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Jueves, 16 de enero 2020, 10:10
Se han descubierto, en cuevas y abrigos de Peñarrubia, vestigios que testimonian la presencia del ser humano en estos territorios ya en el Paleolítico Medio. Asimismo, los yacimientos megalíticos del collado de Llaves y Cires evidencian la presencia de comunidades de pastores en fases del Neolítico y el Calcolítico. Ya en época histórica, si bien hay varios testimonios de presencia romana en el entorno cercano al territorio de Peñarrubia, no existen evidencias en el mismo término.
Tras el desembarco del Islam en la Península Ibérica, la agreste zona de los Picos de Europa fue una de las pocas que permanecieron al margen de la nueva cultura y allí proliferaron las agrupaciones cristianas. A mediados del siglo VIII, reinado de Alfonso I (739-757), estos parajes entraron de lleno en la órbita de la naciente monarquía asturiana. De aquella época han sobrevivido las ruinas de la fortaleza de Bolera de los Moros.
En los siglos posteriores, y a medida que los reinos cristianos se expandían hacia el sur, Peñarrubia quedó al margen de los juegos de estrategia, incluida dentro de la pujante Corona de Castilla-León. Ya en la baja Edad Media este valle, lugar de paso entre el Nansa y el Deva, se articulaba en torno a dos concejos: Linares y Piñeres, y formaba parte de la Merindad de las Asturias de Santillana, llegando a constituir, con los vecinos valles de Herrerías y Lamasón, la Federación de los Cinco Valles de Peñamellera. Hasta el final de la Edad Media los dos concejos lograron mantenerse dentro de la jurisdicción de realengo a pesar de la fuerza de los señores de Linares (propietarios de la torre de Pontón), señores de Peñarrubia y La Hermida.
En 1822, en pleno Trienio Liberal, se constituyó el municipio de Peñarrubia. En un primer momento quedó integrado dentro del partido judicial de Puentenansa y en 1835 pasó al de San Vicente de la Barquera.
En el mismo siglo XIX se acometió una obra de gran trascendencia: la carretera del desfiladero de La Hermida. Comenzó a principios de siglo y fue concluida en el último tercio sobre un proyecto de carretera del ingeniero toledano Francisco Sánchez y Sánchez. La terminación del tramo entre Panes (Asturias) y Potes hizo que se abandonaran las, hasta entonces, rutas más concurridas a través del collado de Hoz. Así, el peso económico y demográfico del municipio se desplazó hacia la localidad de La Hermida.
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