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Jueves, 16 de enero 2020, 10:22
Algunos restos prehistóricos dan fe de la ocupación de las tierras del valle de Polanco y su entorno. Uno de los más recientes fue el yacimiento al aire libre puesto al descubierto en las terrazas del río Besaya durante la construcción de la autovía Santander- ... Torrelavega. En él se recuperaron lascas y núcleos líticos que evidenciaban la presencia humana en la zona. En el periodo prerromano diversas fuentes sitúan en este territorio a la gens cántabra de los Blendios, hasta la llegada de las legiones romanas. Precisamente, durante la romanización, como apuntan algunos historiadores, se llegaba hasta la villa de Polanco a través de la calzada romana denominada Vía de Agripa o camino de la Costa. Este recorrido enlazaba Portus Amanum o Sámano, próximo a la colonia de Flavióbriga (Castro Urdiales), con Portus Vereasueca (San Vicente de la Barquera), tras atravesar, entre otros, los términos de Escobedo, Arce, Oruña, Rumoroso y Polanco. Desde aquí continuaba hasta Barreda para de allí enlazar con Portus Blendium (Suances). Este puerto fue testigo, a raíz de la ocupación romana, de la intensa actividad comercial desarrollada en la comarca del Besaya a partir de la explotación de sulfuro de zinc extraído de las minas de Reocín y Comillas.
El itinerario de la Vía de Agripa fue utilizado en los primeros siglos de la Edad Media por los peregrinos que se dirigían a Santiago de Compostela. Para aquel entonces el valle de Polanco formaba parte de la organización territorial de la Merindad de las Asturias de Santillana. Las primeras referencias documentales a este respecto datan del siglo XI (1026 y 1056) y ponen de manifiesto la dependencia de la Abadía de Santillana. En el siglo XIV la consolidación del poder señorial y el debilitamiento de los monasterios llevaron a la vinculación solariega del territorio de Polanco a la Casa de la Vega, a pesar de su condición de behetría.
El gran desarrollo económico del lugar se produjo en los siglos barrocos, al convertirse Requejada en puerto de embarque de trigo castellano y recibir cargamentos de hierro, al tiempo que tuvo lugar un intenso tráfico comercial a través del denominado Camino de Burgos. Sin embargo, este impulso comercial no fue paralelo a la independencia administrativa, sino que se mantuvo la vinculación de Polanco a los Duques del Infantado –tal y como consta en el Informe de Floridablanca, de 1785– hasta la aprobación de la primera Constitución española el 23 de mayo de 1812 en las Cortes de Cádiz. Es a partir de entonces cuando la antigua jurisdicción del Mayordomado de la Vega y Honor de Miengo se transformó, dando lugar a los municipios constitucionales de Polanco, Torrelavega, Viérnoles y Miengo.
Varias circunstancias, como fue la derogación de la reciente Carta Magna tras la llegada de Fernando VII al trono en 1814, así como la intervención armada de los Cien Mil Hijos de San Luis (1823), cuya finalidad era restablecer al Rey en su trono soberanista tras el Trienio Liberal (1820-1823), determinaron que la reforma administrativa, retomada tras el fallecimiento del soberano en 1833, se retrasara hasta el año 1835. Fue en este momento cuando se llevó a cabo la división provincial en 13 partidos judiciales y 110 ayuntamientos, entre los que figura el de Polanco, dependiente desde su creación del partido judicial de Torrelavega.
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