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Jueves, 16 de enero 2020, 10:26
Los vestigios de la ocupación del hombre prehistórico en el territorio correspondiente hoy al municipio de San Felices de Buelna han sido documentados en las cuevas de Hornos de la Peña, en Tarriba, y Sovilla, a los pies del macizo oriental del Monte Dobra, muy ... cerca de la localidad de Las Caldas del Besaya. Los grabados descubiertos en ellas prueban la existencia de hábitat al menos entre el periodo Musteriense y la Edad de Bronce, en el primer caso, y del Magdaleniense Superior, en el segundo.
No obstante, el interés arqueológico de esta zona no se limita a la riqueza prehistórica de sus cuevas, sino que abarca hasta la época romana, periodo al que corresponden otros elementos significativos de ocupación, como son las estelas cántabras gigantes aparecidas en el municipio vecino de Los Corrales de Buelna, concretamente en Barros y Lombera, y también la estela romana dedicada al dios Erudino (s. II d. C.) recuperada en el Monte Dobra.
Estos restos, junto a los de la calzada del monte Fresneda –que formaba parte de la vía que unía Pisoraca (Herrera de Pisuerga) con el Portus Blendium (Suances) y bordeaba el municipio por el oeste–, evidencian la importancia de la presencia romana en el valle de Buelna.
Además, la arqueología demuestra que hubo acontecimientos bélicos en este territorio, que se incluye en el campo de batalla de las Guerras Cántabras, formado por los yacimientos del castro de la Espina del Gallego y los campamentos militares romanos de Cildá, El Cantón y Campo de las Cercas, un conjunto compartido por los términos municipales de Corvera de Toranzo, Anievas, Arenas de Iguña, Molledo, San Felices de Buelna y Puente Viesgo. Precisamente, en la línea divisoria de estos dos últimos municipios es donde se ubica el campamento de Campo de las Cercas, en una estribación denominada La Collada.
El valle de Buelna estuvo ligado en la Edad Media al dominio señorial de la abadía de Covarrubias. La información documentada a este respecto corresponde a finales del siglo X. Concretamente, fue en el año 978 cuando los condes de Castilla –Garci Fernández y Aba– fundaron para su hija Urraca el infantado de Covarrubias. En 1431 se constituyó el Condado de Buelna, que el rey Juan II de Castilla atribuyó a Pero Niño, descendiente colateral de uno de los linajes más ilustres de La Montaña: la Casa de la Vega. Su madre era Inés Lasso de la Vega, ama de cría del heredero de la Corona de Castilla, por lo que desde su infancia se educó en la casa del Rey, donde recibió una esmerada educación, en armonía con las actividades militares. En reconocimiento por sus acciones contra los corsarios en 1404 y su expedición de castigo a Inglaterra en 1405, fue nombrado primer titular de este condado.
Este título pasó después a su sobrino, el hijo de su hermano Alfonso Niño, abad de Santillana, quien encargó la construcción de la torre fortaleza levantada en su honor a finales del siglo XIV o principios del XV en el barrio de Llano, constituyendo en la actualidad el monumento más emblemático del valle de Buelna.
Con la extinción de este linaje, se hicieron con el señorío del lugar los marqueses de Aguilar y condes de Castañeda, después duques de Frías, hasta la formación del régimen municipal, en los comienzos del siglo XIX. En 1822 el valle de Buelna, uno de los de la Merindad de las Asturias de Santillana, se dividió en dos municipios: el de San Felices de Buelna y el de San Mateo, que pasó a denominarse en 1835 Los Corrales de Buelna.
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