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Naturaleza

Fauna y flora

Jueves, 16 de enero 2020, 10:11

Flora. En el valle de Lamasón confluyen las comunidades vegetales de influencia atlántica con los de influencia mediterránea, representados singularmente por las encinas en los escarpados calizos orientados al sur. Desde el Deva hasta el encajamiento del Nansa, las calizas carboníferas han sido karstificadas, dando lugar en el macizo del monte Gamonal y los picos de Ozalba a un laberinto de hayas y peñas de escarpadas paredes, además de complejas redes subterráneas que hacen que incluso las corrientes superficiales desaparezcan, lo que provoca que las fuentes sobre esas estructuras sean frecuentes y de caudales inusuales.

La cabecera del Tanea encierra algunos de los más hermosos bosques de la Reserva del Saja, entre ellos el hayedo del arroyo de los Abedules, el hayedo con grandes tejos del monte Hayedo y el abedular de Ajotu, quizá el mejor conservado de Cantabria. Por otro lado, en el área septentrional se encuentra sobre la caliza, además del encinar con abundancia de jaras y plantas rupícolas como la boca del dragón amarilla, el robledal de Venta Fresnedo. Entre las repoblaciones, destacan las de pino albar, en el collado de Ozalba.

La flora de las rocas rezumantes permite ver en el collado de Hoz a la insectívora conocida por grasilla, acompañada de la valeriana de montaña.

Fauna. En los montes de Lamasón, al abrigo de la vegetación, se pueden observar especies como la gineta, la marta, el corzo, el lobo, el rebeco, el venado, el jabalí, el zorro, el erizo, la comadreja, la urraca, el gavilán o el petirrojo. Cuenta, asimismo, con un lote de caza mayor: el lote Hayedo y Llandigón, también conocido como Tejeo.

Cascada, en Lafuente.

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