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Jueves, 16 de enero 2020, 10:18
En Reocín se localizan numerosos yacimientos arqueológicos que han proporcionado evidencias que van desde época prehistórica a la Edad Media. Entre los hallazgos paleolíticos se cuentan los producidos en las cuevas de La Lora (Santa Isabel, Quijas), La Estación (Santa Isabel, Quijas), Rotablín-El Pernal ( ... Caranceja), Peña Secocina (Caranceja), El Pasiego (La Veguilla), La Cuevona (Vinueva, Quijas) y la cueva del Hoyo de los Herreros (Barcenaciones); en terrazas fluviales situadas en las inmediaciones de las localidades de Cerrazo, Villapresente, Helguera y La Veguilla; y en parajes como el monte de Vinueva de Quijas, el monte Tejas-Dobra y la Peña Caranceja –muchos de estas investigaciones se realizaron en el contexto de las obras de la Autovía del Cantábrico–.
La cueva de La Lora, también llamada La Clotilde, situada en la localidad de Santa Isabel de Quijas, fue descubierta en 1906 por Hermilio Alcalde del Río y Henri Breuil. Ha proporcionado materiales paleolíticos, un fragmento de terra sigillata romana, y contiene un conjunto de manifestaciones artísticas rupestres: grabados que representan figuras animales y signos macarroni realizados con un solo dedo de la mano, grabados incisos finos y manchas rojas. La cueva de La Estación, también en Santa Isabel, fue también reconocida por Hermilio Alcalde del Río y Henri Breuil a principios del siglo XX; en el año 1980 se identificó en su interior una serie de manifestaciones artísticas similares a las de La Lora. Se trata de un conjunto de grabados realizados sobre la arcilla blanda de decalcificación del techo, la mayor parte concentrados a 120 m de la entrada. Tanto la cuevas de la Lora como la de La Estación forman parte de un mismo sistema kárstico, desarrollado en un potente farallón calizo ubicado entre el Valle de Reocín y el río Saja, ambas están declaradas Bien de Interés Cultural en 1997.
En cuanto a los yacimientos en antiguas terraza fluviales, en el de La Veguilla se recuperó casi un centenar de piezas líticas representativas del Achelense, predominando las de arenisca; en la terraza fluvial de Helguera se recogieron escasos materiales datables en el Paleolítico inferior.
Respecto de los parajes con yacimientos, el yacimiento del monte Vinueva es extenso y se localiza en la parte superior de una ladera, en un suelo de origen kárstiko. Ha proporcionado dos docenas de materiales líticos, sobre todo de arenisca y en menor medida de cuarcita, datables en el Achelense. Mayor arco cronológico cubren los áreas de estudio de la Peña Caranceja, en un lugar dominante sobre el valle del Saja, y el monte Tejas-Dobra pues han proporcionado materiales que abarcan desde el paleolítico a la Edad Media. En las excavaciones realizadas a mediados de los noventa en Peña Caranceja se examinó un terreno previamente dividido en 13 áreas y la cueva de Repúa, situada en mismo lugar. De época Achelense se recuperaron 158 piezas líticas, la mayor parte de arenisca y en menor medida de cuarcita. Del Calcolítico se recuperaron materiales líticos (129 piezas, predominando las de arenisca) y cerámicos (de panza y lisos). De época medieval se han recuperado materiales en todas las cimas de la colina la mayor parte cerámicas (211 fragmentos), así como algunos restos de tejas; así mismo, en Caranceja se han localizado 21 hoyos de combustión, uno de los cuales arroja una datación medieval (s XII-XIII).
En el monte Tejas-Dobra en donde se han identificado numerosos vestigios que abarcan desde el paleolítico a la Edad Media. El complejo, reconocido a finales del siglo XIX ampliamente prospectado en los años ochenta, incluye 22 cavidades con yacimiento, 2 cavidades con indicios, 29 yacimientos prehistóricos al aire libre, un túmulo megalítico, 3 asentamientos castreños, 7 yacimientos de época romana y 10 de época medieval. De época paleolítica han de señalarse las cuevas de Hornos de la Peña y Gurugú II. De época romana han de citarse el campamento de Campo Las Cercas, el castro de Pico Toro, las minas de Mercadal y Reocín y el ara votiva del Dobra. De época medieval 10 cavidades, un castillo, una torre, seis necrópolis, una ferrería y dos asentamientos.
El patrimonio civil de Reocín incluye dos muestras de arquitectura defensiva tardomedieval: el Palacio y Torre de Bustamante, y la torre del barrio de Villanueva, las dos situadas en Quijas (hay vestigios de la torre de Agüera también en Quijas). Respecto de la torre de Bustamante, también conocida como torre de la Vega Hojamarta, se conserva el testimonio de la fundación del mayorazgo por Juan Sánchez de Bustamante en 1378 en el que hace referencia a su casa fuerte de Quijas, la ferrería y el molino a ella anexos. A finales del siglo XVII, principios del XVIII a este bastión situado a orillas del Saja se unió una casa caracterizada por la longitud de su fachada, con soportal de seis arcos de medio puntos y solana de siete tramos en el piso superior con una capilla adosada bajo la advocación de San Bartolomé. En 1975 se procedió a su restauración, que fue dirigida por los arquitectos Fernando Chueca Goitía y Ángel Hernández Morales. Fue declarado Bien de Interés Cultural en 1982. Otra torre medieval, levantada con fines defensivos, es la ubicada en el barrio de Villanueva, en un alto de Quijas, dominando el valle. Esta construcción, hoy en ruinas, pudo haberse levantado en torno al siglo XV. Es de planta cuadrada y su estructura, de sillarejo, en su origen constó de tres alturas.
Son numerosas las construcciones señoriales de la Edad Moderna que perviven en las localidades de Reocín. Entre ellas se cuentan la casa del Marqués de Palomares en Barcenaciones; la 'casa en el Mijar' en San Esteban, levantada en el siglo XVII; la casa de David en Villapresente, del XVII; la casa de Pérez de Bustamante en Caranceja, de principios del XVII; la casa de Pérez-Bustamante en Puente San Miguel, fechada en 1635; la casa de González y Sánchez en Cerrazo, de finales del XVII, inventariado en 2002; las casas de Bustamante y Gutiérrez de Bustamante en Golbardo, ambas del XVIII; el conjunto de construcciones del alto de Quijas con las armas de Díaz Gómez y de Bustamante, del XVIII; el palacio de Sobrecasa en Caranceja, donde nació el coronel Pedro Andrés García de Sobrecasa, de principios del siglo XVIII; y la casa de Bustamante y Tagle en Villapresente, de finales del XVIII.
En Reocín se encuentran dos importantes ejemplos de residencia privada finisecular situadas en espectaculares jardines botánicos: la Quinta San Raimundo, construida en 1886 en Barcenaciones, con una llamativa veranda angloindia de tres alturas, y la casa familiar situada en la finca de la Sociedad `Puente San Miguel´, S.A. , levantado en 1900, sobre una construcción que perteneció a Marcelino Sanz de Sautuola, descubridor de las pinturas rupestres de la cueva de Altamira. En 1910, por encargo de Emilio Botín López y María Sanz Sautuola, el arquitecto Javier González de Riancho proyectó la portalada de acceso a esta finca, siguiendo las pautas del regionalismo montañés. Entre 1954 y 1958 este jardín se amplió con la intervención del paisajista y pintor sevillano Javier de Winthuysen, con la construcción de un jardín geométrico junto a una capilla de aires montañeses, ya existente, que fue rehabilitada. En 1976 se levantó una ermita en el parque proyectada por el arquitecto Fernando Chueca Goitía. La última intervención en esta finca fue la creación del jardín de la antigua Mies de Argudín, proyectado por la arquitecta Carmen Añón Feliú. En el parque se encuentran varios trabajos escultóricos, un monumento a los descubridores de Altamira, Marcelino y su hija, de Agustín de la Herrán, Charly sentada de Judith Holmes Drewry y una réplica del medallón dedicado a Víctor de la Serna de Victorio Macho situado en los jardines de Pereda de Santander.
En Reocín pueden diversas construcciones religiosas de interés, sobresale por su carácter simbólico la capilla de Puente San Miguel, pues en sus inmediaciones celebraron sus juntas los representantes de la Provincia de los Nueve Valles, germen de la Provincia de Cantabria, institución articulada durante el Antiguo Régimen que reunió a numerosos territorios que en la actualidad componen la comunidad autónoma cántabra. Está documentada la existencia entre los siglos X y XIII de una localidad llamada Bárcena en la cual se alzaba un monasterio llamado San Miguel del Puente. En la actualidad, se plantea la posibilidad de que los restos de un ábside y una columna adosada a una pilastra situados junto a la actual ermita de Puente San Miguel puedan corresponder a aquel antiguo cenobio. Sin embargo se carece de datos que atañan a la evolución del establecimiento religioso hasta la Edad Moderna, época en la cual el conjunto compuesto por el puente del santo Arcángel, la ermita de San Miguel y el hospital de peregrinos se convierte en un importante punto de tránsito. En la actualidad del conjunto restan el puente y la capilla, un edificio de un solo tramo con cubierta de combados; en el clave de la bóveda consta el año 1733 como fecha de su terminación. Custodia un retablo salomónico en blanco.
Entre los templos destacados del municipio se cuentan la ermita de San Adrián (Valles), San Juan (Golbardo), San Ginés (Cerrazo), Nuestra Señora de la Asunción (Quijas), San Juan Bautista (Barcenaciones), San Andrés (Caranceja), la iglesia parroquial de Villapresente, San Miguel (Puente San Miguel) y la iglesia parroquial de Helguera.
San Adrián de Valles, documentada desde 1654, conserva una portada y varios canecillos sin decorar de época románica, supervivientes de una reforma posterior; se trata de un edificio de sillarejo con sillares en los esquinales, ábside cuadrado y nave rectangular. En su fachada sur se abre un soportal, anexo al cual se ubica la sacristía
San Juan de Golbardo es un templo de una nave cubierta de madera, con ábside cuadrado con cúpula de crucería. Su origen se remonta al siglo XVI; fue profundamente reformada en los siglos XIX y XX, época en la cual se data la torre situada en uno de sus extremos, de tres cuerpos con remate piramidal. Alberga un retablo mayor de principios del siglo XVII y otros más pequeños del XVIII.
San Ginés de Cerrazo es una construcción del siglo XVII; tiene una nave de dos tramos y ábside cuadrado, cubiertos con bóvedas de crucería. Custodia un retablo mayor del XVIII.
Nuestra Señora de la Asunción de Quijas es un edificio de una nave de cuatro tramos con testero rectangular y torre a los pies. Fue levantada a mediados del siglo XVII. Tiene una portada clasicista y custodia un retablo mayor churrigueresco relacionado con el mayor de Pámanes, ejecutado por los maestros ensambladores del taller de Siete Villas Hermenegildo de la Lastra y Lorenzo Vélez de Bareyo entre 1704 y 1708.
San Juan Bautista de Barcenaciones fue construida en la segunda mitad del siglo XVII. Tiene una nave de dos tramos y capilla mayor cuadrada con bóvedas de combados y presenta espadaña en el hastial con escalera de acceso al campanario en el exterior. Custodia un retablo mayor del XVIII que aloja el notable tabernáculo que perteneciera a la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción de Novales. Se trata de una destacada obra romanista concluida hacia 1625 por el ensamblador Juan Díaz de Iglesia y realizada sobre trazas de Miguel Alonso Sota.
San Andrés de Caranceja se data en el siglo XVIII. Es un templo de una nave con capilla mayor cuadrada a la cual se abre la capilla de la familia Bustamante, ambas cubiertas por bóvedas de crucería estrellada y separadas por una reja.
La iglesia de Villapresente es un templo de tres naves de tres tramos con cubiertas y torre a los pies. Está datado a finales del XVIII y reconstruido en 1922,
San Miguel de Puente San Miguel es un templo de una nave de cinco tramos, construido en 1969 conforme a los modelos de templo barroco. Su capilla mayor está ornada con un mural de Enrique Segura que representa al santo patrón. Por último la iglesia de Helguera fue construida en 1971 sobre un proyecto del arquitecto Pérez Regules.
Otras construcciones religiosas de interés son la capilla de San Esteban, situada en la localidad homónima, levantada en siglo XVI, compuesta de nave con testero cuadrado, cubierta con armadura de madera y bóveda de terceletes en el presbiterio, con sacristía rectangular adosada en la fachada oriental; la ermita de los Mártires de Quijas, del siglo XVII, con un retablo de mediados de aquella centuria; la ermita de San Pedro de Puente San Miguel, antes vinculada a la capellanía de Guadalupe fundada en el XVII por Juan Domingo de Bustamante, capitán de Caballos y Gobernador de Nuevo México, con un retablo barroco del XVIII; la capilla de San José de Cerrazo, levantada en el siglo XVII; la capilla de San Benito de Barcenaciones del siglo XVII, con planta rectangular y cubierta a dos aguas, con un retablo mayor clasicista de principios del XVII (en torno a ella se celebra una tradicional romería montañesa, a la que le precede la misa y procesión, coincidiendo con las fiestas del santo, están declaradas de interés turístico); la ermita del Buen Suceso de Quijas, realizada en el siglo XVIII y reformada en el XIX, con una portada de piedra de sillería con un arco de medio punto y sobre éste una tronera amplia para una csampana; y la ermita del Ángel de la Guarda de Villapresente, del siglo XVIII, reformada en 1922 y ampliada en la década de los setenta, con un retablo del XVIII y pinturas murales.
En Reocín se cuentan varias obras de ingeniería viaria de interés, destacan el puente de San Miguel y el puente de Golbardo. El puente de San Miguel se alza en la localidad homónima y salva el curso del Saja; fue construido hacia finales del XVII, principios del XVIII. El puente de Golbardo, el primero de hormigón armado construido en España a principios del siglo XX. Fue realizado por José Eugenio Ribera hacia el año 1903 y declarado Bien de Interés Cultural, con categoría de monumento en 2002. Su originalidad radica en la tipología, material empleado y sistema constructivo, que consiste en la utilización de viguetas metálicas sobre las que suspender los encofrados.
Son de reseñar en este apartado los importantes vestigios que han dejado las minas de zinc que hubo en Reocín y cesaron su actividad en 2002. La explotación que llegó a ser una de las más importantes del mundo comenzó su actividad a mediados del siglo XIX a través de la Real Compañía Asturiana de Minas RCA, empresa belga que se había establecido en Cantabria en 1856 y cesó su actividad en 2002. La Comisión delegada del Consejo de Patrimonio Histórico para el Patrimonio Industrial (dentro del Plan de Patrimonio Industrial de ámbito estatal puesto en marcha en 2000, gestionado por la Dirección General de Bellas Artes y Bienes Culturales, a través del Instituto del Patrimonio Histórico Español), tras haber examinado las propuestas realizadas por las Comunidades Autónomas, en el curso de sus sesiones de trabajo celebradas en Almadén (14.03.2002) y Madrid (20.05.2002) incluyó el 'Paisaje minero de Reocín' dentro del listado de bienes seleccionados». En particular informar de que en el Pozo de Santa Amelia se encuentra la locomotora de vapor Udías, construida en 1911.
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