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Patrimonio

Jueves, 16 de enero 2020, 10:09

Patrimonio arqueológico

La Cueva de Altamira. La cueva de Altamira, situada en una de las colinas del monte Vispieres, al suroeste del municipio de Santillana del Mar, alberga los testimonios de arte paleolítico de mayor reconocimiento e importancia a nivel internacional de Cantabria. La estancia principal, ... denominada sala de polícromos, era tradicionalmente llamada capilla sixtina del arte cuaternario. El descubrimiento casual de la cavidad por un cazador se produjo en 1868; sin embargo, la apreciación de su valor y su estudio no comenzó hasta 1876. Aquel año, Marcelino Sanz de Sautuola, un terrateniente vecino de Puente San Miguel aficionado a recoger antigüedades, insectos y otras rarezas, especialmente conocido en los medios culturales cántabros, fue informado a través de su aparcero Modesto Cubillas de la existencia de una caverna cuyo acceso habían despejado las vibraciones provocadas por los trabajos de extracción de piedra de una vecina cantera. En aquel entonces Sautuola realizó una breve visita a la caverna. Dos años más tarde y después de acudir a la Exposición Universal celebrada aquel año en París, regresó a la cueva y emprendió una excavación con el propósito de encontrar en ella alguno de los testimonios prehistóricos descubiertos en Francia que él había podido contemplar en la feria. Un día durante la campaña en la cual aparecieron numerosos útiles de piedra y hueso, la hija de Sautuola, María, se adentró en la gruta y descubrió el techo de los polícromos, dándolo a conocer a su padre exclamando «¡Papa bueyes!». Convencido de la trascendencia de su descubrimiento, en 1880 Sanz de Sautuola lo incluyó en su texto Breves apuntes sobre algunos objetos prehistóricos de la provincia de Santander donde expuso toda una serie de razonamientos por los que llegaba a la conclusión de que se trataba de arte perteneciente a la Prehistoria. La perfección de las representaciones, sembró rápidamente las dudas sobre su autenticidad y ésta fue rápidamente refutada tanto por investigadores franceses como españoles, convencidos evolucionistas para quienes las manifestaciones artísticas prehistóricas parecían contradecir las tesis darwinistas. Sautuola falleció en 1888, sin ver reconocida la valía de su descubrimiento.

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