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Historia

Jueves, 16 de enero 2020, 12:07

En la parte alta del valle del Miera se han conservado testimonios de presencia humana en el Paleolítico en yacimientos como el Piélago, el Salitre, Rascaño o El Puyo –en el municipio de Miera– y Cascajosas y Covallarco –en el mismo San Roque–. De época protohistórica se han encontrado restos de ocupación en el curso medio de los valles del Pas y del Miera; y de época romana se han producido hallazgos numismáticos y localizado estructuras campamentales en el municipio de Luena.

En torno a los siglos XI y XII aparecen las primeras referencias documentales que aluden al entorno de los montes de Pas; en concreto, en el año 1011 este territorio está incluido en una donación que el conde Sancho y su esposa Urraca hacen a San Salvador de Oña. A lo largo de la Edad Media la zona se va configurando como lugar de aprovechamiento ganadero común del citado monasterio, el concejo de Espinosa y los lugares de Valdeporres, Toranzo, Sotoscueva y Carriedo; se practicaba durante los meses de verano un pastoreo extensivo con rebaños de composición heterogénea de ganado vacuno, porcino, ovino y caballar, en campos rozados mediante el fuego.

Como consta en el Becerro de Behetrías (1351), a mediados del siglo XIV las cabeceras del Pas y el Miera y su entorno estaban englobadas en la Merindad Mayor de Castilla la Vieja. Medio siglo después, el territorio que hoy ocupa San Roque de Riomiera y su entorno se identifica como «montañas bravas y desiertas», referidas en el privilegio de Herbaje, que Enrique III de Castilla y León concede en 1396 a Espinosa de los Monteros, lugar que recibe bienes hasta entonces propiedad del monasterio de Oña. El privilegio fue confirmado sucesivamente por Juan II, Enrique IV, los Reyes Católicos, Felipe II, Felipe III, Felipe IV, Carlos II y Felipe V.

A partir del siglo XVI, sobre todo merced a la intervención de pastores de Espinosa, el aumento de la presión demográfica en el entorno de los Montes de Pas llevó a la búsqueda de un método de explotación pecuaria de los recursos más eficaz. La solución articulada en los siglos XVII y XVIII por los habitantes de la zona fue un sistema que conllevaba estabular el ganado en cabañas-vivienda construidas junto a campos de pasto individuales. Este modelo implicó profundas transformaciones jurídicas, económicas y sociales, pues supuso la parcelación de los antiguos montes comunales, la orientación mercantilista de la producción ganadera –ahora dedicada principalmente a la elaboración de productos lácteos– y la adopción de un modo de vida semitrashumante por parte de los ganaderos, que acompañaban a las reses en los desplazamientos estacionales que éstas habían de realizar por una red fija de parcelas –los animales se llevaban a un nuevo pasto una vez agotaban el anterior–.

Con el paso del tiempo este sistema, conocido como pasiego, se extendió por el norte, por los valles del Pas, Pisueña (Selaya, Villacarriedo, Saro y Villafufre) y del Miera (Miera); por el oeste al valle de Luena (Luena), por el sur por los ríos Nela (Valdeporres) y Lunada (Espinosa de los Monteros); y por el este por el valle de Soba (Soba).

Desde el punto de vista administrativo, a aquellos tiempos se remontan los primeros datos documentales de poblaciones permanentes asentadas en los valles altos que llegarán a constituir las villas de San Pedro del Romeral, Vega de Pas (documentada desde 1539) y San Roque de Riomiera, reconocidas como tales por privilegio real otorgado en el año 1689 (en 1632 constan como feligresías dependientes de la villa y cabildo de Espinosa).

Durante el Antiguo Régimen las tres villas permanecieron incluidas en la jurisdicción de los Montes de Pas, perteneciente a la provincia y partido de Burgos. A finales del siglo XVIII, las tres villas pasaron a formar parte de la provincia de Cantabria, creada en 1779.

Asimismo, también se integraron en la provincia fiscal de Santander, que estuvo vigente entre 1799 y 1833 –a excepción de los periodos constitucionales–, y en 1833 en la provincia de Santander.

En 1822, en el marco de la formación de los ayuntamientos constitucionales que tuvo lugar durante el Trienio Liberal, se instituyeron los municipios de San Pedro del Romeral, Vega de Pas y San Roque de Riomiera.

Entretanto, la forma de vida que los habitantes de San Roque de Riomiera habían adoptado en la Edad Moderna siguió vigente a lo largo del XIX y hasta bien entrado el XX (el mayor cambio fue la introducción de la raza frisona, que vino a sustituir a la autóctona en las décadas del cambio de siglo).

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