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Patrimonio

Jueves, 16 de enero 2020, 12:05

Patrimonio arqueológico

La caliza de la que está formada el Monte Castillo, una elevación cónica de 355 m de altitud, ha permitido la filtración del agua a través de las fisuras y la génesis de casi medio centenar de cuevas. Desde su estratégica posición se divisaba perfectamente la confluencia del valle del Pas y el sur de la sierra del Dobra, vía de comunicación entre el Pas y el Besaya, lo que permitía el control de las manadas de animales que lo atravesaban o bebían en el río, este hecho facilitó su ocupación intensiva por el hombre a lo largo del Paleolítico. Cinco cavidades tienen vestigios de ocupación paleolítica, cuatro son santuarios de arte paleolítico (El Castillo, Las Chimeneas, Las Monedas y la Pasiega) y cuatro custodian yacimientos arqueológicos, conformando un conjunto único en la Prehistoria mundial por la calidad de las representaciones artísticas y el interés de los vestigios arqueológicos que custodian.

La cueva de El Castillo, de 759 metros de desarrollo, fue descubierta en 1903 por Hermilio Alcalde del Río y está considerado un yacimiento crucial para el conocimiento de las primeras ocupaciones humanas en la Cornisa Cantábrica. Los sondeos iniciales de El Castillo se realizaron por su descubridor en 1906, pero no fue hasta 1910 cuando, bajo el mecenazgo del príncipe Alberto I de Mónaco y del Instituto de Paleontología Humana de París, comenzaron las grandes campañas de excavación en las que participaron, además de Alcalde del Río, Henri Breuil, Hugo Obermaier y Paul Wernert. Los resultados de estas primeras excavaciones, que se prolongaron hasta 1914 –fueron interrumpidas por el estallido de la I Guerra Mundial–, permitieron desvelar una estratigrafía compuesta de 26 niveles (se alternan capas estériles con otras de ocupación–, que contenían restos de ocupaciones humanas a lo largo de 150.000 años, alcanzando una altura de 18-20 m. Tras diversos avatares, en 1980 se reiniciaron las campañas de excavación, dirigidas desde entonces por Victoria Cabrera y Federico Bernaldo de Quirós. Sus investigaciones se han centrado en los vestigios de hace entre 50.000 y 36.000 años, franja temporal en la que se observan las primeras muestras de mentalidad simbólica. Igualmente, los últimos resultados de sus trabajos sugieren la coexistencia de neandertales y humanos modernos en algunos tramos de la secuencia cronológica, hipótesis que cuestiona las teorías tradicionales en cuanto a la interrelación entre estos dos grupos humanos.

El interior de la cueva alberga un importante conjunto de arte rupestre se trata de casi trescientas unidades gráficas, casi doscientas son animales, medio centenar manos en negativo (uno de los motivos básicos de las fases más antiguas de este arte) y un número similar signos. De entre todos, destaca el gran panel conocido como «el techo de las manos», con representaciones de manos humanas en negativo que se despliegan junto a figuras de bisontes, ciervas y caballos, tanto pintados como grabados. Igualmente, El Castillo ofrece en algunas de sus galerías conjuntos de las representaciones simbólicas tan frecuentes entre los grupos de cazadores-recolectores del Paleolítico Superior. De marcado carácter geométrico y realizadas en su mayoría con óxido de color rojizo, el significado de estos signos resulta de difícil interpretación. La cueva de El Castillo fue declarada Bien de Interés Cultural en 1924.

En 1980, el área de entrada de la excavación de la cueva de El Castillo fue protegida con un techado sustituido seis años después por otro similar de placas de duraaluminio. El 15 de febrero de 2003 se inauguró una cubierta permanente proyectada por el arquitecto José María Pérez «Peridis» en colaboración con la Escuela de Arquitectura de Madrid. Se trata de una estructura de madera y lona de fibra que abarca una superficie de casi 700 metros anclada en un edificio en cuyo interior se ubican una área de recepción de visitantes y un Centro de Interpretación centrado en el conjunto de las cuevas del Monte Castillo.

La cueva de Las Monedas fue descubierta en 1952 durante la realización de un desbroce del monte dirigido a plantar eucaliptos. Debe su nombre al hallazgo de unas monedas de la época de los Reyes Católicos en su interior. Junto a la de El Castillo, son las dos cuevas visitables del conjunto prehistórico del Monte. En una pequeña sala cercana a la entrada existe un interesante conjunto de pinturas, todas ellas de color negro, en el cual destacan especialmente sus cuatro representaciones de reno, lo que parece indicar que su realización se produjo durante una época muy fría, y una figura de oso. Junto a las figuras animales existe un panel de signos, en este caso más enigmáticos de lo habitual, ya que no muestran ninguna semejanza con otros conocidos. Fue declarada Bien de Interés Cultural en 1978.

La cueva de La Pasiega fue descubierta en 1911 por los obreros que trabajaban en las excavaciones de la cueva de El Castillo –en 1913 se publicó un primer estudio del conjunto; de 1983 a 1993 se desarrolló una serie de campañas de verano–. Es una cavidad de trazado laberíntico en la cual se distinguen varias salas y galerías, así como distintos accesos. En su interior se halla la mayor concentración de representaciones de la península ibérica –el inventario provisional de unidades gráficas alcanza la cifra de 916, de las cuales 299 son animales y 3 antropomorfos–. Se trata de pinturas y grabados de diversa factura técnica y estilística que aparecen formando conjuntos poco homogéneos en los cuales se han identificado caballos, cérvidos, bóvidos y cápridos, junto a otras figuras más excepcionales en este arte como son la representación de un pez, de un ave y de un ciervo megaceros. También destacan sus magníficos conjuntos de signos. Fue declarada Bien de Interés Cultural en 1924.

La cueva de Las Chimeneas fue descubierta en 1953 por el ingeniero de la Diputación de Santander Alfredo García Lorenzo cuando se abría el camino de acceso a Las Monedas y La Pasiega. Su divide en dos pisos comunicados entre sí por unos conductos verticales, que han dado nombre a la cavidad. En su interior pueden diferenciarse tres zonas decoradas. La primera, próxima a la primitiva entrada, presenta figuras de animales realizadas en grabado digital. Más al fondo y en otra sala, se localiza un conjunto de signos cuadrangulares en trazo lineal negro. Finalmente, en la tercera zona destaca un panel con varias figuras de ciervos, uros y cápridos pintados en negro. Fue declarada Bien de Interés Cultural en 1978.

La cueva de La Flecha está situada entre Las Chimeneas y La Pasiega. Se desconoce el momento concreto de su descubrimiento, pero cabe situarlo en la década de los cincuenta como consecuencia de los trabajos de acondicionamiento realizados bajo la dirección de García Lorenzo. Caverna de amplias dimensiones, 400 m de longitud, presentaba en su entrada un yacimiento de cronología Musteriense y en superficie restos de época Calcolítica, entre ellos inhumaciones y una punta de flecha de cobre, la cual dio nombre a la cueva. Recientemente se han descubierto en su interior manifestaciones artísticas consistentes en un panel de grabados realizados con el dedo sobre la arcilla blanda.

En cuanto lo que se refiere a los vestigios arqueológicos de época romana localizados en Puente Viesgo, en la parte superior de la montaña conocida como Campo Las Cercas, en el pueblo de Hijas, se extiende una amplia llanura que en su mayor parte sirvió de asentamiento a un campamento romano que pudo llegar a albergar dos legiones (unos 12.000 hombres), durante la campaña de conquista del territorio cántabro por los romanos entre los años 26 al 19 antes de Cristo. En el lado oeste del campamento de Las Cercas se aprecian con mayor detalle los restos de los fosos y las empalizadas, así como las puertas 'en clavícula', forma quebrada que facilitaba la defensa de las mismas, además de diversos aposentos de mando sobre el promontorio rocoso y algunos pozos y hornos de fundición para preparar las armas de ataque. El conjunto arqueológico que conforman los yacimientos de La Espina del Gallego, Cildá, El Cantón y Campo de las Cercas fue declarado Bien de Interés Cultural en 2002.

Por último, en la cumbre del Pico del Castillo quedan las ruinas de una fortaleza medieval conocida como castro de Monte Castillo. De planta alargada de 30 m de longitud por 10 de anchura, ha sido considerado como un castro prerromano, aunque los restos encontrados en la cumbre y diversa documentación del siglo XI apuntan a la posibilidad de que este núcleo fortificado fuera lugar de residencia de señores medievales.

Vista de la entrada a la Cueva del Castillo, un yacimiento crucial para el conocimiento de las primeras ocupaciones humanas en la Cornisa Cantábrica. Bastón perforado en asta de ciervo, decorado con cabezas de ciervas y encontrado en la Cueva del Castillo. Detalle de pinturas prehistóricas, en la Cueva de las Chimeneas.
Imagen principal - Vista de la entrada a la Cueva del Castillo, un yacimiento crucial para el conocimiento de las primeras ocupaciones humanas en la Cornisa Cantábrica. Bastón perforado en asta de ciervo, decorado con cabezas de ciervas y encontrado en la Cueva del Castillo. Detalle de pinturas prehistóricas, en la Cueva de las Chimeneas.
Imagen secundaria 1 - Vista de la entrada a la Cueva del Castillo, un yacimiento crucial para el conocimiento de las primeras ocupaciones humanas en la Cornisa Cantábrica. Bastón perforado en asta de ciervo, decorado con cabezas de ciervas y encontrado en la Cueva del Castillo. Detalle de pinturas prehistóricas, en la Cueva de las Chimeneas.
Imagen secundaria 2 - Vista de la entrada a la Cueva del Castillo, un yacimiento crucial para el conocimiento de las primeras ocupaciones humanas en la Cornisa Cantábrica. Bastón perforado en asta de ciervo, decorado con cabezas de ciervas y encontrado en la Cueva del Castillo. Detalle de pinturas prehistóricas, en la Cueva de las Chimeneas.

Patrimonio civil

En las diferentes localidades del municipio se conservan interesantes muestras de arquitectura civil, popular y señorial erigidas en la Edad Moderna, entre ellas son de reseñar, la casa del Rico, el palacio de la Busta, el palacio de La Jilguera o La Helguera , los tres en Las Presillas; y el palacio del Marqués del Castañar y el palacio de los Bustillo y Ceballos, los dos en Vargas.

La casa del Rico de Las Presillas fue levantada en 1644, se accede a ella a través de una portalada abierta en una alta y sólida cerca jalonada de cubos semicirculares, con el escudo de los Ceballos en el frontis, se accede a la corralada de una amplia casa transformada en dos viviendas. El palacio de la Busta fue construido hacia el año 1700. Responde al modelo de casa barroca con zaguán de arcadas, balcón volado con barandilla de hierro y escudos en los cortavientos, uno con las armas de Ceballos, Estrada y Vega y otro con las de Río, Quevedo, Castañeda y Argumosa. Otro más pequeño bajo el alero repite las armas de Ceballos. Por último, el palacio de La Jilguera o La Helguera lleva las armas de Ceballos y, según la tradición, fue mandado construir por un caballero de esta familia que vivía en Las Indias y no llegó a vivir en él. Junto al escudo que ostenta las tres fajas de los Ceballos aparece un gran relieve con la imagen de Santiago Matamoros. Las ventanas llevan labradas molduras en los ángulos (orejeras), características del siglo XVIII.

Situado en el barrio del Acebal, en la localidad de Vargas, el palacio del Marqués del Castañar es una gran mansión con fachada de sillería, con dos arcadas y dos balcones volados de hierro sobre peanas de piedra en el piso superior. Otro escudete muy desgastado y un reloj de sol se conservan en la misma fachada. En un lateral del hastial aparece el escudo con las armas de Bustillo. Toda la finca está rodeada de una notable cerca de piedra jalonada con cubos circulares. El palacio de los Bustillo y Ceballos se alza frente al colegio público Cueva del Castillo de Vargas en una amplia finca rodeada de cerca de piedra con una portalada de acceso. El bloque está datad a finales del siglo XVIII, no obstante no debió de terminarse hasta mediados del siglo XIX: el Su finca conserva varios árboles monumentales. La fachada, orientada al sur, muestra dos arcadas y balcones volados sobre peanas de piedra.

Los elementos ornamentales de la arquitectura barroca y clasicista perduran gracias al movimiento regionalista arquitectónico en el siglo XX, en Puente Viesgo se encuentra un destacado ejemplo la casona de Fuentes Pila. Sede actual del Ayuntamiento de Puente Viesgo, fue edificada para la familia Fuentes Pila en 1928 por el arquitecto Javier González Riancho. En el bloque se mezclan sin diferenciar épocas ni modelos zaguán con arcadas, solana entre cortavientos, balcones sobre peanas de piedra, torres renacentistas y ochavadas, hastiales escalonados, cornisas y molduras decoradas y pirámides herrerianas como remates. El edificio está catalogado como Bien de Interés Cultural, con la categoría de Monumento en 2002.

Casona de los Fuentes Pila, sede del Ayuntamiento de Puente Viesgo.

Patrimonio religioso

En Puente Viesgo pueden verse varias construcciones de interés, entre ellas las iglesias de San Nicolás (Las Presillas), San Vitores (Hijas), Santa María (Vargas), San Román (Aés), San Miguel (Puente Viesgo) y el santuario de la Virgen de Gracia (Aés).

El origen de San Nicolás, en Las Presillas, se remonta a la época altomedieval, según se deduce de un capitel prerrománico de tipo asturiano del siglo IX que fue localizado en su interior y en la actualidad se conserva en el Museo Regional de Prehistoria y Arqueología. Se trata de un templo de planta rectangular en la que se distribuyen longitudinalmente el ábside cuadrado y la nave de cuatro tramos, a la que se adosan dos capillas laterales formando un falso crucero. En el lado del evangelio se conserva una lápida en la cual consta cómo la capilla fue mandada hacer por Pedro Díaz de Zeballos el Neto y su mujer María Gutiérrez de Escalante en 1484 y cómo fue reedificada de nueva planta en 1764, 63 y 66 por Francisco Luis Joseph de Velasco Zeballos, el de la Rueda y Neto. Varios miembros de este linaje están enterrados en la iglesia (Juan de Ceballos, Jerónimo de Ceballos) y todavía pueden verse sus armas en distintos emplazamientos de la misma.

San Vitores de Hijas está documentada en el año 1505 en que una vecina de Oruña dona una quinta parte de la misma al monasterio de Monte Corbán. Custodia un lienzo de la imagen de origen mexicano de la Virgen de Guadalupe. Santa María de Vargas es un templo de origen medieval –se considera que perteneció en parte a la Abadía de Santillana y consta que en 1553 contribuyó a levantar la capilla mayor de la colegial–. En 1697 se hizo la capilla del lado del evangelio para albergar la imagen de Nuestra Señora del Rosario; en 1742 se capituló la construcción de la capilla mayor, la obra quedó a cargo de Juan Fernández.

San Román de Aés es una construcción de una nave levantada en sillería y mampostería con capilla mayor de crucería. Se alza sobre un templo anterior, el edificio actual empezó a construirse en 1645. Custodia un retablo barroco del siglo XVIII, dedicado a la Purísima; la imagen de San Román es barroca.

Del antiguo templo parroquial de San Miguel de Puente Viesgo, construido en el siglo XVII sobre otro anterior, solamente permanecen la torre y una capilla interior dedicada a San Miguel (está documentado en 1601). La iglesia actual es una obra iniciada en 1948 y terminada a principios de los sesenta con el patrocinio de la familia Ibáñez. Es una edificación en estilo neorrománico con planta rectangular, tres naves y ábside semicircular. El tramo correspondiente al crucero se corona con una cúpula sobre trompas similar a la de San Martín de Frómista, monumento emblemático del románico castellano, que a su vez tiene un reflejo más cercano en las colegiatas de Santillana y Castañeda. La fachada principal, en el lado norte, presenta una portada con arquivoltas, adelantada sobre el hastial flanqueado por torres semicirculares, recordando a la citada iglesia palentina. Las columnas llevan estatuas que recuerdan a los profetas del Pórtico de la Gloria de Santiago y a los apóstoles de la Cámara Santa de Oviedo. Sin embargo, la puerta habitual de ingreso es la situada en el muro oeste, frente al pueblo, resultando mucho más sencilla en su fábrica. La decoración interior se concentra en el ábside –con un friso escultórico del apostolado– y en los capiteles de los pilares, que registran temas tomados de los principales monumentos románicos. Resulta destacable también un Cristo en piedra, obra de Jesús Otero, situado en la capilla bautismal.

El santuario de la Virgen de Gracia situado en un paraje alejado de la localidad de Aés. Fue edificado a fines del siglo XVI en piedra de mampostería y con sillería en los contrafuertes, cercos en los vanos y fachada principal con espadaña. A principios del XVII sufrió un incendio que afectó también a la hospedería de peregrinos y romeros anexa, reconstruyéndose definitivamente en 1664. El edificio religioso consta de una planta rectangular, con nave de dos tramos, ábside y sacristía en la cabecera, que da paso al camarín de la Virgen. El retablo es una bella muestra de la escultura barroca de principios del siglo XVIII, con imaginería original, que representa a San Antonio, San Francisco y San Lorenzo, así como a la patrona del municipio, la Virgen de Gracia, situada en la hornacina central.

Vista de la iglesia de San Miguel, en Puente Viesgo.

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