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Jueves, 16 de enero 2020, 09:58
Entre los hallazgos arqueológicos localizados en Cillorigo se cuenta el yacimiento de El Habario, situado a la entrada del desfiladero de La Hermida, en una margen del cauce del Deva. Se trata de un taller al aire libre del Paleolítico, puesta en relación con ... otros hallazgos contemporáneos como el del Esquilleu, considerado uno de los más destacados de Liébana, que ha proporcionado numeroso material del Paleolítico Medio. De menor relevancia han sido los materiales recuperados de la cueva de Fuentepara, cerca del pueblo de Cabañes, una colección de restos animales y un conjunto lítico atribuible tanto al final del Paleolítico antiguo, como a la Edad del Bronce.
El municipio de Cillorigo de Liébana cuenta con una de las iglesias mozárabes más interesantes de España: Santa María de Lebeña, enclavada en una pequeña elevación de terreno, entre viñedos, árboles y prados, a orillas del río Deva. La leyenda cuenta que los condes de Liébana fueron quienes fundaron esta iglesia en el año 925, con el fin frustrado de albergar los restos de Santo Toribio. Su relevancia se debe, entre otros factores de valor, a que es una de las primeras que emplea el pilar compuesto, de núcleo cruciforme con medias columnas adosadas, preparado para recoger los arcos propios de las cubiertas románicas. Ésta posee cuatro pilares centrales que forman tres naves con nueve tramos de diversa altura, que producen una bella articulación espacial. El pórtico es de época barroca (siglo XVIII). En 1893 una Real Orden de 27 de marzo la declaró Monumento Nacional. Entre 1896 y 1897 se procedió a su restauración sobre un proyecto del arquitecto José Urioste y Velada. La obra, dirigida por el arquitecto diocesano Alfredo de la Escalera y Amblard, supuso el desmonte del campanario construido en 1830 sobre el ábside y la construcción de una torre de campanario exento de nueva planta. La intervención incluyó completar o rehacer aquellos canecillos desaparecidos o fracturados y rehacer el suelo, con la consiguiente destrucción del yacimiento arqueológico potencial.
El retablo mayor, en madera policromada y dorada, es obra del barroco decorativo y se construyó a mediados del siglo XVIII. La hornacina central la preside la Virgen de Belén, también llamada Virgen de la Buena Leche, una talla hispano-flamenca del siglo XV. Esta imagen fue robada en 1993, pero la Guardia Civil la recuperó ocho años después, en 2001. Adosado al frontal del altar, se encuentra un bloque de piedra, en el pasado situado entre el coro y la nave, tallado con una serie de siete círculos grabados con símbolos heredados de la tradición ornamental germánica.
Otro de los templos interesantes de este municipio es la iglesia de San Juan Bautista en Salarzón, realizada 1819. Se construyó por encargo de los hermanos el conde Vicente Gómez de la Cortina y Pedro Gómez de la Cortina, dignidad de Chantre de la catedral de México y catedrático de matemáticas de la Universidad de México. El templo presenta planta de cruz latina inscrita en un rectángulo con el centro cubierto por una cúpula. Presenta una portada neoclásica, adelantada respecto del muro. Custodia una serie de retablos contemporáneos a la construcción de la iglesia y la capilla funeraria de la familia Gómez de la Cortina Salceda y Morante, con un retablo que alberga un cuadro de San Vicente Ferrer pintado por María de Jesús, hija del conde y un cenotafio erigido en 1855 de tres cuerpos de bronce.
Otras construcciones religiosas a reseñar son la parroquia de Colio, del siglo XIII, con un retablo renacentista y una pila bautismal del XVI; la parroquia de Nuestra Señora de la Batalla Naval, con un pórtico de 1823 e imaginería de los siglos XVI al XVIII en una serie de atractivos retablos; la parroquia de San Juan, en Armaño, con obras muebles de los siglos XVII y XVIII; la parroquia de Santa María, en Bejes; la parroquial de Cabañes, datada en los siglos XV-XVI, con un pórtico de 1851; la parroquia de San Vicente Mártir, en Castro-Cillorigo, con un retablo neoclásico y piezas de imaginería de los siglos XVII al XVIII; la parroquia de Viñón, de los siglos XVII-XVIII, con una pintura de cristo crucificado del XVIII de buena factura; la parroquia de Nuestra Señora de la O, en Trillayo, de los siglos XVIII-XIX; la iglesia de La Inmaculada, de Cobeña; la la iglesia parroquial de Ojedo, de moderna factura, con una portada románica del siglo XIII incrustada; y la parroquia de San Pedro de Salarzón, con imaginería del XIX.
El municipio alberga numerosos santuarios, entre ellos, la ermita de San Roque, en Aliezo; la ermita de Santa Eulalia, en Allende; la ermita de Santa Lucía, en Armaño; la capilla de San Sebastián, antigua iglesia de Ojedo; la ermita de San Miguel de Pumareña, del XIII-XIV; la ermita de Nuestra Señora de los Ángeles, en Esanos, del XV-XVI, con un retablo del XVIII-XIX; la ermita de San Pedro de Toja, en San Pedro de Bedoya, del siglo XVI; la ermita de Santa Eulalia, en Llayo, con una imagen del XVII; la ermita de San Francisco de Trasvega, del XVII; la ermita de San Roque de Cojorco, con un retablo del XVIII; la ermita de San Tirso, en Ojedo, con un retablo mayor del XVIII; y la capilla de los Señores de Otero, de 1882.
En Cillorigo de Liébana también se localizan diversas construcciones de la Edad Moderna destacadas, entre ellas, la casa de los Ceballos en San Pedro, un conjunto compuesto por dos bloques en el cual se pueden ver los escudos de Bedoya y Soberón, declarada Bien de Interés Cultural en 1991; la casa de Otero y la de Eduardo García Llorente, en Castro-Cillorigo; la portalada de Colio, con las armas de Cuevas; y la casa de Monasterio, del siglo XVIII, localizada también en Colio. También es de reseñar el palacio neoclásico de los Gómez de la Cortina, en Salarzón, erigido en 1825.
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