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Jueves, 16 de enero 2020, 11:17
Campoo de Enmedio es un municipio muy rico en yacimientos arqueológicos. Uno de los vestigios antiguos más llamativos es el menhir de Fresno, perteneciente a la Edad de Bronce y conocido como la Peña del Fraile. Sobre terraza fluvial en la cuenca del río Híjar, ... afluente del Ebro que discurre por este municipio, se han documentado importantes restos arqueológicos del Paleolítico Inferior y en fases avanzadas de la Prehistoria (manifestaciones megalíticas).
El yacimiento del Castro de Las Rabas, en Celada Marlantes, atestigua la existencia de una cultura de castros en Cantabria durante la Edad del Hierro (siglos II-I a. C.). En él se realizaron diferentes excavaciones durante las distintas campañas llevadas a cabo entre 1968 y 1986. Fruto de estos trabajos se obtuvo una información arqueológica fundamental que permite profundizar en los modos de vida del pueblo cántabro antes de la romanización. Entre los hallazgos más importantes figuran dos tipos de cerámica: la claramente indígena, hecha a mano, y la fabricada a horno, de procedencia celtibérica, además de abundantes objetos de hierro (cuchillos afalcatados, navajas, hachas...) y de bronce (agujas, placas, pendientes, etc.). Este yacimiento fue declarado Bien de Interés Cultural en 2004.
Las ruinas de la ciudad romana de Iuliobriga (Julióbriga), en Retortillo, constituyen el yacimiento arqueológico al aire libre más espectacular e interesante, tanto desde el punto de vista científico como didáctico de Cantabria. Se trata de un conjunto urbano con numerosos cimientos de casas, edificios públicos y gran cantidad de restos cerámicos, metálicos, etc., declarado Bien de Interés Cultural el 29 de marzo de 1985.
Fue en 1787 cuando el agustino Enrique Flórez publicó la obra La Cantabria. Disertación sobre el sitio y extensión que tuvo en tiempo de los romanos la región de los cántabros, con noticias de las regiones confinantes y de varias poblaciones antiguas, introducción al tomo XXIV de la España Sagrada, identificó las ruinas de Retortillo con Iuliobriga, mediante el estudio de las fuentes clásicas localizaba los escenarios de las Guerras Cántabras. Un siglo más tarde, en 1885 y a la vista de diversos objetos romanos encontrados en un pozo cisterna, Demetrio Duque y Merino editó la primera monografía sobre la ciudad, Nuevas Antigüedades recién descubiertas en Julióbriga. Proyecto de un museo cantabrojuliobriguense confirmando su ubicación sobre el cerro de Retortillo, un lugar desde el cual se podían controlar las comunicaciones con la costa cantábrica. Entre 1940 y 1945 se desarrollaron las primeras campañas científicas sobre el yacimiento siendo dirigidas por Jesús Carballo, director del Museo de Prehistoria y Arqueología de Santander (1940-1944) y Ángel Hernández Morales (1945), arquitecto de la Diputación Provincial de Santander. Seguidamente, entre 1952 y 1961, intervino un equipo de arqueólogos coordinado por Antonio García y Bellido, director del Instituto de Arqueología «Rodrigo Caro» del CSIC. En 1980, el nuevo Departamento de Historia Antigua de la Universidad de Cantabria retomó las excavaciones poniendo en marcha, en agosto de aquel mismo año, un proyecto de investigación sistemática a largo plazo que continúa en la actualidad y ha sido dirigido por el historiador José Manuel Iglesias Gil.
La ciudad de Julióbriga (que une el nombre de la familia imperial de los Iulii en memoria de Julio César al sufijo briga de origen celta, que significa 'ciudad fortificada') fue fundada en los últimos años del siglo I a. C., después de finalizar las Guerras Cántabras, como punto de control de las comunicaciones que partían desde Pisoraca (Herrera de Pisuerga), en la Meseta, y Portus Blendium (Suances) y Portus Victoriae Iuliobrigensium (Santander), en el litoral cantábrico. Desde que en 1768 Enrique Flórez identificara las ruinas de Retortillo con Julióbriga, el hallazgo ha suscitado el interés de arqueólogos e historiadores.
Tras las diversas campañas se han localizado distintas estructuras urbanísticas. Entre ellas se encuentran diversas viviendas bloque de tradición local y otras con patio interior central porticado y planta helenístico-pompeyana, como las tres del sector conocido como 'La Llanuca', en el extremo oriental, o la Casa de los Morillos, junto a la carretera de acceso al pueblo de Retortillo. Próximo al lugar se han hallado los restos de edificios públicos, entre los que destacan los del foro, situados junto al templo románico de Santa María de Retortillo, que se considera núcleo del asentamiento romano y se data en época flavia, aunque hubo una ocupación anterior. La ciudad se organizó en torno a dicho foro, un gran edificio público en el que confluían el cardo y el decumano, principales arterias que explican el urbanismo de una población ex novo (de nueva planta), que, no obstante, tuvo que adaptarse al relieve de la loma de Retortillo.
En la tercera zona de ruinas, ubicada a ambos lados de la carretera de acceso al pueblo, se hallaron cimientos de viviendas de tipo popular con sus columnas, patios empedrados y mosaicos. Dentro de este conjunto, se alza uno de los centros de interpretación más singulares de la región: la 'Domus de Julióbriga', una recreación de la casa romana de los Morillos.
Son varios los puntos en los que han aparecido restos de la Calzada Romana que comunicaba Iuliobriga con Pisoraca (Herrera de Pisuerga) y a su vez con Portus Blendium, identificado como Suances. En concreto, los hallazgos se produjeron en las inmediaciones de Celada Marlantes, en Peña Cutral; y en el entorno de Morancas, donde ha sobrevivido un tramo, muy transformado, que coincide con parte del trayecto del conocido como camino de la Reina, que se ha considerado, en ocasiones, alusivo al paso de doña Urraca (1077-1126) por el paraje.
En cuanto a la arqueología medieval, son varias las necrópolis altomedievales descubiertas en Campoo de Enmedio, entre ellas la serie de tumbas de lajas y sarcófagos, datada en los siglos VIII al IX, que se encuentra en los terrenos adyacentes a Santa María de Retortillo; la localizada en Villaescusa, en el sitio conocido como 'La Ermita'; y la situada en el lugar conocido como el Convento de Santa Olalla, en Celada Marlantes, donde además de los restos medievales apareció un fragmento de miliario romano de finales del siglo III, del emperador Carino. Por otro lado, al norte de Aldueso, se encuentra el yacimiento altomedieval de Pico del Castillo, núcleo formado por una torre de planta cuadrada en el que fueron hallados varios lotes cerámicos de los siglos XI y XII. También en Bolmir se conserva parte de una torre medieval.
En el trazado urbanístico de Matamorosa, capital y núcleo de población más importante del municipio, se diferencian dos zonas o barrios, marcados por dos momentos históricos distintos: la puebla vieja, en el extremo sur, y el barrio nuevo, en el norte. En la parte antigua, el paso del Camino Real determinó la alineación de las casas a ambos lados de su trazado. Muchas de ellas cuentan con portaladas. Destaca, por la mezcla de la tradición constructiva de la casona campurriana con elementos del barroco civil montañés, la casa del Curtido, del siglo XVIII. La disposición lineal se aprecia también en la zona más reciente de Matamorosa, en la que ha influido también el paso del ferrocarril, que se prolonga hasta el río Híjar. Precisamente en este punto existe un puente de seis ojos de arcos de medio punto, que comunica la capital de Campoo de Enmedio con Reinosa y que fue construido como continuación del Camino Real. Un puente es también el símbolo que identifica la localidad de Horna y funciona como enlace con la carretera comarcal. Está construido con las piedras de una vieja ferrería y consta de catorce ojos.
Otro núcleo que cuenta con un interesante patrimonio es Villaescusa, del que ha de reseñarse la casa de la Torre del siglo XVII, con un escudo de armas en la fachada principal. El resto de los núcleos de Campoo de Enmedio también conservan, más o menos modificadas, antiguas viviendas que representan los rasgos de la arquitectura popular de la comarca Campoo. El hecho de que esta zona está enclavada a medio camino entre la cordillera cantábrica y la Meseta ha hecho que adopte elementos característicos de ambos estilos. Así, la solana, galerías y miradores, la piedra y la madera, son más propios de la franja cantábrica, mientras que el uso del ladrillo, el adobe, así como la presencia de soportales y las plazas, denotan influjos castellanos. El aspecto funcional de los edificios está muy ligado a las actividades económicas que allí se desarrollan. Existen, pues, espacios destinados a las actividades agropecuarias: el patio o corral y otras dependencias como el pajar, la huerta y el colgadizo. El prototipo de edificación está compuesto por un bloque destinado a la vivienda propiamente dicha, junto con la cuadra o establo, y una parcela cercada que protege la propiedad, a la que se accede por un portón y ,algunos casos, por una portalada, normalmente adintelada.
La comarca de Campoo cuenta con una importante arquitectura religiosa románica del cual son de destacar la Colegiata de San Pedro (Cervatos), Santa María (Retortillo) y San Cipriano (Bolmir).
La Colegiata de San Pedro de Cervatos es una de las iglesias románicas más célebres de Cantabria. Data del siglo XII, fue declarado Monumento Histórico-Artístico Nacional el 6 de agosto de 1895, convirtiéndose en la primera de Cantabria en conseguir este reconocimiento. Dos inscripciones con fechas, conservadas en los sillares del muro sur, permiten ubicar cronológicamente las fases de su construcción. Así, en un primer momento se edificó la iglesia de una sola nave, con su ábside y puerta, en el año 1129, y después, en 1199, se levantó la torre prismática de tres cuerpos.
Uno de los elementos más singulares del exterior de esta iglesia es la colección de capiteles y canecillos de tema erótico-pornográfico –también presentes en otros templos románicos de la zona (Bolmir)–, que alcanzan en Cervatos verdadera maestría y hacen de esta iglesia un ejemplar único en su género. Según la interpretación más fantástica y anacrónica, acuñada en el siglo XIX, el carácter erótico de las figuras se debía a que la iglesia había sido en origen un templo dedicado a Príapo; las lecturas razonables son muy variadas, unas apuntan a que las imágenes son representaciones del pecado, otras a que son meras representaciones ultrarealistas del ser humano, otras apuntan a que se trata de imagenes dirigidas a excitar la reproducción de cara a repoblar las desiertas extensiones de la meseta. Asimismo, también es interesante la puerta que, excepcionalmente en el románico de Cantabria, lleva tímpano profusamente decorado (la decoración del dintel es producto de una restauración). En su interior, sobresale especialmente la zona del ábside, con arquerías ciegas que apoyan sobre capiteles decorados y el arco triunfal de grandes proporciones. El retablo de este templo se haya en la actualidad en Boecillo (Valladolid), del patrimonio mueble que custodia en la actualidad es de destacar una imagen de la virgen realizada conforme a los modelos castellanos, atribuida a un autor trasmerano, Felipe de los Cuetos, así como lel retablo de la Vera Cruz, cuya arquitectura parece obra de Antonio de la Flor (en 1686 informa de haberlo rematado), atribuyéndose la escultura a Felipe de los Cuetos.
Santa María de Retortillo se alza sobre las ruinas del foro de la ciudad romana de Julióbriga y de una necrópolis altomedieval de inhumación con tumbas de lajas y sarcófagos de piedra. Declarada Bien de Interés Cultural en 1993, esta iglesia consta de una sola nave y presenta añadidos posteriores a su estructura original, como la espadaña colocada sobre el hastial y la sacristía. De su interior destacan el ábside, con bóveda de cascarón, el arco triunfal apuntado, que se apoya en capiteles con una rica iconografía, y el presbiterio, que lleva una bóveda apuntada y sus paredes decoradas con arcos de medio punto, dos a cada lado, con sus correspondientes capiteles. Su origen se remonta al año 1200.
San Cipriano de Bolmir data del siglo XII. De pequeñas proporciones, es un templo de una nave, con portada abocinada de tres arquivoltas, ábside semicircular y espadaña que se prolonga por el hastial. Gran parte de las cornisas conservan canecillos variados en una línea erótica similar a la de la colegiata de Cervatos. Custodia un retablo colateral en el lado del evangelio obra del ensamblador reinosano Manuel García Bayllo, construido a mediados del siglo XVIII; en la capilla de Bartolomé Gutiérrez de Rebolledo, construida hacia 1615, se halla un retablo realizado a mediados del XVII.
El patrimonio religioso de estilo románico incluye también las iglesias de San Pantaleón (Cañeda), Santa Cruz (Fombellida), Santa Juliana (Aldueso) y la ermita de Santa Ana (siglo XIII), en Fresno del Río. De épocas posteriores –siglos XVI, XVII y XVIII– son los templos parroquiales de Aradillos, Celada Marlantes, Fontecha, Fresno del Río, Horna, Matamorosa, Nestares, Requejo y Villaescusa. San Miguel de Matamorosa custodia un retablo iniciado en 1618 por Pedro Gutiérrez de la Llanosa. San Pedro de Requejo alberga un retablo mayor realizado hacia 1785 por el ensamblador José de la Roza, que revela la influencia del churrigueresco del taller de Siete Villas, en el evangelio se hallan dos retablos colaterales, realizados en el último tercio del siglo XVII.
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