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Jueves, 16 de enero 2020, 11:49
La localización de varios yacimientos prehistóricos en este término municipal evidencia que fue un lugar de asentamiento del hombre primitivo, que se aprovechaba de la pesca marítima y la caza existente en sus bosques para subsistir. Dichos restos son atribuibles a diferentes momentos de la ... Prehistoria. Así, cerca de la iglesia de Maoño se halló un canto tallado de cuarcita; al oeste de la playa de Soto de la Marina, encima de los acantilados, se encontraron otras tres piezas de cuarcita; y en el camino a la ensenada, otro útil de similares características al de Maoño.
Todos estos hallazgos fueron situados cronológicamente en el Paleolítico Inferior, aunque también hay pruebas de asentamientos humanos en el periodo Musteriense (Paleolítico Medio). Éste es el caso de algunos útiles sobre lasca y más de medio centenar de piezas de sílex localizados sobre los acantilados de la playa de Covachos, así como más de un centenar de piezas, la mayoría de sílex, halladas sobre los acantilados de Soto de la Marina.
Por otra parte, los heterogéneos materiales encontrados en la cueva de la Peñona, en la localidad de Maoño, se atribuyen al Paleolítico Superior, mientras que a la Edad de Bronce se refieren algunos materiales hallados en Covachos y Rostrío, la mayoría de sílex, aunque tampoco faltan las cuarcitas.
De la época correspondiente a la ocupación romana la única referencia conocida es la recogida por Ramón Menéndez Pidal en sus estudios toponímicos, donde cita que un colonizador, de nombre Vetius, regentaba una explotación agropecuaria en el fértil valle que hoy ocupa el municipio de Santa Cruz de Bezana.
La prueba documental más antigua de este lugar en el periodo medieval remite al Cartulario de Santillana, documento fechado en 1025. En él se da fe de una donación testamentaria de varias heredades localizadas en los lugares de Igollo de Camargo y Santa Cruz de Bezana, efectuada a la Abadía de Iliana (Santillana) por doña Eylo y su esposo, Vellido Monioz.
El libro de las Merindades de Castilla (1352) recoge otra reseña referida a la adscripción señorial de Vivero (actual Soto de la Marina), en la que se pone de manifiesto su condición de behetría, mencionada también en el Apeo de 1404.
Los concejos de Santa Cruz de Bezana, Azoños, Maoño, Sancibrián y Valmoreda pertenecían a la Abadía de Santander y, por tanto, estaban sometidos al señorío de su abad, Juan García, cuyos privilegios le había otorgado Alfonso VIII. Aunque hubo algunos intentos de arrebatarle el poder, una requisitoria del año 1380 fue despachada a su favor y en contra del hijo del conde don Tello y del abad de Miera, González Pérez.
No es posible situar en un momento cronológico concreto la disgregación de la Abadía de Santander, pero lo cierto es que a partir de ésta surgió la villa de Santander, que, desvinculada del poder abadengo, abarcaba, además de Santander, los lugares de Cueto, Monte, San Román y Castillo. No obstante, el abad y el Cabildo de la Colegial de Santander seguían ejerciendo su poder señorial sobre los territorios de su jurisdicción. Fue en la segunda mitad del siglo XVI cuando Felipe II apartó a los pueblos de Bezana, Sancibrián, Azoños y Maoño del dominio abacial, aunque el abad y el Cabildo conservaban la potestad para nombrar a las autoridades, pese a la fuerte oposición del pueblo.
Durante el año 1808 tuvo lugar la invasión napoleónica que afectó a los territorios de la Abadía, en cuanto que instalaron en ellos uno de sus campamentos en una casona de Maoño y protagonizaron saqueos y destrozos.
El triunfo de las ideas liberales, inspiradas en la Constitución de las Cortes de Cádiz de 1812, abrió la posibilidad de la reorganización administrativa que transformaba la antigua abadía en el municipio constitucional de Santa Cruz de Bezana. Sin embargo, la Restauración absolutista (1814) supuso un freno para este proceso, reanudado a partir de 1820 con la revolución. Por fin, a partir del año 1835, dos años después de la muerte de Fernando VII, se constituyó definitivamente el ayuntamiento constitucional de Santa Cruz de Bezana, integrado por los concejos de Azoños, Maoño, Prezanes, Mompía, Sancibrián, Soto de la Marina –anteriormente, dependiente del Real Valle de Camargo– y Santa Cruz de Bezana, su capital.
Nueve años después, el lugar de Valmoreda se integró, en calidad de barrio, dentro de la localidad de Oruña, adscrita al municipio de Piélagos. Siempre ha pertenecido al partido judicial de Santander.
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