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Jueves, 16 de enero 2020, 10:47
Los hórreos. En otros tiempos abundaron los hórreos en el valle de Anievas, y hasta no hace mucho se conservaba un ejemplar en Villasuso. En una finca cercana al río que pasa por el pueblo se encontraban los cuatro peyotes sobre los que se ... alzaba. El hórreo típico de este valle, que probablemente se puede extender al modelo predominante en la zona centro y oriental de la región, era el de tejado a dos aguas con entrada por el hastial.
El hórreo autóctono montañés es de planta rectangular. Se utilizaban como antiguos almacenes rurales cuya función era la de guardar el grano o cualquier otra semilla o producto agrícola para preservarlos de la humedad. Una característica común a todos los hórreos era la ausencia total de clavos en su construcción.
La unión de sus cuatro pilastras troncocónicas de piedra o de madera de castaño o roble con los cerramientos laterales y el tejado se realizaba mediante un complejo sistema de ensamblaje y, sólo en casos concretos, se empleaban espigas de madera. Barriopalacio fue uno de los lugares de Cantabria con más hórreos, sin embargo tampoco se conserva ninguno en la actualidad.
Relojes de sol. En la aldea de Villasuso se encuentran también los dos únicos relojes de sol que han sobrevivido al paso del tiempo: uno de forma rectangular apaisada, con semicírculo horario, enmarque y los números en árabe; y otro de un sólo cuadrante, sobre base de piedra rectangular y grabado todo en enmarque. Este último está situado en la cornisa de la casa de Tomás Castillo Herrera, más conocido como 'El pitero de Anievas'.
Piteros. Otro elemento etnográfico de este valle fue la afición al pito y al tamboril. Aunque en el resto de la región era común esta práctica, al menos desde el siglo XIX los piteros de Anievas sobresalieron sobre el resto y se ganaron la fama, siendo considerados como auténticos maestros de este arte musical.
Artesanía de la madera. Las maderas autóctonas de la zona, como el sauce o el abedul, dieron lugar a una importante actividad artesana de la madera, de la que actualmente apenas persisten restos.
Las fiestas populares del Valle de Anievas tienen unas características muy similares, pues en todas ellas suelen llevarse a cabo actividades lúdicas, deportivas, musicales (actuaciones de coros y danzas, romerías y verbenas) y religiosas. Entre las fechas festivas del municipio destacan las siguientes:
26 de julio, Santa Ana. Es la primera fiesta que se celebra en el valle, concretamente en el pueblo de Villasuso.
5 agosto, La Virgen de las Nieves. Se celebra en Cotillo el 5 de agosto.
15 agosto, Nuestra Señora de la Asunción. Festividad que se conmemora en Barriopalacio.
16 agosto, San Roque. Con esta fiesta que se celebra en Calga concluyen las festividades del municipio de Anievas.
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