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Jueves, 16 de enero 2020, 11:38
Uno de los elementos arqueológicos más notables recuperados en Valdeprado del Río es una estela con una serie de grabados en forma de laberinto que fue localizada en la ermita de San Pantaleón de Arcera –está depositada en el Museo Regional de Arqueología y Prehistoria ... de Santander. Así mismo, en Sotillo se ha identificado un castro en una montaña que presenta un foso con terraplenes. En cuanto a arqueología romana, en San Vítores y Hormiguera se han localizado dos términos auggustales. Por último señalar que hay restos de necrópolis medievales en Arcera, Arroyal, Barruelo, San Andrés, Aldea de Ebro y Valdeprado. En San Pantaleón de Arcera se localizaron restos de una iglesia destruida y una necrópolis medieval con tres niveles de enterramiento de tumbas de tipos bien definidos: olerdolanas por un lado y de lajas por otro, con una cronología que se inicia en torno a los siglos VIII-IX y continúa hasta el XII-XIII. Aquí se pudieron recuperar varias estelas.
La antiguas viviendas de los núcleos de Valdeprado resultan de especial interés estético y etnográfico. Se trata de construcciones de planta rectangular y tejado a dos aguas, levantadas en piedra, sobre todo arenisca y toba, material empleado en el cierre de paramentos en combinación de entramado de madera recubierto de argamasa y cal. Es frecuente que la vivienda se sitúe en la parte delantera y el pajar y la cuadra en la trasera, a modo de calefactor. Atendiendo al reparto por alturas, las cocinas y el establo se sitúan en los pisos bajos y las habitaciones y alcobas y el pajar en el segundo. En cuanto a las características físicas de sus fachadas son de reseñar aquellas casas enmarcadas por hastiales de sillares sin solana, la mayor parte con tabiques de imprentones y ventanas de madera en el piso superior. No obstante, también a partir del XIX se hace frecuente la presencia de solanas y balcones. Es de reseñar en particular el núcleo de Aldea de Ebro, declarado Bien de Interés Cultural con la categoría de Conjunto Histórico en 2002.
Existe constancia documental a lo largo de las Edades Media y Moderna de la presencia de molinos maquileros en los cursos de los ríos Ebro y Polla a su paso por Valdeprado. A partir de una de estos ingenios, el molino de El Lanchón, situado en Arcera, se construyó hacia 1844 una fábrica de harinas que todavía se mantiene en pie y se extiende por una superficie de 118 m2.
El municipio está atravesado por la línea del llamado Ferrocarril de la Robla (atraviesa los municipios cántabros de Las Rozas de Valdearroyo, Valdeprado del Río y Valdeolea). La línea une Bilbao y León, salvando una distancia de 339 km. Su origen se remonta a 1890, cuando un grupo de industriales vascos constituyó la Compañía del Ferrocarril Hullero de La Robla a Valmaseda siguiendo un proyecto concebido por el ingeniero de minas Mariano Zuaznavar para enlazar todas las cuencas mineras. Se inauguró en 1894 con un recorrido de 284 km, que más tarde, en 1923, se ampliaron a 339 km con la inauguración del Ferrocarril León-Matallana. La línea servía para transportar carbón desde las cuencas mineras leonesas y palentinas hasta los centros siderúrgicos del Nervión. Después de conocer un importante tráfico de mercancías entró en una fase de abandono progresivo, pasó a ser explotado por FEVE en 1972. En 1991 se cerró parcialmente al paso de convoyes de viajeros. A lo largo de la década de los noventa se llevaron a cabo diversas actuaciones de mejora y modernización de las infraestructuras y de la línea que condujeron al restablecimiento del servicio de viajeros en la totalidad de la línea el 19 de mayo de 2003.
El municipio de Valdeprado del Río custodia numerosas muestras de arquitectura religiosa de interés destacando el santuario de Montesclaros (Barruelo), Santa María (Barruelo), Santa Cruz (Arcera), San Juan Bautista (Aldea de Ebro), San Andrés, Nuestra Señora del Rosario (Arroyal de los Carabeos) y Santa María (Valdeprado del Río).
El santuario de Montesclaros es uno de los complejos religiosos más emblemáticos de Campoo, está situado al norte del municipio, en una ladera del monte Somalona, junto al límite con Las Rozas de Valdearroyo. Su origen se remonta a una construcción rupestre de los siglos VIII-IX. En 1217, en virtud de una decisión de Fernando III, se puso bajo el patronazgo real. Hacia 1677 empezó a levantarse la iglesia actual, haciéndose responsable de las obras Alonso del Pozo, cabeza de la comunidad de dominicos procedente de las Caldas del Besaya, que se hizo cargo de Montesclaros en 1686, en virtud de una disposición de Carlos II. El templo tiene planta de cruz latina de una nave con capillas laterales y el crucero cubierto por una cúpula clasicista. Presenta una espadaña a los pies y dos portadas barrocas de los siglos XVII y XVIII a las que se accede por una escalera de dos rampas sustituida en 1884 por un diseño de Juan de Dios. El retablo mayor es historicista, basado en los modelos platerescos, fue construido en 1892 y aloja la imagen de la Virgen de Motesclaros, una figura gótica datada en el siglo XIV. En la cripta se conservan los restos más antiguos, se trata de una cueva y una capilla de ábside cuadrado que recibe la luz por una estrecha ventana sogueada de aires asturianos; en los muros se trazaron líneas rojas que aparentan un muro de sillares cuyo interior está adornado con estrellas y una cruz patada; el altar presenta relieves mozárabes. Aloja dos sarcófagos, uno de ellos con una inscripción en castellano fechada en 1385. El santuario fue declarado Bien de Interés Local, con la categoría de inmueble en 2004.
Santa María de Barruelo de los Carabeos es una iglesia románica de dos naves. Fechada en 1264, fue ampliada en los siglos XVII-XVIII, momento en que se añadieron la torre y la sacristía y se cubrió con una bóveda de crucería una capilla situada en el extremo de la nave lateral. Además de la interesante decoración escultórica de los capiteles, custodia un singular mural situado en el muro del evangelio que representa una colorida última cena, la escena está enmarcada por una cenefa y una banda de entablamento; sus rasgos estilísticos llevan a datarlo a mediados del siglo XVI. Así mismo es de señalar que el presbiterio presenta una decoración geométrica de grandes bandas de color y que en las enjutas del arco triunfal se ha identificado una representación mural gótica de la Anunciación. Custodia un retablo mayor rococó datable hacia 1785, similar al retablo mayor de Argüeso que se atribuye al arquitecto Manuel García Bayllo. El retablo colateral del evangelio es prechurrigueresco, datable hacia 1678-1680 y similar a los construidos por el ensamblador reinosano Pedro Gutiérrez.
Santa Cruz de Arcera es un templo románico de finales del XII, principios del XIII, con planta y ábside rectangulares. El retablo mayor fue ejecutado hacia 1670, en fases cercanas al prechurrigueresco; la hornacina central aloja un Calvario de la segunda mitad del XVI, que acusa la influencia de Berruguete.
San Juan Bautista de Aldea de Ebro es un templo de origen románico con planta en L, fue reformada en 1835. Junto a ella se alza una espadaña exenta con un arcosolium debajo de la escalera de acceso al campanario. También aquí es de reseñar la ermita de Dondevilla de Aldea de Ebro de origen románico con una serie de canecillos historiados de interés.
San Andrés es un templo de origen medieval, en origen dedicado a San Cristóbal, cuyo aspecto actual se debe a varias reformas acometidas en el siglo XIX, entre ellas la de la capilla del Rosario.
Nuestra Señora del Rosario de Arroyal de los Carabeos es un templo de origen románico que llevaba la advocación de San Miguel hasta su reconstruccción a mediados del XVII (en uno de los claves del ábside de la capilla mayor consta el año 1640). Su retablo mayor presenta elementos estilísticos que llevan a proponer el año 1730, una cronología avanzada dentro del prechurrigueresco. La imagen titular fue comprada en 1756 en Burgos al escultor Manuel Benigno Romero.
Santa María de Valdeprado del Río, aparece documentada en 1163, no obstante su aspecto actual se debe a una serie de reformas acometidas en los siglos XVI y XVII. Su retablo mayor de Valdeprado del Río es una destacada obra romanista encargada hacia 1570, se atribuye al maestro trasmerano Juan de Sobremazas; consta dorado en 1622, siendo responsables de esta labor el burgalés Juan de Cea y el palentino Juan Sánchez Calderón. Los retablos laterales de estilo churrigueresco están fechados en 1730 y son obra del burgalés Manuel Fernández.
Otras iglesias a reseñar son: San Cristóbal del Monte, un templo de origen románico, época de la cual se conserva la puerta sur; Santa Juliana de Hormiguera con elementos que permiten datarla en el siglo XIII –el desaparecido retablo mayor que custodiaba era obra de Hernando Alonso Ortega–; San Vítores, en la localidad homónima, es una obra del siglo XVI, documentada ya en el año 1231; San Bartolomé de Matalaja, obra del siglo XVI con un retablo mayor construido en 1745 a partir del anterior de finales del XVI; y Santa Eugenia de Reocín de los Molinos, erigida en el siglo XV. Por último son de destacar la ermita de Nuestra Señora de los Remedios, la única que ha sobrevivido en Los Carabeos conserva el ábside románico, datable a finales del siglo XIII; y la ermita de Santa Ana de Valdeprado que paga en 1728 por la talla del retablo mayor.
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