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Jueves, 16 de enero 2020, 13:16
En el municipio de Laredo se han localizado diversos concheros prehistóricos, en el barrio de la Pesquera, en la cueva de la Baja de Tarrueza (entre el Pico del Hacha y la Peña de San Vicente) y en el abrigo del Hoyo Viota, en ... La Arenosa, datados en el Postpaleolítico.
De época protohistórica han aparecido testimonios relevantes como el castro del Pico del Hacha, un recinto amurallado de unas 2 has, situado entre Seña (Limpias) y Laredo, desde el cual se tiene un buen control de la costa y los valles cercanos.
En la década de los noventa del pasado siglo, la bahía y el puerto de Laredo fueron objeto de varias campañas arqueológicas, teniendo en cuenta acontecimientos históricos acaecidos en el lugar. En sucesivas excavaciones subacuáticas se recuperaron materiales bélicos de gran interés. El más destacado fue el hallazgo, en el área conocida como 'Bajo el Doncel' de los restos de un navío holandés de guerra del siglo XVII, hundido en las postrimerías de la Guerra de Sucesión y armado con 40 cañones. De este buque se han podido recuperar una decena de cañones y numerosos instrumentos técnicos de navegación.
Laredo custodia el casco urbano antiguo más extenso y coherente de la costa cántabra, desplegado entre la iglesia parroquial de Santa María de la Asunción y el convento de San Francisco. De la muralla que lo protegía en el pasado han sobrevivido la puerta de San Lorenzo, conocida en la antigüedad como Arco de la Calzada y más tarde Puerta de Bilbao; la puerta de Santa María la Blanca, también llamada Puerta de San Martín; y la puerta del Merenillo, junto a la cual se yergue un lienzo del antiguo muro.
De época bajomedieval todavía se alzan las casas-torre de Gutiérrez de Rada, también llamada de la familia Villota; la de Villota del Hoyo o casa de la Hoz; la 'del condestable' de la rúa San Marcial; y la del Condestable o 'del merino', en la calle Merenillo, llamada así por haber sido propiedad del condestable Pedro Fernández de Velasco. De esta última se dice que sirvió de alojamiento a Isabel 'la Católica' y Carlos V. También han sobrevivido varios ejemplos de vivienda gótica como la del clérigo Pelegrín, también llamada de los Puntales, y la casa que habitara el capitán Hernando de Alvarado, construida del siglo XV.
Es amplio el listado de casonas señoriales datadas en la Edad Moderna. Sobresalen la de Pedro Sisniega Cachupín y Catalina del Pedredo, del siglo XVII; la casa de Bernardino de Escalante, reconstruida tras un incendio que acaeció en 1582; la casa palacio que habitara en el XIX la marquesa de Arcentales, construida en el siglo XVII; la casa palacio de la familia de la Mar, del siglo XVII; la casa de Vélez Cachupín, realmente de García del Hoyo, levantada en el Arrabal a comienzos del XVIII con dos pisos añadidos en el siglo XIX; la casa de Diego Cacho Rada de la Sierra, fechada en 1731, que presenta un gran escudo de armas en la fachada; la casa de Zaráuz, edificada para el teniente general de artillería José Benito de Zaráuz hacia 1755, y la casa de Antonio Gutiérrez Carriazo, también del XVIII,
Entre los edificios públicos de la Edad Moderna sobresale la Casa Consitorial, uno de los mejores ejemplos de arquitectura civil renacentista de Cantabria. Sus trazas se han atribuido a Pedro de Rasines, que también actuó como tasador de la obra. La ejecución se adjudicó en 1557, auque ésta se demoró varios años, encargándose el maestro de cantería Juan de Cerecedo de las paredes maestras y Lope García de Arredondo de los pilares y ventanas. También de interés es el edificio del antiguo hospital reedificado en 1787, tras un incendio, por iniciativa del particular José Antonio Fuente y Fresnedo. En 1970 la Puebla Vieja y el Arrabal de Laredo fueron declarados Conjunto Histórico en 1973.
Laredo cuenta con una interesante serie de edificaciones levantadas en las décadas de la Restauración. Entre ellas se cuentan residencias particulares como la Casa de las Cuatro Témporas, edificada en 1870 y llamada así por las alegorías escultóricas de las estaciones que la decoran; el Palacio Carasa, ocupado en 1873; y la casa de la familia Gereda, de 1885.
En el tránsito del siglo XIX al XX son también numerosos los proyectos públicos que se acometieron en Laredo, entre ellos son de reseñar el Matadero (1899) y el Mercado de Abastos (1900, inventariado en 2001), del arquitecto castreño Eladio Laredo, y las Escuelas financiadas por el indiano Federico Velasco y levantadas en 1908 sobre un proyecto del laredano Joaquín Rucoba.
En Laredo se localizan varios edificios religiosos de gran interés, entre ellos, la iglesia de Santa Catalina (Laredo), la iglesia de Santa María de la Asunción (Laredo) y el convento de San Francisco (Laredo).
Santa Catalina, también conocida como San Martín, es una iglesia documentada en 1068 y era escenario de las reuniones del Cabildo de Mareantes y Pescadores de San Martín, una venerable institución que existía desde el año mil. De este edificio destaca la espadaña horadada por siete vanos.
Santa María de la Asunción, que corona y domina el casco viejo de la villa, es el monumento religioso más destacado de Laredo y una de los más importantes construcciones religiosas de Cantabria, declarada Monumento Histórico-Artístico Nacional el 4 de julio de 1931. Su origen se remonta al siglo XIII, época de la cual han sobrevivido dos naves, su presencia como escenario de un milagro descrito en una de las Cantigas de Alfonso X El Sabio hace presumir la antigüedad del templo. A finales de la Edad Media, la creciente importancia del puerto llevó ampliarlo y el santuario pasó de tres (la central dedicada desde un principio a la virgen de Belén) a cuatro naves. En el siglo XVI, la iglesia fue nuevamente ampliada, adosándose en el lado del evangelio varias capillas particulares. En este periodo se construyó una nueva capilla mayor, trazada por Juan de Rasines (que sirvió para cimentar la sacristía, construida en el siglo XVIII por José de Fresnedo Hontañón sobre diseños de Marcos de Vierna). Contemporánea a aquella reforma es la capilla de los Escalante, mandada construir en 1537 y también atribuida a Rasines.
Entre 1991 y 1993, la cámara del baptisterio fue objeto de una excavación arqueológica. En 1996, tuvo lugar una nueva campaña en la nave sur, la más antigua del templo. En la primera se pudieron recuperar varias piezas litúrgicas y varios fragmentos de esculturas (cuatro terracotas de cristo crucificado y una virgen con el niño de los siglos XVI-XVII). En la segunda campaña salieron a la luz numerosos materiales de los siglos XVI al XIX, entre ellos varias estructuras funerarias, así como numerosas piezas muebles.
El retablo de Nuestra Señora de Belén, es la obra mueble más importante del templo de Santa María. Las figuras de que consta fueron talladas en el siglo XV en Flandes y más tarde insertadas en una estructura barroca realizada a finales del XVII, principios del XVIII. En el centro sobresale la imagen de la Virgen, una talla atribuida a Barthélemy d'Eyck; en el lado de la evangelio se pueden ver la anunciación y escenas de la vida de María, y en el lado de la epístola el ciclo de la Pasión. También es de destacar el tríptico de la capilla de Escalante de finales del siglo XVI de autor anónimo, cuya tabla central dedicada a la Virgen de los Desconsolados está enmarcada por dos tablas en las que aparecen los bustos de los miembros de la familia Escalante Bernardino y García de Escalante, que fundaron la capilla en 1537 dedicada a la Concepción. Otra pieza a reseñar es el retablo de Santiago (bajo la advocación de Nuestra Señora de los Dolores), de Rodrigo de los Corrales a principios del siglo XVII, con escultura de Juan de Santiago.
El convento de San Francisco se alza en el Arrabal de Laredo y está ocupado desde 1884 por una comunidad de Madres Trinitarias que llegaron de Villaverde de Pontones. En él se instalaron, con la ayuda de la cofradía de San Martín y numerosos fieles, los franciscanos venidos desde el barrio de Barrieta tras la peste de 1568 (había sido fundado en aquel barrio en el año 1431). El edificio, levantado en el último tercio del siglo XVI, marca el inicio del clasicismo en la villa.Se trata de un complejo compuesto por una iglesia, claustro y capillas laterales. La iglesia de una nave con cubierta de lunetos y capillas laterales con bóvedas de crucería. Sus trazas se atribuyen al franciscano Miguel Aramburu. El claustro fue construido hacia 1713 por Francisco Pérez de las Llanosas. Un amplio pórtico abierto por arcos de medio punto, da paso al complejo. El templo custodia un retablo mayor prechurrigueresco obra de Francisco Martínez de Arce, vecino de Liendo, realizado hacia 1665, que reproduce una traza de tipo retablo-tabernáculo. Es de destacar la capilla mandada edificar hacia 1689 por Felipe Vélez de Cachupín con dinero traído de Perú, que alberga una estatua orante del fundador, así como la capilla del capitán Pedro Saravia, que custodia un retablo realizado a mediados del siglo XVII deudor de los trabajos del taller de Liendo, con esculturas atribuidas a Juan de Santiago o algún maestro de Siete Villas. Otra pieza mueble a reseñar es el retablo de la capilla de Señalar que en las cercanías de este convento se halla la pequeña capilla románica del Espíritu Santo, erigida en el siglo XIII; contiene pinturas murales góticas y barrocas.
En otras localidades de Laredo se localizan templos de interés, entre ellas la iglesia de Santa Cecilia de Tarrueza, que custodia un retablo mayor romanista realizado hacia 1630 y atribuible al ensamblador Rodrigo de los Corrales y el escultor Juan de Santiago Concha.
En este apartado sobresale la fábrica conservera 'La Castreña' (hoy Conservera Laredana SL) inaugurada en 1907. Se basa en un proyecto de Eladio Laredo encargado por Nicolás Salvarrey y Cerro. En este edificio ha de destacarse la sustitución en la cubierta de las habituales estructuras metálicas, por pilares de hormigón armado. También en este apartado son de destacar los otros proyectos de Laredo ya mencionados (Mercado de Abastos y Matadero).
Entre las obras de ingeniería más veteranas y relevantes acometidas en la villa destaca el túnel de La Atalaya, un pasillo de 200 metros de longitud y 4,5 de anchura tallado directamente en la roca, que fue concebido como vía de paso desde la puebla hasta un puerto de refugio a construir frente a los temporales. Su ejecución se aprobó en 1857, conforme a un plan del arquitecto Julián Pastor y fue construido entre 1863 y 1864. El puerto había de levantarse sobre un espectacular afloramiento de rocas volcánicas del triásico, llamadas ofitos. Sin embargo, no llegó a construirse y el túnel nunca sirvió a su destino. Tras un proceso de rehabilitación fue reinaugurado en 1999.
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