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Jueves, 16 de enero 2020, 10:19
Los núcleos de Torrelavega albergan numerosos ejemplos de arquitectura señorial de la Edad Moderna. Destaca sobre todo el conjunto de residencias del núcleo de Viérnoles. La más antigua de todas ellas es una de las emplazadas en el barrio de Rodanil, una bella casa gótica, ... cuya cronología puede situarse en el siglo XV; presenta planta rectangular de una sola altura y ventanas apuntadas. En este mismo barrio se encuentra la casa de Rodríguez, del siglo XVII y adosada a ella, otra vivienda de similar antigüedad, revestida en piedra de sillería con escudo timbrado por yelmo que contiene las armas de la familia Rodríguez. En el barrio de Paramenes se localizan la casa de Velarde y Ceballos y el palacio de Ruiz Castañeda y Ceballos. Ambos se han datado tradicionalmente del siglo XVII. El segundo presenta planta cuadrada, soportal de cuatro arcos y solana a la cual se abren seis vanos. El palacio de Ruiz Castañeda y Ceballos es un bloque de sillería con acceso por un zaguán porticado y dos balcones con molduras en la planta noble flanqueado un escudo de armas. En el mismo barrio se alza la casa de Sánchez Bustamante, popularmente conocida como 'la de los Leones', merced al motivo que orna un escudo situado en una fachada lateral que la preside. Se trata de un monumental bloque de sillería levantado en el siglo XVIII. Presenta planta cuadrada y dos alturas. Se accede por un soportal de tres arcos de medio punto; en la planta noble se sitúa una solana de madera de cuatro tramos a la cual se abren una puerta y tres ventanas adinteladas, decoradas con molduras. En el barrio de Herrera se puede ver la casa que perteneciera al linaje de los Velarde –, propietarios de la ferrería 'La Rucha', que durante muchas décadas fue un importante centro económico–. En torno a ella se conservan varias construcciones populares correspondientes a los siglos XVI y XVII.
Otras muestras de arquitectura de estos siglos pueden verse en Barreda (casa de González de Villegas y Ceballos), Sierrapando (casona de Obregón del siglo XVIII), Tanos (barrio de Santa Ana) y en el mismo Torrelavega (casa de Calderón de la calle Mártires, mandada levantar por Manuel de Iglesia Calderón a comienzos del siglo XVIII).
En las últimas décadas del siglo XIX y principios del XX, Torrelavega pasó de ser un núcleo rural, en un importante núcleo urbano merced a la expansión industrial que experimentó gracias a la instalación de grandes compañías, que se beneficiaban tanto de la presencia de materias primas en el entorno, como de la situación geográfica estratégica del municipio. Testimonian la expansión decimonónica numerosos bloques de viviendas y varios edificios públicos de la ciudad. Cabe resaltar los edificios porticados de la Plaza Mayor y la plaza Baldomero Iglesias, donde se ubica la antigua casa consistorial, comenzado a construir en 1852. El ayuntamiento actual se encuentra ubicado en el llamado Palacio Herrero cuya construcción fue encargada por Demetrio Herrero al arquitecto laredano Joaquín Rucoba, autor del teatro Arriaga y el ayuntamiento de Bilbao. Se trata de un bloque de sillería y tres alturas flanqueado por dos bloques de viviendas más sencillas al cual se accede por un pórtico de tres arcos de medio punto y en cuyo eje central destaca una ventana abierta en la cornisa, entre otros dos vanos, enmarcada por molduras barroquizantes y coronada por una torre. En el interior sobresale la escalera con balaustrada de mármol de Carrara, iluminada por una vidriera con el escudo de la localidad y cubierta con una bóveda decorada con pinturas murales de regusto rococó realizados en el año 1906 por el pintor barcelonés Ramón Fraxenet. En 1925 fue adquirido por el consistorio para albergar su sede, que se inauguró en enero del año siguiente.
Otros ejemplos de arquitectura del XIX a destacar son la antigua Casa del Pueblo, construido en el año 1873; un edificio de cinco alturas del Pasaje de Saro, levantado en el año 1870, junto a la antigua parroquia de la Consolación; y la casa-palacio de los condes de Torreanaz, erigida a principios del siglo XX y actual sede de la biblioteca municipal.
En cuanto a la arquitectura del siglo XX, a modo de ejemplo de la supervivencia de rasgos decimonónicos más allá del cambio de centuria se cuentan edificios como el número 2 de la calle Fernández Quijano, levantado en 1930. Otros ejemplos de arquitectura de este pasado siglo son el chalet para un ingeniero de Sniace (1946) en el paseo Julio Hauzer, sobre un proyecto de Deogracias Mariano Lastra y, sobre todo, Sagrados Corazones (Nuestra Señora de la Paz) un complejo concluido en 1966 compuesto por una residencia, un colegio y una iglesia, proyectados por el fraile y arquitecto andaluz Francisco de Coelho de Portugal. Sobresale la iglesia caracterizada por los muros de hormigón levantados entre zócalos de vidrio. En su fachada resalta la imagen de la Virgen envuelta en cartelas con la palabra paz, obra concebida por el escultor catalán Josep María Subirachs, que había colaborado con Coelho en el santuario leonés de la Virgen del Camino.
En Torrelavega se encuentran varias muestras de arquitectura de interés anteriores al siglo XX, se trata de la iglesia parroquial de La Montaña, San Román (Viérnoles), San Martín (Ganzo), la ermita de Santa Ana (Tanos), la iglesia de Duález y Nuestra Señora de la Asunción (Torrelavega).
La iglesia parroquial de La Montaña es el templo más antiguo del municipio. Se trata de una construcción gótica del siglo XV. Presenta planta cuadrada con ábside cubierto de bóvedas de crucería con ligaduras. El resto del edificio es del siglo XVI.
San Román de Viérnoles es un templo de una nave divida en dos tramos y capilla mayor cuadrada, cubiertas por bóvedas de crucería; a los pies se alza una torre de cuatro cuerpos. Sus rasgos estilísticos llevan a fecharla en el siglo XVII, si bien en una de sus fachadas consta inscrito el año 1733. Custodia un retablo romanista, obra deudora de Rodrigo de los Corrales, reformado en 1702 tras un incendio; son destacables algunas de las piezas escultóricas que presenta, atribuibles al escultor Juan de Pobes.
San Martín de Ganzo es un templo de tres naves de dos tramos, con capilla mayor cuadrada a la cual se abre una capilla en el evangelio cubierta con bóvedas de crucería; a los pies se alza una torre de cuatro pisos. Se data en el siglo XVII. Su interior está muy reformado a causa de los daños originados por un incendio.
La ermita de Santa Ana de Tanos – una inscripción la fecha en el año 1667–. Se trata de un templo de planta rectangular y ábside cuadrado con cubierta de crucería. Presenta en la fachada principal portada de piedra de sillería con arco de medio punto enmarcada por un frontón hornacina. Es de reseñar la presencia en una hornacina del presbiterio, las estatuas orantes de la familia fundadora: Tomás del Corral y Catalina de Castañeda Quijano.
La iglesia de Duález es una construcción historicista del siglo XIX de una nave. Está hornada con una espadaña de doble tronera rematada con frontón triangular, en cuya parte superior central se alza una cruz de piedra y en cuyos extremos adornan dos bolas herrerianas.
Nuestra Señora de la Asunción es una iglesia levantada conforme a los principios rectores del neogótico, acuñados a mediados del siglo XIX. La primera piedra fue colocada en el año 1892, en una solemne ceremonia que constituyó un gran acontecimiento para la población, por aquel entonces villa y el templo fue inaugurado el El 15 de agosto de 1901, coincidiendo con la festividad de la Virgen Grande. El proyecto corrió a cargo del arquitecto José María de Basterra y al frente de las obras estuvo la Escuela de Artes y Oficios de Torrelavega, que dirigía Hermilio Alcalde del Río. El edificio, construido en piedra caliza, presenta una planta basilical con tres naves escalonadas y dos capillas. La fachada principal está dividida en tres calles, de las cuales la ubicada en el centro tiene tres cuerpos horizontales, situándose en el inferior la puerta de acceso, abierta en tres arcos apuntalados cubiertos con guardapolvos. El cuerpo superior inmediato a éste tiene varias arquerías ciegas apuntadas sobre columnas adosadas a los pilares. Por encima, separado por una cornisa festona, se levanta el último cuerpo, en cuya fachada se encuentra un gran rosetón. En la nave de la epístola se alza una torre de planta cuadrada de cuatro cuerpos, rematada por una aguja flanqueada por pináculos, de inspiración inglesa. En el lado del evangelio se abre una pequeña capilla con bóvedas de crucería, en la que se encuentran el retablo de la Milagrosa y las tumbas de los condes de Torreanaz. En esta iglesia descansan también los restos de Leonor de la Vega, hija de Garcilaso III, señor de la Vega, y matriarca de la villa, que murió en el siglo XIV. Su sepultura fue trasladada aquí tras la demolición de la iglesia de la Consolación. Otras obras obras muebles de interés son el Cristo de la Agonía, obra neoclasicista del escultor aragonés Juan Adán (1741-1816); varios lienzos del siglo XVIII, los retratos de los papas León XII y Pío X, numerosas obras de platería y un órgano romántico de 25 registros, donado en 1917.
Es de destacar que Torrelavega cuenta con algunas de las mejores muestras de arquitectura religiosa contemporánea de la comunidad autónoma. Se trata de la iglesia de la Virgen Grande de Torrelavega, la iglesia de San Miguel de Campuzano yla iglesia del colegio de los Sagrados Corazones de Torrelavega. La iglesia de la Virgen Grande o de San José Obrero, llamada la 'nueva', es uno de los edificios más relevantes de Cantabria. Fue proyectada y construida entre 1956 y 1962. Su planta elíptica y la espectacular cúpula nervada que la cubre reproducen una fórmula que su arquitecto madrileño Luis Moya Blanco (1904-1990) utilizó para la iglesia de la Universidad Laboral de Gijón (1946-1956). Se levantó en un solar que anteriormente habían ocupado el antiguo templo de la Consolación, demolido en 1937 y la torre de la Vega, una construcción gótica que fuera en su época residencia de los señores de la Vega, fundadores de la villa y regidores del señorío que luego quedó en manos de los marqueses de Santillana y más tarde de los duques del Infantado. En este edificio renuncia a los órdenes clásicos y desnuda los materiales constructivos. La portada principal, en la fachada sita en la calle Serafín Escalante, es un arco de medio punto abovedado con hornacinas a ambos lados. Dos grandes puertas adinteladas se abren en la parte interior, junto a otras dos más pequeñas, mientras que en la zona superior destaca una espadaña que alberga el reloj y el campanario. Remata el muro una imagen del Sagrado Corazón, obra de Higinio Sainz. En el dintel de otra puerta existente en la fachada meridional del edificio se aloja un gran relieve de Jesús con los niños, labrado en piedra por el escultor Jesús Otero. La nave elíptica de su interior está dominado por una cúpula estrellada de 32 x 24 m de anchura, con nervios de ladrillo, que descansa sobre una base de hormigón sujeta por más de 25 km de varillas de hierro. Esta iglesia custodia la imagen gótica de la Virgen Grande, una de las más veneradas de la región, que data del sigo XV.
San Miguel fue proyectada en 1962 y construida en 1965 en Campuzano sobre un proyecto del arquitecto torrelaveguense Ricardo Lorenzo. Se trata de un templo de planta circular distribuido a modo de laberinto, con escalinatas de distinto grado. Se considera uno de los mejores ejemplos de la arquitectura orgánica de Cantabria.
Sagrados Corazones (Nuestra Señora de la Paz) es un complejo concluido en 1966, compuesto por una residencia, un colegio y una iglesia de planta triangular y disposición de auditorio, proyectados por el fraile y arquitecto andaluz Francisco de Coelho de Portugal. Sobresale la iglesia caracterizada por los muros de hormigón levantados entre zócalos de vidrio. En su fachada resaltan la imagen de la Virgen envuelta en cartelas con la palabra paz, obra concebida por el escultor catalán Josep María Subirachs, que había colaborado con Coelho en el santuario leonés de la Virgen del Camino. Fue incluida en el Inventario General del Patrimonio Cultural de Cantabria en 2002
Otras muestras de arquitectura religiosa del siglo XX son las iglesias de Torres, Barreda, Sierrapando y Tanos. La iglesia parroquial de Torres fue edificada en 1927 por la Real Compañía Asturiana de Minas. Fue levantada conforme a pautas historicistas muy depuradas en hormigón y escayola presenta planta rectangular rematado por un ábside circular. En los muros norte y sur tiene adosados dos cuerpos de menor altura con una sucesión de arcos de medio punto y, al norte, una torre cuadrada más elevada. De su interior cabe resaltar las columnas con capiteles decorados.
Santa María de Barreda fue levantado en 1950 por el arquitecto Lavín del Noval. Responde al llamado estilo neomontañés, basado en la arquitectura barroca. Esta filiación queda evidenciada en su puerta de ingreso, cobijada en el arco de medio punto de su fachada de sillería orientada al oeste.
La iglesia de Sierrapando, fechada en 1957, es de planta rectangular con nave de seis tramos, en cada uno de los cuales se abren dos vanos en arco de medio punto, separados por los contrafuertes. Su ábside es rectangular, de menor altura, y se ubica al oeste, mientras en el muro sur lleva adosada una torre. En Sierrapando se localiza también el convento de clausura de las Madres Carmelitas Descalzas de Sierrapando, que llegaron a Torrelavega en el año 1961 y representan la Orden contemplativa más numerosa de la Iglesia. Este monasterio, ubicado en la calle Santa Teresa, está dedicado a la advocación de los santos reyes Luis y Fernando.
En esta misma localidad se encuentra la iglesia parroquial de la Virgen de las Nieves de Tanos, consagrada en 1974. Se trata de un edificio muy funcional, con estructura de hierro y ladrillo, proyectado por el arquitecto burgalés Álvarez de Eulate. En su interior son de destacar las imágenes de la patrona y un Cristo.
En Viérnoles se localiza la ferrería de La Rucha, documentada desde 1398. Fue entre los siglos XVI y XIX la segunda más importante de Cantabria. Perteneció a la casa de Guerra, apareciendo en el testamento de Gutierrez Pérez Guerra, fundador del mayorazgo de Guerra, y más tarde pasó a la familia de Velarde. En la Real Chancillería de Valladolid quedaron almacenados numerosos documentos, testimonio de los intercambios comerciales que sus dueños practicaron con Castilla-León, mediante el trueque del hierro por vino y cereales. Sus ruinas atestiguan la existencia de aquella floreciente empresa que quedó obsoleta con la llegada de la nueva tecnología y los altos hornos.
En cuanto a la arquitectura de la industrialización Torrelavega cuenta con interesantes ejemplos. Entre ellos es de destacar en particular el complejo de Solvay, cuya construcción se inició en 1904, conforme a un proyecto enviado desde Bélgica. Incluye tanto las infraestructuras fabriles como los bloques de vivienda y equipamiento de un poblado industrial (viviendas de trabajadores, viviendas de operarios y responsables de la fábrica, escuelas, iglesia...). Estilísticamente combina el ladrillo, siguiendo la tradición de las fábricas anglosajonas, con una ornamentación neomudéjar en puertas y ventanas. Otro ejemplo de arquitectura industrial importante es la Fábrica La Lechera, se encuentra sobre el solar de la fábrica textil del Duque del Infantado (1800) y fue en origen una azucarera (1898), transformada en láctea en 1926. En la actualidad aloja la feria de muestras.
El patrimonio torrelaveguense incluye, además, los fondos artísticos municipales, que contienen alrededor de 450 objetos, entre los que cabe destacar numerosas pinturas realizadas por Gerardo de Alvear, Fernando Calderón, Pancho Cossío, Faustino Cuevas, Pedro Sobrado y Gloria Torner, entre otros. Junto a ellas, llaman la atención las obras escultóricas presentes en el municipio torrelaveguense, especialmente las pertenecientes a la colección de escultura contemporánea en espacios públicos, que decoran las rotondas del boulevar ronda.
En este grupo figuran la obra de 25 m de altura 'Oteando', del artista valenciano Miquel Navarro, ubicada en la glorieta de la Unidad Vecinal Nueva Ciudad-2; los tres grupos escultóricos del cántabro Jesús González de la Vega, que son alegorías al mundo del trabajo, de la minería y de la emigración; la de 'Cuatro cuadros', del artista Chema Alvargonzález, realizada en acero y neón y situada entre el barrio Covadonga y la carretera a Cartes; y el conjunto de rocas, denominado 'Sin título', de Adolfo Schlosser, dispuesta en la glorieta entre Campuzano y Tanos. A éstas hay que sumar las que ornamentan las rotondas del tramo del boulevar comprendido entre la glorieta de Torres –donde se encuentra la denominada 'Mi casa en Torrelavega', del autor catalán Jaume Plensa– y el 'donuts' o glorieta de Martín Blanco, que preside la fuente luminosa. En este trayecto se ubican también un conjunto de paneles metálicos, de José Pedro Croft, instalada en la glorieta de Pablo Garnica; y la denominada 'Fuente de Granito', realizada por Juan Asensio.
Además, en el parque Manuel Barquín se encuentra la obra escultórica 'Toro', de Jesús Otero, mientras que adornando la plaza de González Trevilla (Pequeñeces) está situada la que fuera única escultura de la ciudad en los años ochenta. Se trata de la dedicada a 'Mero, el barrendero', realizada por Jesús González de la Vega. La siguiente en el tiempo en ser instalada, a finales de los noventa, fue el busto dedicado al jugador de bolos Telesforo Mallavia, en La Llama. Por otra parte, en la plaza de San Bartolomé se erige la 'Aldeana', de Vidal Calderón; en la de Baldomero Iglesias, una obra dedicada a los fundadores de la ciudad; y en la de Mauro Muriedas, un homenaje al artista.
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