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Jueves, 16 de enero 2020, 13:23
En el municipio de Castro Urdiales se han localizado importantes yacimientos arqueológicos de época prehistórica. Varios de ellos custodian testimonios de arte rupestre paleolítico. Se trata de las cuevas del Cuco, también llamada Sobera (seis paneles con grabados y pinturas en los que aparecen ... animales: ciervos, caballos...; BIC desde 1996), Aurelia (BIC, desde 2000) y Urdiales (medio centenar de manifestaciones pictóricas y grabados de signos y animales: bisontes, caballos una cabra montesa...), ambas en el Alto de San Andrés de Castro Urdiales; la cueva Grande o de Los Corrales (un panel con un ciervo y una cabra grabados; BIC desde 1998) y Vidruécano (manchas rojas), en Santullán; y las cuevas de Juan Gómez (siete figuras pintadas de difícil identificación, entre ellas una posible máscara humana), La Lastrilla (nueve paneles de pinturas y grabados con signos, manos y animales; BIC desde 1998) y Los Santos (pequeñas manchas de pintura roja), en Sámano.
En la colina de Montealegre, en Sámano, se han realizado excavaciones en la cueva de los Gitanos, el Abrigo del Cráneo y la cueva del Cráneo, que han servido para documentar el Calcolítico en Cantabria. Asimismo, se han recuperado concheros de las últimas épocas de la Prehistoria en el covacho de Arenillas, abierto en el macizo de Cerredo; en la cueva de la Trecha de la Fuente Corredora, en el monte Hoz; y en otros puntos como la cueva de Galo, en Urdiales.
En cuanto al fenómeno del megalitismo, también de los últimos tiempos de la Prehistoria, se cuentan los yacimientos de Alto de Campo Poz, a casi 200 m de altura sobre la villa de Castro Urdiales; Campo Ventoso, en el valle de Otañes; Peruchote y la Campa de la Herrera, los dos sobre la frontera con Vizcaya.
El yacimiento más conocido de época protohistórica es el castro de la peña de Sámano, al noroeste del macizo que corona la peña de Santullán, declarado Bien de Interés Cultural, con la categoría de Zona Arqueológica en 2002. Ocupa una superficie de 10 hectáreas y está rodeado por una muralla defensiva. Otros castros de la Edad de Hierro hallados en el término son el situado entre el alto de San Andrés del barrio de Urdiales, la Punta Rebanal y el encinar de Allendelagua, en el cual se pueden observar restos de muralla, torreones circulares y otras estructuras; los asentados sobre el monte de Cueto y el monte Cotolino del barrio Brazomar de Castro Urdiales, que conservan restos de amurallamiento; y el de punta Pilota, localizado entre la punta Lanzadoiro y la playa de Valdearenas en Sonabia.
En cuanto al Castro Urdiales romano, la mayor parte de los objetos muebles que contribuyeron a identificar la villa con Flavióbriga y aquellos recuperados en posteriores excavaciones se encuentra en museos y colecciones, como el Museo Regional de Arqueología y Prehistoria de Santander. Entre las piezas custodiadas fuera del municipio hay piezas emblemáticas como la pátera de plata y oro de Otañes (BIC desde 2000) , varios miliarios y una lucerna excepcionalmente conservada, localizada en las campañas de los noventa. No obstante, desde el último cuarto del siglo XX se han desarrollado diversas campañas arqueológicas en el mismo casco urbano que han devuelto a la luz estructuras del antiguo puerto y colonia latinas.
En 1973 una excavación acometida en el solar dejado por la casa de la Matra permitió la localización de numerosos materiales de época romana, medieval y moderna. Otra emprendida en la calle Belén, en 1986, reveló un pequeño muro y materiales romanos. En los años noventa se realizaron diversas intervenciones arqueológicas en la calle Ardigales, en cuyo curso se identificaron dos estancias de viviendas de la segunda mitad del siglo I y una cubeta de una factoría de transformación de pescado. En el vecino solar del antiguo cine Ágora se localizaron materiales de época romana, medieval, moderna y contemporánea, además de salir a la luz el muro perteneciente a un edificio rectangular de tres estancias y el pavimento de una calle de época Flavia. La extensa área que ocuparan los asentamientos romanos y más tarde los medievales fue declarada Zona Arqueológica en 2000.
Fuera del casco urbano ha resultado de gran interés el estudio en el entorno de las minas de Setares en Otañes, donde se halla una galería de casi cincuenta metros de longitud cuya tipología responde a aquellas que se excavaban en época antigua. Por último, en cuanto al patrimonio de Castro Urdiales es de reseñar la conducción de aguas del Chorrillo que tomaría en la confluencia de los arroyos Aranzal y Miranda. Esta infraestructura fue declarada Bien de Interés Cultural en 2006.
En el municipio de Castro Urdiales se localizan dos interesantes ejemplos de arquitectura defensiva medieval. Se trata del castillo-faro de Santa Ana, emplazado junto a la iglesia de Santa María. Se considera que fue mandada edificar por Alfonso VIII (1155-1214), fechándose en 1163 una de sus partes más antiguas: una sala rectangular cubierta por una bóveda de cañón apuntado. La segunda fortaleza se conserva en ruinas y se conoce como la torre medieval de los templarios. Fue declarada Bien de Interés Cultural, con la categoría de Monumento en 2002.
La arquitectura civil de la Edad Moderna está representada en las diversas residencias señoriales levantadas en los distintos barrios del municipio. Entre éstas están la casa de la familia Torre de Cérdigo, levantada en la década de los treinta del siglo XVII; la casa-torre de los Helguera en Otañes, un edificio del XVI, de planta rectangular y cubos en las esquinas, que perteneció a la familia Rozas Velasco incluida en el Inventario General del Patrimonio Cultural de Cantabria, como Bien Inventariado; y la casa de Francisco de Sierralta, también en Otañes, construida en 1638, con un cuerpo de pisos flanqueado por dos torres que sigue la corriente clasicista difundida desde Madrid y capitaneada por Juan Gómez de Mora.
Por su parte, la villa de Castro Urdiales tiene en su ayuntamiento una interesante muestra de arquitectura civil pública de este periodo. Se trata de un edificio diseñado en 1755 por el arquitecto Antonio de Vega, en la cual intervinieron José Ventura Palacio San Martín y Manuel de la Sierra Rozas. En una esquina de este bloque está insertado un escudo de la desaparecida Casa de la Mata.
El renacer de la villa a finales del XIX y principios del XX, gracias a las explotaciones mineras, se plasma en numerosas edificaciones públicas e infraestructuras, bloques de pisos, palacetes y residencias particulares. Este conjunto ilustra el artísticamente complejo y contradictorio cambio de siglo, en el que los repertorios de citas históricas, modernistas y pintorescas se aplican en un marco de industrialización y progresivo dominio de los nuevos materiales constructivos. La mayor parte de estos proyectos se debe a tres arquitectos: el bilbaíno Severino de Achúcarro y Mocoroa (1841-1910); Eladio Laredo y Carranza (1864-1941), arquitecto municipal de Castro Urdiales desde 1891; y Leonardo Rucabado (1875-1918), discípulo a su vez de Achúcarro. Entre los edificios y dotaciones públicas de aquella época destacan el hospital civil de Castro Urdiales, la plaza de toros y el mercado de abastos, los tres de Eladio Laredo. También es reseñable el cementerio del sitio de la Ballena, emplazado junto al mar desde 1893 y construido a partir de un proyecto del arquitecto laredano Joaquín Rucoba. El recinto está repleto de interesantes panteones familiares, como el de la familia Lavín, de Achúcarro; los de la viuda de Amestoy y familia Artiñano, de Eladio Laredo; o el de la familia del Sel, de Rucabado. Fue declarado BIC en 1994. Fuera de la capital pueden visitarse otras obras públicas, como la serie de escuelas proyectadas por Eladio Laredo para Mioño (1900), Otañes o Santullán (1908-1913).
En cuanto a las residencias particulares erigidas en el paso del XIX al XX en la villa, Achúcarro es autor de la casa para la casa para Isidra del Cerro (1899, declarada BIC en 1990), la casa para la familia Salvarrey, en el muelle de Eguilior (1901, antigua Capitanía de Marina, ) y la casa para el señor Acebal, levantada en la plaza del Ayuntamiento y conocida como la casa de los Chelines (1902, BIC declarado en 1991). El castreño Eladio Laredo es autor de la residencia para Dolores de los Heros llamada también residencia Pedro Velarde (1899, BIC declarado en 1993), la casa del General Bazán, el antiguo Hotel Royal (1903) y el conjunto de edificaciones que componen el Toki Eder, complejo construido para el empresario bilbaíno Luis Ocharán Mazas. En 1901 comenzó la construcción del palacio, una villa clasicista y una capilla neorrománica, situadas en un gran parque ampliado en 1914 con un jardín anexo en el cual se edificaron un castillo y un pabellón llenos de citas orientalistas; fue declarado Bien de Interés Cultural en 1984. Por su parte, Leonardo Rucabado diseñó un edificio de viviendas en la calle Hurtado Mendoza y el chalet Sotileza (1913, BIC declarado en 1989) y el arquitecto Gregorio de Ibarreche proyectó el chalet de San Martín en 1900 (BIC declarado en 1992). Fuera del casco urbano de Castro Urdiales es de destacar la casa de la familia Barón, de principios del siglo XX, y villa Adoración (1920-1925), ambas en Otañes.
Como ejemplos de arquitectura contemporánea son de reseñar las casas San Martín, erigidas hacia 1960 sobre un diseño de José María Chapa Galíndez, y la casa González, edificada hacia 1967 sobre un proyecto de Javier González-Riancho Macho.
El edificio religioso más importante de Castro Urdiales es la iglesia de Santa María, situada sobre un alto que se proyecta sobre el mar entre dos ensenadas y declarada Monumento Nacional en 1931. Es una de las construcciones góticas más importantes de Cantabria, la única que presenta tres pisos (arcadas, triforio y ventanales). En este amplio edificio de tres naves, con girola en la cabecera, destacan la fachada flanqueada por dos torres y la doble fila de arbotantes que sostienen los muros de la nave central. Empezó a construirse en 1208, sobre el modelo de las catedrales de Bourges, Bayeux y Burgos. Los desajustes que se produjeron, a medida que avanzaba la obra, obligaron a reforzar la nave central con arcos escarzanos. En los siglos posteriores se realizaron sucesivas ampliaciones, con la erección de nuevas capillas, en el XV y en el XVII, y la apertura de una nueva puerta neoclásica, en el XVIII. En 1893 Eladio Laredo añadió la capilla neogótica de San José. En su interior conserva un importante conjunto de obras de arte mueble. Entre ellas se cuentan la imagen titular, una imagen de la virgen con niño del siglo XIII; tres pinturas que representan al El Cristo de la Agonía (enmarcado en un retablo prechurrigueresco realizado hacia 1666), el rey David y la Inmaculada Concepción, atribuidos a Francisco de Zurbarán; así como diversas esculturas, como la imagen de la Patrona, una talla de piedra policromada del siglo XIII; un Cristo yacente, atribuido al taller de Gregorio Fernández; y el Cristo de la Victoria, atribuido a Domingo de la Rioja.
Al abrazo de este templo gótico han sobrevivido las ruinas de San Pedro, un templo románico del siglo XII que acogía las reuniones del llamado Cabildo de la iglesia de Santa María con la iglesia de San Pedro. En las inmediaciones, encaramada a un peñón, se yergue la ermita de Santa Ana, unida al templo gótico por un puente de origen medieval. Castro Urdiales contó con dos conventos: el de San Francisco y el de Santa Clara. Ambos desaparecieron durante el proceso desamortizador del siglo XIX.
Otros edificios religiosos de Castro Urdiales a reseñar son la iglesia de San Juan Evangelista de Cerdigo, iniciada en el siglo XIII; Nuestra Señora de la Asunció o de Llovera de Otañes, iniciada en el siglo XIII, con un retablo mayor de gran tamaño, realizado a finales del siglo XVII en un estilo que recuerda los trabajos del maestro Francisco Martínez; las iglesias de Santullán y Sámano, iniciadas en el XV; las de San Marcos de Allendelagua y San Martín de Islares, del XVI; y las de San Román de Mioño y Montealegre, del XVII. Por otra parte son de reseñarlas ruinas del hospital de la Vera Cruz de Islares, junto a la ermita de San Roque, objeto de una resolución de 2003, por la que se incoa expediente para su inclusión en el Inventario General del Patrimonio Cultural de Cantabria.
En cuanto a la arquitectura religiosa del siglo XX, se cuenta la iglesia del Sagrado Corazón, de Luis Quijada, en Castro Urdiales.
El elemento más singular del patrimonio industrial y del hierro de Castro Urdiales es el embarcadero de mineral en voladizo de la playa de Dícido, en Mioño. Consiste en una plataforma de hierro, apoyada sobre un pilote de piedra. Fue construida en 1938 y sustituyó a una anterior de finales del XIX, destruida durante la Guerra Civil. Otros vestigios del pasado minero del municipio son las infraestructuras del tren minero de Castro-Alén o los restos de las explotaciones que pueden verse todavía en la ladera del pico de la Concepción, en el barrio de Manzanal de Ontón.
También a este apartado de arquitectura industrial y del hierro pertenecen varios de los proyectos públicos de Eladio Laredo, como los depósitos de agua de Sámano, levantados en 1899, en estilo neomudéjar; el kiosko de música de La Barrera, fechado en 1900; o el ya mencionado mercado de abastos de Castro Urdiales, de 1908.
Hay que destacar, por otro lado, el conjunto de obras de ingeniería integradas en el tramo de Autovía del Cantábrico, la A-8, que recorre Castro Urdiales y salva una accidentada orografía (la inauguración de los 78 kilómetros que separan Santander de El Haya tuvo lugar en 1995). Entre estas estructuras se cuentan los túneles paralelos que atraviesan el macizo calizo del monte Cerredo, de 800 y 810 m de longitud, así como el viaducto de Ontón.
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