándose un total de 188 elementos (101 son concentraciones de material colorante, 7 representaciones geométricas, 20 lineales y 37 puntos). De las 23 representaciones naturales identificadas 18 son ciervas, 2 équidos, un ciervo, un uro y otra podría ser un antropomorfo. Todas ellas fueron realizadas mediante la impresión digital. Sobre la base de la estratigrafía artística fueron realizadas en un momento premagdaleniense del Paleolítico superior. Fue declarada Monumento Arquitectónico Artístico en 1924.
Cerca de Covalanas se abre La Haza, con una única sala situada junto al abrigo exterior, que contiene representaciones de siete animales, además de otros signos y trazos, encuadrables dentro del estilo III de Leroi-Gourhan. Que también contiene un pequeño número de pinturas rojas de animales y signos. Por debajo de ambas, en un acantilado se abre el Mirón o Francés. En ella se ha podido examinar una de las secuencias de ocupación más completas de la región cantábrica, que abarca desde el Paleolítico Superior hasta el Calcolítico/Bronce. En la boca se localizaron varios grupos de grabados rupestres que incluyen un caballo y un posible bisonte. En este sector, otros yacimientos del Paleolítico Superior se encuentran en las cuevas de La Luz y El Horno o de la Manteca, esta última con materiales del Magdaleniense y el Aziliense.
Por último, en uno de los márgenes del Asón, en el mismo casco urbano de Ramales de la Victoria se localiza la cueva de la Cullalvera, descubierta como muchas de las antes comentadas a principios del siglo XX. Cuenta con una espectacular boca de 30 m de altura y 14 de ancho; custodia un yacimiento magdaleniense y de la Prehistoria Reciente, además, en su interior, a gran profundidad, se pueden ver una serie de pinturas de estilo IV antiguo de tres caballos negros, signos rojos, un panel de macarroni y numerosas marcas negras de cronología posterior.
La riqueza de este patrimonio ha llevado a proteger legalmente varios de estos yacimientos. Así, además de Covalanas, monumento arquitectónico-artístico desde 1924, la cueva de La Luz fue declarada Bien de Interés Cultural en 1985 y las cuevas de La Haza, Covanegra-Sotarriza, Cullalvera, Arco A, Arco B, Arco C, La Pondra y El Morro del Oridillo fueron inscritas en 1997 en el Registro General de Bienes de Interés Cultural del Patrimonio Histórico Español, con categoría de monumento (en la actualidad se les aplica el régimen de la Ley de Patrimonio Cultural de Cantabria de 1998).
En cuanto a la arquitectura civil, hay que señalar la existencia de varios edificios de interés erigidos en la Edad Moderna. Sobresale el Palacio de Revillagigedo, del siglo XVIII, incluido en el Inventario General del Patrimonio Cultural de Cantabria. Se trata de un bloque de cuatro alturas flanqueado por dos torres cuyo zaguán estaba precedido por tres arcos de medio punto rebajados y posteriormente tapiados. Fue destruido en 1839, durante y reconstruido a mediados del siglo XX. Otros edificios de esta época destacables son la casa mandada erigir en Ramales por Juan de Sarabia, caballero de la Orden de Calatrava, a principios del XVIII; y las escuelas de Gibaja, concertadas en 1670 por el maestro de cantería Pedro de Helguero.
En Ramales se cuentan varios ejemplos de arquitectura civil del siglo XIX, principios del XX reseñables, habida cuenta que la población hubo de ser reconstruida precisamente en aquellos tiempos, después de las guerras carlistas. Son de particular interés dos edificios públicos la monumental casa consistorial, edificada entre 1875 y 1903, con el propósito de albergar el juzgado de primera instancia e instrucción; y la biblioteca Juan Zorrilla San Martín-Fundación Orense, construida hacia 1900 a instancias de Francisco de Paula Orense y Herrero. Entre los edificios privados de interés de aquella época se cuentan Villa Ochoa fechada en 1880, así como diversos bloques emplazados en el paseo del Barón de Aznaeta (nº 16, fechada en 1896; nº 1, fechada en 1880, otra frente al ayuntamiento fechada en 1918 levantada en un estilo que recuerda a Eloy Martínez del Valle).
En Ramales de la Victoria se encuentran las iglesias de San Pedro (Ramales), San Emeterio y San Celedonio (Gibaja) y Nuestra Señora (Guardamino), las tres en su origen pertenecientes al monasterio burgalés de San Salvador de Oña.
Los elementos más antiguos de San Pedro de Ramales se remontan al siglo XVI y se corresponden con los pilares y el arco que separan el crucero de la nave; el grueso del templo fue erigido a partir de 1610, siendo contratado el maestro Martín de Palacio, vecino de Carriazo. Después de la Guerra Civil (1936-1939) fue sometido a una profunda reforma, que modificó el aspecto exterior. Se trata de un templo de cruz latina, con una nave de dos tramos; en el lado del evangelio se abre la capilla de Juan Ruiz Saravia, caballero de Calatrava y Tesorero General del Reino de Aragón, contratada en 1720 y levantada sobre planos del maestro Domingo Bringas, vecino de Matienzo. La iglesia custodia un retablo mayor churrigueresco ejecutado por Bernardo de Lombera y Francisco de Alvarado hacia 1727.
San Emeterio y San Celedonio de Gibaja comenzó a edificarse hacia 1500, reconstruida a finales del XVI, principios del XVII, interviniendo, entre otros, los maestros Pedro Ezquerra de Rozas (autor de la portada) y Juan de Monasterio. A mediados del XVII, la capilla mayor fue modificada siguiendo trazas de Blas Pérez de Irias, si bien se arruinó y su reparación no concluyó hasta 1862. La torre fue erigida a los pies en el siglo XVII. Se trata de un templo de una nave dividida en dos tramos; de su interior ha desaparecido la obra mueble original.
Nuestra Señora de Guardamino se considera que pudo erigirse en el siglo XIV. El templo actual responde a una reforma acometida en 1640 siguiendo trazas de Andrés de Landeral. Se trata de un templo de una nave con capilla mayor y dos tramos. Custodia un retablo neoclásico del siglo XIX, con una imágen gótica de la Virgen del siglo XIV.
Entre los santuarios menores se cuentan la ermita de San Salvador de Pondra y la ermita de San Juan, de origen gótico, de finales del XV, principios del XVI.
El camino viejo del Haza presenta los restos de un vial de la Edad Moderna y de uno más reciente construido durante los siglos XVIII-XIX. Así mismo, todavía se alzan tres puentes pertenecientes a esta antigua ruta, llamados de Gibaja, Puente Viejo de Ramales y Salto del Oso. Los tres eran en origen de madera, el último se considera levantado en piedra tras una inspección que conoció la ruta en 1549. Las pasarelas de Ramales fueron tendidas en madera tras en el marco de la decisión adoptada en 1499 de desviar el camino de Gibaja a Ramales. Su transformación en estructuras de piedra se remonta sin embargo a mediados del siglo XVII.
Por último, apuntar la existencia de los restos de una antigua ferrería en el paraje conocido como El Salto del Oso. Documentada desde 1622, fue modernizada a mediados del XIX (la última referencia data de 1874); en la actualidad pueden verse tres naves de las carboneras en mampostería. En Ramales se conservan otras dos ferrerías, una de ellas sobre el Gándara documentada únicamente en 1735, y la otra llamada Iseña, sobre el afluente homónimo, documentada entre 1622 y 1822.
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