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Jueves, 16 de enero 2020, 13:09
A mediados de los años noventa del pasado siglo se desarrolló un proyecto de investigación arqueológica sistemática del valle de Matienzo, que dio lugar al reconocimiento y estudio de un importante número de yacimientos de época prehistórica al aire libre y en cuevas.
Al aire ... libre: El yacimiento de la Muela se encuentra en un collado de la sierra Mullir, en las inmediaciones del monte El Copete se trata de una estación de superficie compuesta por acumulaciones de restos de talla de sílex. Yacimiento de Al aire libre, en los collados y linea divisoria se localizaron una necrópolis tumular, tres estaciones de cantera y un asentamiento, en las cercanías del valle, un asentamiento y dos grupos de túmulos. El yacimiento de La Piluca está formado en realidad por dos distintos situados al norte y sur de la cima La Piluca; los dos se componen de acumulaciones de piezas de sílex. El yacimiento de Beralta-Uzano, está situado en una ladera del camino que concide hasta el alto de Beralta y Piluca; se compone de un par de piezas líticas el conjunto tumular de Cruz de Uzaño se halla en la divisoria entre Matienzo y el valle del Asón; se compone de una serie de tres túmulos y un hito de 80 cm de altura.
En cuevas: Hasta 2003, en el valle de Matienzo se habían documentado 237 km de galerías, lo cual supone un catálogo de 1.856 entradas y sitios de interés espeleológico (vuevas, simas y complejos de más de 40 km). El yacimiento más conocido y uno de los más importantes del valle de Matienzo es la cueva de Cofresnedo, que se abre en la ladera este del monte El Naso, sobre el centro de la depresión de Matienzo, en el barrio de Cubillas. La cavidad tiene un amplio vestíbulo al cual se abre una galería de 275 m con escasas aperturas laterales. En 1964 se descubrieron las primeras evidencias arqueológicas; en sucesivas intervenciones se han podido recuperar materiales que abarcan desde el Paleolítico hasta la Edad Media. Así mismo, se han descubierto manifestaciones de arte rupestre; las más antiguos se datan en el Paleolítico y se localizan en dos puntos de la cueva: el vestíbulo y el interior (dos puntos en la Galería Principal). En la pared derecha de la entrada, a 20 m de la boca, se localizan 14 concentraciones de pintura en un lienzo de 7 m de longitud. Se asocian a las pinturas rojas tamponadas de la Cantabria orienta, un estudio ha revelado una datación anerior al Solutrense, llegando al Auriñaciense. Así mismo Cofresnedo custodia en su interior varios conjuntos de paneles de pinturas del tipo 'marcas negras' o 'esquemático-abstracto'. Se trata de 46 concentraciones de marcas dispuestas en dos paredes en forma de signos o paneles complejos abstractos. Los materiales permiten deducir que Cofresnedo ha atraído a grupos humanos desde hace más de 100.000, como testimonian los restos de época Achelense Superior localizados en el vestíbulo. Hace 30.000, la cavidad empezó a ser utilizada por los Homo sapiens que se desplazaban por esta zona, siendo uno de los paneles de pinturas del interior indicadores de la ocupación en el premagdaleniense. En el Mesolítico siguió cumpliendo la función de refugio y habitación estable que había conocido durante el Paleolítico. Durante el Calcolítico final y la primera Edad de Bronce (1.800-2.500), las galerías del interior se transformaron en lugares de inhumación al tiempo que el exterior era destinado a otros usos económicos. Cofresnedo mantuvo el destino funerario en la segunda Edad de Hierro, si bien en este periodo el ritual incluye la incineracion de los restos humanos, contándose once vasos tipo urna. En la tardoantigüedad y la alta Edad Media, la cueva conoce el último uso; en estos momento se datan tanto algunos materiales cerámicos recuperados así como las marcas negras que se pueden ver en los muros. La cueva de Cofresnedo fue declarada Bien de Interés Cultural en 1997.
Otras cuevas de interés son la cueva de Reyes, la cueva de las Grajas, la cueva de Cubío Redondo, la Cueva de Coburruyo, la Cueva roja, la Cueva de Rascavieja, la Sima del Diente, la Cueva 880 y la cueva 1289. La cueva de Reyes se abre en una ladera del monte El Naso y fue descubierta en 1993; los materiales se distribuyen entre dos puntos y se componen de utillaje metálico de hierro (aperos de labranza) y fragmentos cerámicos de orzas con decoración de dedadas y realces; se les ha datado entre finales del siglo II a.C. y el cambio de era. La cueva de las Grajas fue se halla en la ladera del monte El Duengo; su yacimiento fue descubierto en 1994; se compone de objetos que documentan tres utilizaciones (Calcolítico, cambio de era y Edad Media). El yacimiento de la cueva de Cubío Redondo fue descubierto en 1995; se compone de facies de conchero mesolítico situado en el fondo y en los laterales de la cavidad. La cueva de Coburruyo se encuentra en la ladera del monte Naso, sobre el barrio de Vega; el yacimiento se ha dividido en tres bloques de estudio: yacimiento del abrigo exterior (huesos y material lítico), sector interior y manifestaciones pictóricas (líneas, puntos, manchas). La cueva Roja se abre en una ladera del monte Naso; en su interior se han encontrado una serie de manifestaciones pintóricas del tipo 'marcas negras' o 'esquemático-abstracto' que se han datado en el año 1.080 d.C. En cueva de Rascavieja se han localizado oseras de especies carnívoras del Pleistoceno, así como evidencias de la práctica de inhumaciones realizadas entre el III y el II a.C. y de ritos con fuego en la Edad de Hierro. La sima del Diente forma parte de un conjunto de cavidades situado en el barrio de la Vega, a mitad de la ladera de la sierra del Naso, en la base de un catil de 800 m de desarrollo; en yacimiento ha proporcionado, entre otros elementos, restos de animales y elementos procedentes de un conjunto funerario del I milenio. El yacimiento de La cubía de la Vega, en la ladera norte del valle de la Vega, ha proporcionado fragmentos cerámicos en siete concentraciones, que componen la circunferencia de un vaso de la Prehistoria Reciente. La cueva 880 se halla en el fondo del valle, junto al extremo de la depresión; su yacimiento ha proporcionado materiales óseos y fragmentos de carbón. La cueva 1289 se halla en el fondo del valle, cerca del sumidero de Carcavuezo; en su interior se han localizado restos de fauna doméstica, así como un notable depósito cerámico en la falda de un cono de derrubios y forman parte de al menos dos vasijas.
Otras cuevas situadas en Matienzo de gran interés por albergar manifestaciones de arte rupestre son: El Risco, situada entre los barrios de Cubillas, El Sedo y Hozana; cueva de los Emboscados, localizada en una zona alta de la ladera sur del valle y reconocida en los años setenta, custodia un conchero mesolítico, un depósito sepulcral de la Prehistoria Reciente y un pequeño conjunto de grabados de animales (destacan dos de un ciervo y una cierva enfrentados) y unas pinturas rojas; y la cueva de El Patatal o de Sotarraña, en la parte alta del monte Naso, de unos 100 m de desarrollo, custodia un grabado representando un ciervo sin cabeza. El Patatal y Los Emboscados fueron declaradas Bien de Interés Cultural en 1997.
También albergan manifestaciones de arte rupestre, en este caso del tipo esquemático-abstracto, las cuevas de Cuatribú, Chica y Concebo. La cueva de Cuatribú abierta en la ladera sur del monte Mullir, tiene un desarrollo de 255 m, tiene un yacimiento en el vestíbulo en el que se recuperó cerámica, restos de fauna doméstica y un hacha de hierro (la pieza más destacada es una olla medieval); la serie de pinturas negras que custodia está distribuida por toda la cueva y se propone una datación medieval para la misma.
En el valle de Ruesga se localizan varias construcciones de origen tardomedieval. Entre ellas se cuentan dos bloques góticos levantados hacia 1500 y situados en Ogarrio; la casa de Arredondo, torre solar de la familia situado en Ogarrio reformada en el siglo XVI y ampliada con una casa de dos plantas en el XVIII, época en la cual se datan la cerca almenada de la corralada, la portalada y su cubo; la casa de Arredondo erigida a partir de la torre del Cerrillo de Ogarrio, remodelada entre 1596 y 1636 –en esta época se levantaron los cubos de las esquinas–; y la torre de los Arredondo, situada en Riva y fundada por Hernán García de Arredondo en el siglo XV. Se trata éste de un bloque cuadrangular de gran tamaño que fue profundamente reformado a principios del siglo XVII (década de los veinte) siguiendo trazas de Pedro de Saravia, vecino de Navajeda. A este maestro de cantería se debe la fachada, obra clasicista de sillería que presenta cinco arcos carpaneles en el soportal.
Así mismo, en las localidades del municipio se cuentan notables ejemplos de arquitectura de la Edad Moderna. Destacan El palacio de Juan Fernández del Valle y el palacio de Zorrilla San Martín El palacio de Juan Fernández del Valle, en la localidad de Valle, una singular construcción de concluida en 1610, conforme a trazas de Diego de Sisniega, maestro de cantería natural de San Mamés de Aras que había trabajado en El Escorial. Consta de un cuerpo central asentado sobre un soportal flanqueado por dos torres construidas en mampostería. Fue reformado en 1886, ampliándose en altura y añadiéndose una capa de colores geometrizante en la fachada principal, así como una serie de frescos en su planta noble, obra del pintor catalán León Criach. El edificio fue remodelado en 1997, perdiéndose algunas de las pinturas decimonónicas. Tras su reconversión en un establecimiento hostelero el bloque es conocido como 'Torre de Ruesga'. El edificio se incluyó en 2001 en el Inventario General del Patrimonio Cultural de Cantabria como Bien Inventariado.
El palacio de Zorrilla San Martín es un edificio de grandes dimensiones cuyo origen se remonta al siglo XVII, siendo objeto de sucesivas reformas que se prolongan hasta mediados del XVIII. Así, en 1624, los maestros de cantería Juan de la Agüera y Juan del Cueto, vecinos de Hornedo, y Juan Gutiérrez de la Llosilla, vecino de Valle, se concertaban para levantar la fachada principal de las casas y torre de Juan Zorrilla San Martín, alcalde de Castro Urdiales; a finales de aquella centuria, en 1692, el capitán Gaspar Zorrilla acordaba la reforma de la casa anterior con el maestro cantero Domingo Gómez de Quintana; finalmente, a mediados del XVIII, el obispo de Salamanca José Zorrilla San Martín hizo remodelar la construcción. El bloque revela dos etapas constructivas: a la primera se corresponde la fachada principal de sillería, a la segunda, el piso en forma de torre y la ampliación trasera. El palacio incluye una capilla bajo la advocación de Nuestra Señora del Rosario y San Nicolás de Bari, cuya construcción encomienda Miguel Zorrilla Arredondo en testamento, dado en 1712.
Otras construcciones de interés son la casa de Diego de Alvear de Ogarrio, construida hacia 1596; la casa de Gil de Valle, levantada en Valle hacia 1648 sobre trazas de Francisco Martínez del Valle; la casa mandada construir por Francisco Gutiérrez de la Riva hacia 1720 en Riva; la antigua casa consistorial y cárcel de Riva, erecta sobre un proyecto de Lorenzo de la Secada de 1659; la casa mandada construir por Francisco López de Cotilla en Valle, concertada en 1693 con el maestro de cantería Pedro de la Sierra; la casa de Benito José de Zaráuz en Barruelo, construida hacia 1718; la casa fundada por el contador Mateo de Lavanda Zorrilla y su mujer María Ezquerra de Rozas hacia 1720 en Ogarrio; la casa mandada construir por el teniente general de la Real Armada Francisco Cornejo hacia 1745 en Valle, sobre trazas atribuidas a Marcos de Vierna; y la casa de Fernando Ventura Antonio de Arredondo y Rioseco, Coronel de Milicias de Guadalajara en Nueva España, situada en Barruelo y levantada a mediados del XVIII.
En cuanto a la arquitectura del siglo XIX, principios del XX, son numerosas las muestras de la llamada arquitectura de indianos localizados en Ruesga, con profusión de galerías acristaladas. Sobresale la casa de Federico Porres del Castillo, construida en Valle en el año 1902, con dos fachadas ornadas con verandas y miradores de inspiración centroeuropea. Otros edificios a reseñar son Villa Luisa levantada en Valle a principios del siglo XX; la casa de Zorrilla Bringas en Ogarrio, un bloque del siglo XVIII, con una fachada levantada en 1900; o la casa de la familia de La Secada, en Matienzo. Entre los edificios públicos finiseculares cabe citar el cementerio de Mentera, concluido en 1884, con una portada historicista y varios panteones de interés; las escuelas de Matienzo, fundadas en 1888; las de Valle, levantadas hacia 1890; y las escuelas y casa consistorial de Riva, construidas a comienzos del siglo XX, sobre un proyecto atribuido al arquitecto Alfredo de la Escalera.
Son varias las iglesias de interés de Ruesga: San Félix (Valle), San Martín (Matienzo), San Esteban (Mentera), San Miguel (Ogarrio), Nuestra Señora (Riva) y San Pedro (Barruelo).
San Félix de Valle es un templo de una nave de tres tramos con capilla mayor de testero plano, flanqueada por dos capillas. La cabecera y su bóveda de crucería son góticas, del siglo XIV; la nave fue reformada en estilo clasicista a comienzos del XVII (la actual es moderna); la torre fue erigida en 1625 por los maestros canteros Francisco y Pedro Martínez del Valle y Juan Gutiérrez de la Llosilla, vecinos del Valle; y el coro concluido en 1663. En 1604 se concertó la construcción de la capilla de Juan Gil de Valle, en el lado de la epístola, sobre trazas de Juan Martínez del Barrio, vecino de Ojébar. Hacia 1610 se construyó la capilla de Juan Fernández del Valle, en el lado del evangelio, se atribuye el diseño al maestro Diego de Sisniega, natural de San Mamés de Aras. En el ábside se encuentra un retablo mayor moderno, al haber desaparecido el original, obra del siglo XVII. A mediados del siglo XVIII se abrió en el lado del evangelio, en el primer tramo de la nave, el oratorio de Nuestra Señora de los Milagros, a instancias de José Zorrilla San Martín, obispo de Salamanca. Consta de una cabecera triconque, con los brazos del transepto y ábside semicirculares, unida a la nave por un tramo de crucería. Se atribuye las trazas tanto al maestro Juan de Velasco Pontón como a Marcos de Vierna; alberga un retablo churrigueresco adaptado al ábside por un cascarón.
San Martín de Matienzo es un templo de una nave de dos tramos, con dos capillas abiertas a cada uno de los lados. El origen del edificio se remonta al siglo XIV; el tramo central de la nave está cubierto por una bóveda de finales del XV. En abre la capilla de Juan de Matienzo, uno de las muestras más tempranas de clasicismo en Cantabria, que se considera trazada ya bien por Diego de Sisniega, ya bien por Diego de Matienzo. En el evangelio se abre la capilla de Nuestra Señora del Rosario de finales del XVII. En 1742, el maestro de cantería Baltasar de la Secada proyectó nuevas cubiertas para la capilla mayor y el primer tramo de la nave, así como la apertura de dos nuevas capillas adosadas a la nave. Se cree que el retablo que se encuentra en la cabecera de la iglesia, obra de las primeras décadas del XVIII, estaba antes ubicado en la capilla de Nuestra Señora del Rosario.
San Esteban de Mentera es un templo de una nave con capilla mayor de crucería. La capilla mayor se data en el siglo XVI; en 1607 el maestro de cantería Rodrigo de la Lastra Zorrilla, vecino de Mentera, dio traza y condiciones para modificar la iglesia y un año después, Francisco Gil de la Cotera, vecino de Ogarrio, las modificó introduciendo elementos clasicistas. Custodia un retablo mayor prechurrigueresco, de comienzos del XVIII.
San Miguel de Ogarrio es un templo de una nave de dos tramos, con dos capillas abiertas a la capilla mayor. El cuerpo cubierto con bóvedas de crucería, levantadas conforme a los modelos utilizados por el arquitecto Juan Guas, se data en la primera mitad del siglo XVI; en aquel tiempo se data también la portada con un arco mixtilíneo y una puerta tallada en 1751 por Jacinto de Carranza. En 1605, la familia Arredondo mandó construir la capilla abierta en el lado del evangelio y en 1629, se concertó la construcción de la capilla de la epístola. Custodia un retablo mayor prechurrigueresco atribuido a Juan de Arroyo, vecino de Susvilla. En el muro de la epístola se encuentra un retablo churrigueresco de la primera mitad del XVIII dedicado a San Antonio de Padua. En la capilla de Arredondo hay un retablo clasicista, que se estima puede ser un fragmento de un antiguo retablo mayor fechado en 1623; en la de Diego de Cornejo un retablo rococó de la segunda mitad del XVIII.
Nuestra Señora de Riva es un templo de una nave de tres tramos con bóvedas de crucería, la de la capilla mayor es la más compleja y sigue los modelos de Juan Guas. El edificio se remonta a la primera mitad del siglo XVI; a comienzos del XVIII se levantaron las dos bóvedas que presenta la nave en la actualidad. En el siglo XIX se levantó la torre, de estilo clasicista. Custodia un retablo mayor neogótico y en las naves un par del siglo XVII y otros dos ensamblados en el siglo XIX.
San Pedro de Barruelo es un templo de una nave con dos tramos cubiertos con bóvedas de crucería. Las similitudes estilísticas con San Esteban llevan a datarlo en los primeros años del siglo XVII. Aloja un retablo mayor del siglo XIX, con una imagen del santo patrón romanista del XVII.
Otras edificios religiosos son la de la Virgen del Camino de Matienzo, del siglo XVII y la ermita de Nuestra Señora de Riva, construida en la segunda mitad del siglo XV, que custodia una serie de interesantes pinturas góticas. Por último señalar el humilladero de San Bernabé del barrio de Alcomba, con imagenes romanistas del XVI-XVII.
En Ruesga se pueden ver varias obras de ingenería de interés entre ellas se cuentan el puente de piedra de Valle, construido hacia 1794 sobre trazas de Juan del Río, vecino de Matienzo; el puente de Riva sobre el Asón, obra de sillería concluida en 1906; y el puente de Las lastras, una estructura de hormigón levantada en la década de los veinte del siglo XX sobre el río Asón.
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