Patrimonio

Se han localizado dos necrópolis de tumbas de lajas descubiertas en el núcleo de Saro, una en la Mies de Santiago y la otra en el lugar del Cagigal del Rey. De este segundo emplazamiento tres estelas discoides, de las que dos se encuentran en el Museo de Prehistoria de Santander, no conociéndose el paradero de la tercera. Una de ellas carece de inscripciones; la segunda presenta una gran cruz griega en relieve inscrita en un círculo en el anverso y un motivo vegetal similar a una palmera en el reverso.

Como en el resto del valle de Carriedo, también el municipio de Saro atesora varias muestras de arquitectura de la Edad Moderna de gran interés. Sobresale el palacio de Gómez Barreda, situado en Saro. Se trata de un conjunto construido en sillería a mediados del siglo XVIII compuesto por una torre de tres pisos y un bloque de vivienda de dos alturas –en la parte baja presenta acceso por un soportal precedido por tres arcos carpaneles y en la superior tres puertas-ventanas, la central bajo un escudo y abierta a un balcón–. En la parte trasera presenta una capilla adosada de gran tamaño con una portada resguardada por un arco triunfal que presenta la imagen de la virgen. La capilla, bajo la advocación de la Virgen de Guadalupe, fue construida hacia 1751 por orden de Alejandro Antonio Gómez de Barreda y Solar, que se encontraba en la ciudad de México. Se trata de un bloque de una nave de dos tramos, con capilla mayor cubierta por cúpula sobre pechinas. El recinto cuenta con una fachada monumental rematada por una espadaña, destacando la portada, decorada con motivos vegetales y coronada por un frontón que aloja una hornacina con la imagen de la virgen mexicana.

En Saro de Abajo se localiza la casa de Castillo Concha Ceballos de estilo clasicista si bien se cree ejecutada en el siglo en los primeros años del XVIII. Presenta fachada en sillería con dos arcos de medio punto con pilastras estriadas que dan entrada al soportal, friso de separación entre ambos pisos y ventanas que presentan orejas en los marcos –similar a ésta es la casa de Juan Montero de la Concha, de Llerana–. En el mismo barrio de Saro existió la conocida como Casa Mayorazga o de Saramilla, edificio gótico reformado en el siglo XVIII, que desapareció en un incendio. Se conservan los rollos heráldicos que cerraban la finca, del siglo XVIII, situados en el cruce de las carreteras que van de Vega a Saro y de Bárcena a Saro, portan las armas de Castillo y alianzas. Fueron declarados Bien de Interés Cultural en 2002. Por último, señalar en cuanto a arquitectura señorial la serie de viviendas que portan el escudo de armas de los Castillo de la Concha, erigidas en Saro, una de ellas con acceso por una portada con arco escarzano que se identifica con la casa de Francisco del Castillo de la Concha cuya carpintería fue fabricada hacia 1632.

En cuanto a la arquitectura civil de carácter popular, en los núcleos del término pueden observarse agrupaciones de casas en hilera, que generalmente son de pajareta. Este tipo de vivienda presenta una segunda planta destinada a pajar, y se la puede considerar la transición entre la casa llana y la de dos plantas con solana. Así mismo ha de subrayarse que Saro presenta aún un marcado carácter disperso en su poblamiento, conservando, en buena medida, las formas de vida pasiegas. Esto supone que, fuera de los núcleos de población, existen numerosas cabañas, en su mayor parte de dos plantas con escalera exterior, balcón al sur y tejado de pizarra.

Los edificios religiosos más destacados del municipio de Saro son las iglesias parroquiales de San Tirso (Saro) y San Lorenzo (Llerana).

San Tirso, localizado en Saro de Arriba, es un templo de tres naves con crucero. Todavía conserva una ventana románica, vestigio de la primitiva construcción, pues la actual se concluyó en 1737, presentando el conjunto una notable portada principal barroca. El retablo mayor fue realizado entre 1684 y 1685 por los ensambladores Juan de la Solana Taborga y Juan de la Peña. En la epístola se halla un retablo fechado hacia 1635, cuya arquitectura remite a los modelos de los talleres de Cantabria oriental. Ante la iglesia hay un humilladero del siglo XVIII, con una cruz tallada en piedra sobre un pedestal en forma de rollo.

San Lorenzo de Llerana es un templo cuyo origen se remonta a la Edad Media. Presenta planta de cruz latina con ábside rectangular crucero con dos capillas laterales y nave de un tramo; a los pies se alza una torre rematada por una pirámide de piedra que cerca una balaustrada. En una inscripción consta el año 1666 como fecha de finalización (en los primeros años del XVIII se erigieron el pórtico y el coro). Alberga cuatro retablos; el mayor fue trazado por Juan de la Puente Agüero, vecino de Camargo hacia 1707 y ejecutado por Juan de Acebo, presenta un llamativo cierre en el ático, entre cascarón y semicírculo. Interesante es también el retablo del evangelio que aloja una imagen de la Virgen de Guadalupe, traída de México. En el pórtico del templo existe una cruz recta de madera, a modo de humilladero.

Así mismo señalar que en Saro de Abajo está la pequeña capilla de la Virgen del Camino, de principios del siglo XVII, con un retablo de la misma época que contiene esculturas y relieves interesantes. Por último, destacar la ermita de San Miguel, del siglo XVII, con bóveda de crucería en el ábside.

Los vestigios de arqueología industrial que existen en el municipio de Saro, están ligados al aprovechamiento de la fuerza del agua como energía. Así, en Llerana, junto al puente sobre el río del mismo nombre, se encuentra el edificio de lo que fue la ferrería mayor de la Magdalena, que fundió hierro hasta mediados del siglo XIX. En ese momento, este complejo fue transformado en molino harinero y fábrica de chocolate. En particular, de los molinos harineros que existieron en el término, el que mejor se conserva se halla en la actualidad junto al río Rubionzo, al sur del municipio, adosado a una vivienda. A él se accede por medio de un puente con arco de medio punto de indudable antigüedad. Por último señalar que al sureste del núcleo de Llerana, pasado el puente sobre el río Rubionzo, está la antigua fábrica que abastecía al pueblo de electricidad y se mantuvo en funcionamiento hasta la segunda mitad del siglo XX.