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Naturaleza

Jueves, 16 de enero 2020, 13:23

El espacio costero comprendido entre la punta de Covarón, en la frontera de Vizcaya, y la localidad de Castro Urdiales está caracterizado por una espectacular sucesión de ensenadas, enmarcadas por abruptos salientes rocosos. Se trata de la ensenada de Ontón y la rada de Berrón, entre las puntas de Covarón y la punta de Garita; la ensenada de Tejilla, entre las puntas de Lamie y el Saltacaballos; y la ensenada de Dícido, desembocadura del río Mioño.

Entre la capital municipal y la localidad de Islares, situada a los pies del alto del Cerredo, abundan los fondos marinos rocosos, mientras la presencia de varios peñones e islotes enriquece los hábitats.

El tramo de costa que corresponde al municipio de Castro Urdiales finaliza entre la ensenada de Oriñón, espectacular desembocadura del río Agüera, enmarcada por los macizos rocosos de Candina (472 m) y Cerredo (643 m), y la playa de Valdearenas. Junto a este arenal se adelanta sobre el mar la punta de Sonabia, conocida como La Ballena. Se trata de un saliente rocoso de calizas cuyas peculiaridades llevaron a la Consejería de Ganadería, Agricultura y Pesca a restringir en 1986 las actividades pesqueras en un radio de 300 metros. La plataforma está rodeada de fondos de arena y colonizada por la caloca.

Playa de Ostende, en Castro Urdiales.

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