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Jueves, 16 de enero 2020, 11:42
Los vestigios arqueológicos hallados en este municipio prueban que en él se concentraron poblamientos humanos desde tiempos primitivos. Destaca el conjunto de manifestaciones rupestres del abrigo del Cubular, situado en las afueras del pueblo de Ruanales, que conjuga grabados y pinturas de factura esquemática muy ... distintos entre sí. Las pinturas rojas y negras que subsisten se disponen dentro de este farallón de areniscas, que tiene unas dimensiones de unos 30 m de longitud por 6 m de ancho, formando varios paneles y aprovechando el modelado natural de las paredes del abrigo rocoso. Son figuras esquemáticas, que representan signos arboriformes, esquematizaciones antropomorfas y motivos geométricos, que pueden corresponder a la Edad del Bronce. Los grabados se sitúan en la pare exterior de la cornisa, se trata de profundas incisiones que llegan a entrecuzarse formando retícula.
En otro afloramiento rocoso de esta misma localidad, situado en el lugar conocido como el Redular o el Picu, se encuentra el monumental grabado faliforme conocido como el 'ídolo', realizado sobre una amplia y lisa superficie de arenisca. Se trata de un bajo relieve alargado, de trazo profundo, situado a unos 110 cm del suelo, en una pared de 170 cm de altura por 78 cm de anchura, cuya cronología más probable parece ser la Edad del Bronce, aunque no constan referencias que lo prueben. Tanto este grabado como las representaciones artísticas del abrigo del Cubular están declarados Bien de Interés Cultural con la categoría de Zona Arqueológica (el ídolo de Ruanales en agosto de 2005 fue declarado Bien de Interés Cultural, con la categoría de Zona Arqueológica y en enero de 2006 , el «Abrigo del Cubular» de Ruanales con la misma categoría).
Otra muestra de la ocupación en épocas pretéritas es el menhir de 'Lanchahincada', en San Martín de Elines. Se trata de un monumento megalítico (Neolítico-Edad de Bronce) ubicado en el páramo de La Lora, un enclave que ha aportado otros restos de la cultura megalítica, como la estructura tumular de Navazal, en Polientes, justo en el límite con la provincia de Burgos. Otros yacimientos existentes en este municipio son el túmulo de Cespedera, en Montecillo, y el de la Fuente del Dajo la Rama, en San Cristóbal del Monte.
La romanización del valle está ilustrada en los vestigios hallados en Santa María de Hito, un pueblo próximo a San Martín de Elines. Las excavaciones llevadas a cabo junto a la iglesia descubrieron una antigua villa rural romana (con hipocausto, suelos de cimenticium, escaleras, habitaciones, etc.), fechada en torno a los siglos III y V d. C. Adaptada a un terreno irregular, consta de un bloque rectangular de 56 x 24 m2, precedido por una entrada con patio exterior empedrado. Éste conduce a un pasillo distribuidor, desde el cual puede accederse a las habitaciones, las situadas al sur, más señoriales. Tres están dotadas de infraestructuras de calefacción. Sobre estas ruinas romanas se asienta una necrópolis medieval con variada tipología de enterramientos, cuya pervivencia parece llegar hasta el siglo XII. Son numerosos los materiales localizados en este yacimiento, entre ellos se cuentan numerosas piezas de cerámica medieval pintada y, en particular, un broche de cinturón de hueso tallado con figuras de aves y motivos vegetales y animales, que se conserva en el Museo Regional de Prehistoria y Arqueología de Santander y está considerada una de las piezas muebles más singulares de la Cantabria altomedieval.
A la altura de Bárcena de Ebro se han localizado los restos de una antigua necrópolis perteneciente a la desaparecida iglesia de San Esteban. Alberga enterramientos en tumbas de lajas y sarcófagos exentos, con hueco antropomorfo, arco de medio putno en la cabecera. En las cercanías se ha encontrado una tapadera de sarcófago fechado en el año 882. Otra necrópolis se ha encontrado en Loma Somera.
Por otro lado, en el barrio de Allende, en La Puente del Valle, se encuentra el conjunto arqueológico altomedieval de la Peña de San Pantaleón, constituido por una necrópolis o cementerio medieval, los restos de una iglesia semirrupestre, rectangular, de una sola base, a la que se accedía mediante una escalinata tallada en el sustrato rocoso de arenisca wealdense en el lado norte, así como varios cubículos excavados en la base de la roca.
En Valderredible se conservan dos interesantes testimonios de arquitectura defensiva medieval. Uno de ellos es Torre de Ruerrero. Los vestigios de esta hermosa atalaya bajomedieval datan de los siglos XIV-XV. A pesar de su parcial estado ruinoso, conserva todavía su carácter señorial y un elemento singular de forma troncocónica en uno de los ángulos, con la función de refuerzo. Es de planta cuadrada y sus dimensiones son 10,5 m de lado y entre 12 y 13 m de altura. Los muros están construidos a base de dos paramentos externos de sillería y un relleno interno de piedras y cascajo, unidos con argamasa. Fue declarada Bien de Interés Cultural en 1992. Otro edificio de similares características y estructura se encuentra en la mies de Torre de Cadalso, otorgando el topónimo a la localidad. Esta fortaleza, que puede ser catalogada tipológicamente más como una casa-fuerte que como atalaya militar, también es de planta cuadrada, aunque de menor tamaño que la anterior (8 m de lado y 10 m de altura). Los muros de esta torre medieval son de sillar rústico unido con argamasa, salvo esquinales y vanos que se encuentran construidos en sillería. Fue declarada Bien de Interés Cultural en 1992.
También ha de destacarse las muestras de arquitectura señorial que pueden verse en todo el municipio, ejemplos a reseñar son la Casa-Torre de los Capellanes de Riopanero, del siglo XVIII o los edificios nobles de San Andrés de Valdelomar. Así mismo, ha de tenerse en cuenta que la mayor parte de los pueblos de Valderredible atesoran valiosos conjuntos de edificaciones rurales, entre ellos los de los núcleos de Ruerrero, Polientes, Villaescusa de Ebro, Loma Somera, Bustillo del Monte, Ruijas, San Martín de Elines, Allén del Hoyo y Soto Rucandio.
En Valderredible se concentran prácticamente todas las ermitas rupestres de cronología altomedieval (siglos IX y X), manifestaciones de las comunidades cristianas de la época de la Repoblación, que existen en Cantabria. Se trata de recintos excavados en piedra arenisca wealdense (conformada en la era Terciaria), carentes, en la mayor parte de los casos, de elementos formales y motivos decorativos, aunque presentan algunas influencias estilísticas del arte asturiano y del mozárabe. Si han sobrevivido, se debe en buena medida al mimetismo de estos templos con el paisaje circundante. Se trata de la ermita de San Acisclo y Santa Vitoria (Arroyuelos), Santa María de Valverde (Santa María de Valverde), La Virgen del Carmen (Cadalso) y la ermita de San Miguel (Campo de Ebro).
La ermita de San Acisclo y Santa Vitoria de Arroyuelos es un templo de dos naves y en su estructura se aprecian las características de la arquitectura mozárabe en el uso sistemático del arco de herradura, en planta y alzado, y en la complicación de los espacios excavados. En el exterior, como es habitual en los conjuntos eremíticos de esta área, presenta una necrópolis de tumbas excavadas en la roca.
Santa María de Valverde, en la localidad homónima, está considerada una de las joyas de la arquitectura rupestre cantábrica. Conocida popularmente como la 'catedral', cuenta con una torre de espadaña, de época románica, y cuatro cuerpos, que parece surgir de la tierra; presenta dos naves con sus respectivos arcos de medio punto. Su aspecto actual es el resultado de las diferentes reformas y ampliaciones llevadas a cabo, que se deben a que ésta es una de las pocas iglesias rupestres de la zona que han estado abiertas al culto de forma ininterrumpida desde su creación. El interior de la cueva es un conjunto de gran belleza por su rústico primitivismo y su acogedor ambiente. En el exterior había una amplia necrópolis de la que quedan escasos restos visibles. Fue declarada Bien de Interés Cultural con la categoría de Monumento en 1985.
La Virgen Del Carmen de Cadalso es una construcción sencilla, con una nave y ábside semicircular irregular, casi trapecial, que data de los siglos VIII y IX. Fue declarada Bien de Interés Cultural en 1983. En la fachada sur se abren pequeños vanos y la puerta en arco ligeramente de herradura. En su exterior existen sepulcros rupestres.
San Miguel de Campo de Ebro, situada junto a la iglesia parroquial de San Millán, es una pequeña capilla excavada en un afloramiento de arenisca, presenta una sola nave y ábside de planta rectangular con arco triunfal de medio punto irregular. Fue declarada Bien de Interés Cultural en 1985.
Son numerosos las muestras de patrimonio románico del municipio, de todas ellas sobresale la Colegiata de San Martín de Elines, (las otras grandes colegiatas románicas son Santa Juliana en Santillana del Mar, Santa Cruz de Castañeda y San Pedro de Cervatos). San Martín de Elines es una antigua fundación benedictina creada sobre un asentamiento religioso ya existente en tiempos mozárabes. La iglesia fue construida a principios del siglo XII ?posiblemente sobre la fábrica mozárabe, que consta en ruina en el año 1102?. Consta de una sola nave de dos tramos, precedida de un crucero destacado en alzado, una torre circular de 24 m de altura en la fachada sur y ábside semicircular, que lleva dos pisos de arcaduras, ciegas las inferiores y con tres ventanales abiertos y abundantemente adornados con finas arquivoltas las superiores. El interior del templo sobresale por sus arquerías murales y la riqueza escultórica. Llama la atención en particular su bóveda central, sobre pechinas, que descansa sobre cuatro imponentes columnas coronadas por con capiteles cilíndricos figurados, de singular y original prestancia, con representaciones de animales devoradores, sobre todo leones, la adoración de los Reyes Magos y la degollación de los niños inocentes. Además, una colección de canecillos de todo tipo sujetan las cornisas de la iglesia. El arranque del enlucido de los muros destruyó los testimonios de pintura mural que se cree los cubrían, han sobrevivido varios restos que se cuentan entre los únicos testimonios de pintura románica de Cantabria. Se trata de dos figuras masculinas, consideradas restos de un apostolado (en otros puntos del templo se han podido observar otros fragmentos de testimonios pictóricos).
El templo tiene adosado un claustro de planta rectangular, construido en el siglo XVI. En él se conserva una colección de laudas sepulcrales románicas, en el muro de cierre del jardín, así como un sepulcro gótico completo, llamado del Caballero Peregrino, adosado al al muro norte. Se estima que pudiera haber pertenecido a un infante de Castilla. En el centro de la caja se encuentra la figura del pantócrator y cinco arquillos apuntados que enmarcan varios personajes. Presenta dos bandas con motivos vegetales que enmarcan una espada con la inscripción ANNO DOMINI/M: CC XXXI. En el embasamento presenta dos soportes con elementos de figuras animales echadas esculpidas. En excavaciones realizadas en el suelo del claustro se comprobó que se había utilizado como material restos de distinta procedencia, en principio de los alrededores de la colegiata. En conjunto arquitectónico fue declarado Monumento Monumento Histórico Artístico Nacional en 1931.
Otros elementos del rico patrimonio religioso de este municipio incluye también los templos de Santa Marina (Allén del Hoyo), San Vicente Mártir (Arantiones), Santa María (Arenillas de Ebro), Santa Leocadia (Castrillo de Valdelomar), San Miguel (Cejancas), San Cosme y San Damián (Cubillo de Ebro), San Agustín (San Martín de Valdelomar), La Asunción (Espinosa de Bricia), San Vicente (Loma Somera), San Marcos (Montecillo), Santa María de Hito (Santa María de Hito), María la Mayor (Navamuel), San Martín (Quintanilla de An), Santa María (Quintanilla de Rucandio), San Vicente (Rebollar de Ebro), San Miguel (Renedo de Bricia), La Inmaculada (Riopanero), La Magdalena (Rucandio), Soto (Rucandio), San Pedro (Ruijas), Santa Lucía y San Andrés (San Andrés de Valdelomar), San Cristóbal del Monte (San Cristóbal del Monte), San Martín (Sobrepenilla), La Asunción (Villamoñico), San Juan Bautista (Villanueva de Nía) Villaverde de Hito (Villaverde de Hito)
Santa Marina de Allén del Hoyo es un templo del XIII, que pasó a convertirse en pórtico del actual, tardogótico. San Vicente Mártir de Arantiones custodia un retablo mayor de mediados del XVIII, ejecutado conforme a los modelos vallisoletanos de Pedro Correas. Santa María de Arenillas de Ebro es un templo sencillo de una nave con cubierta de madera. Santa Leocadia de Castrillo de Valdelomar es un templo de una nave con ábside semicircular cubierto por una bóveda de cascarón, con acceso por portada de arco apuntado; se trata de un templo románico de cronología muy avanzada (S. XIII).
San Miguel de Cejancas es un templo con ábside románico del XIII, al cual se abrió la sacristía en el XVII, con bóveda de crucería estrellada. San Cosme y San Damián de Cubillo de Ebro, custodia una pila bautismal románica. San Agustín de San Martín de Valdelomar es un templo de origen románico con una nave dividida en dos tramos, cubiertos por bóvedas de crucería, que termina en capilla mayor con bóveda de horno. La Asunción de Espinosa de Bricia es un amplio templo que todavía mantiene una portada románica. San Vicente en Loma Somera presenta una serie de canecillos románicos.
San Marcos de Montecillo es un templo de origen románico de una nave con ábside cuadrado, con una espadaña del XVIII. Santa María de Hito, situado en la localidad homónima, es un templo que se estima levantado en su mayor parte a finales del XVII; se compone de una nave de dos tramos y una capilla abierta en el lado del evangelio de la mayor, decorada con los cuatro evangelistas ejecutada hacia 1689. Santa María la Mayor de Navamuel es un templo de grandes dimensiones, compuesto por una nave de origen románico, datada a finales del XII, principios del XIII; está rematada por un ábside semicircular a la cual se añadió otro cuerpo, con remate en testero plano.
San Martín de Quintanilla de An es un templo de origen románico, con un artesonado del XVI de filiación mudéjar. Santa María de Quintanilla de Rucandio es un templo de finales del XII, principios del XIII; conserva incrustado en un muro del pórtico un tímpano labrado con un relieve de la adoración románica de los reyes magos. San Vicente de Rebollar de Ebro es un templo del siglo XIII, reformado en el XVI y de nuevo en el XIX. La Inmaculada de Riopanero es un templo de origen románico de una nave con ábside del XVI. La Magdalena de Rucandio conserva una espadaña románica.
San Pedro de Ruijas es un templo de una nave con ábside cuadrangular, con acceso por una interesante portada de tres arquivoltas. Santa Lucía y San Andrés de San Andrés de Valdelomar es un templo románico de hacia el siglo XII, de una nave con un estrecho ábside semicircular. San Cristóbal del Monte, situado en la localidad homónima, es un templo de una nave; presenta varios elementos románicos, entre ellos una puerta, en la actualidad tapiada. San Martín en Sobrepenilla es un templo de una nave con ábside cuadrangular cubierto por arco apuntado; cuenta con una interesante decoración escultórica historiada en los capiteles del interior y una portada modificada en 1705.
La Asunción, de Villamoñico es un templo de origen románico muy modificado y San Juan Bautista de Villanueva de Nía, es un templo de tres naves que conserva en buen estado un ábside de origen románico (S. XII); posee una interesante y una profusa serie de canecillos y capiteles románicos con decoración escultórica que remite estilísticamente a San Pedro de Cervatos y algunos templos del valle del Besaya. Por último, la iglesia de Villaverde de Hito es sencillo templo con espadaña románica.
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