Historia

Se puede afirmar que en Puente Viesgo se constata un poblamiento humano continuado durante más de 150.000 años. En concreto, la importancia del Monte Castillo como lugar de habitación resulta singular: a los restos paleontológicos y de industria hallados en el conjunto de las cuevas prehistóricas que alberga, hay que sumar la existencia de un antiguo baluarte defensivo en la cima de esta gran montaña cónica.

En los primeros siglos de la Edad Media aparecen las demarcaciones territoriales y jurisdiccionales denominadas alfoces, las cuales disponían de una estructura defensiva, denominada en los documentos 'castillo'. Algunos de ellos pueden tener su origen en pequeñas fortalezas de época romana con el objetivo de proteger las calzadas. Posteriormente, en torno a los siglos IX y X, estos asentamientos se convierten en 'castillos vigías', con la función de controlar las rutas de comunicación, así como servir de base a una pequeña guarnición, el 'alfoz' o territorio jurisdiccional perteneciente a un noble. El 'castillo' de Puente Viesgo poseería una privilegiada situación para una extensa observación casi completa de los valles de Toranzo y Piélagos, vigilando de este modo la ruta del Escudo, que continuó siendo una importante vía de comunicación con la Meseta.

Por su parte, las primeras referencias escritas de los pueblos que actualmente conforman el municipio de Puente Viesgo aparecen en documentos próximos al año 1000. La documentación medieval de cartularios monasteriales y legajos civiles atestigua que todos los pueblos que conforman el municipio tienen un origen medieval. Éstos habrían surgido a la sombra de una pequeña ermita o monasterio dependiente del benedictino cercano de Santa Cruz de Castañeda o de la Abadía de Santillana, que cobraba rentas o recibía heredades. A lo largo de la Edad Media todo el territorio era de behetría, es decir, que sus habitantes eran hombres libres que podían escoger señor, a quien pagaban los impuestos a cambio de protección. De este modo, la mayor parte de los pobladores fueron vasallos de los condes de Castañeda (marqueses de Aguilar).

En 1437, muchos habitantes de Vargas que pasaron a ser vasallos del conde de Castañeda, Juan Fernández Manrique, al igual que otros de Puente Viesgo, Las Presillas, Aés e Hijas, promovieron un pleito contra esta situación que se falló en su contra, por lo que fueron sojuzgados por las armas del conde, quemando casas y ferrerías. Sin embargo, no cejaron en su empeño, y junto con otros valles de Cantabria entablaron un litigio (el Pleito de los Valles) para deshacerse del dominio señorial, alegando que siempre habían pertenecido al rey. Sus pretensiones no tuvieron respuesta positiva hasta 1661, año en el que consiguieron la independencia y todo el valle se convirtió en el 'Real Valle de Toranzo'. A pesar de ello, la Casa de Castañeda seguía cobrando las alcabalas, impuesto derivado del tráfico comercial. Así, en el catastro del marqués de la Ensenada (1753), declaran los toranceses ser del señorío del marqués de Aguilar, a quien pagaban las alcabalas e impuestos. El pleito no terminó hasta 1779, fecha en la que falleció el duque de Medina Sidonia y supone la desaparición de la dinastía de los Manriques, con la consiguiente reversión de los bienes a la Corona.

Al iniciarse el régimen constitucional, tras la promulgación de la Constitución de 1812, Puente Viesgo ya aparece como uno de los diferentes municipios en los que se dividió el valle de Toranzo; sin embargo, no alcanzará su reconocimiento oficial como Ayuntamiento hasta el año 1835, cuando el conjunto de los cinco pueblos (Aés, Hijas, Las Presillas, Puente Viesgo y Vargas) constituyeron lo que desde entonces se ha dado en llamar Ayuntamiento de Puente Viesgo. Pertenece al partido judicial de Medio Cudeyo.