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Patrimonio

Jueves, 16 de enero 2020, 12:16

Patrimonio civil

Son numerosas las construcciones civiles levantadas en los siglos XVII y XVIII en este municipio, entre las que destacan el palacio de Arredondo y la casona y capilla de Juan Valle Rozadilla, ambos en Bárcena de Cicero, del XVII; el palacio de Alvarado, también llamado de Cerecedo, en el barrio de la Maza de Adal, de mediados del XVIII y atribuido a Antonio de Vega y Marcos de Vierna, declarado Bien de Interés Cultural en 1989; el palacio de Colina, del barrio de la Iglesia, en Bárcena de Cicero, mandado construir en 1759 y atribuido a Bernabé de Hazas, declarado Bien de Interés Cultural en 1984; o el palacio de Rugama, atribuido a Pedro de Toca Solórzano y continuado por Pedro Gómez de Isla, Juan de Oceja y Francisco del Río, declarado Bien de Interés Cultural en 1983. Esta importante obra civil se compone de una casa torre y una capilla panteón dedicada a la Virgen del Carmen. Fue comenzada a construir hacia 1740. La capilla presenta una nave rectangular de dos tramos cubiertos por una bóveda de crucería y media naranja (la capilla mayor) con una sacristía en la parte posterior. Posee una monumental fachada principal con una espadaña de tres cuerpos. En su interior custodia el cenotafio de Lorenzo de Rugama y un retablo que ordenó ejecutar en 1744, obra de Raimundo Vélez del Valle y Bernardino de la Vega Jado. Por último reseñar la portalada de El Cristo, perteneciente la casona y capilla de Juan Valle Rozadilla, del XVII, declarada Bien de Interés Cultural en 1989.

El palacio de Colina, mandado construir en 1759

También en Bárcena se localizan algunos ejemplos de hotel familiar, propio de comitentes indianos del siglo XIX, agrupados en las inmediaciones de la carretera Santander-Bilbao, así como edificios regionalistas y detalles pintorescos decimonónicos, como el kiosko neoárabe levantado en una finca de Treto.

Patrimonio religioso

En los núcleos de población de Bárcena de Cicero se pueden ver interesantes iglesias parroquiales de época moderna: San Cipriano (Adal), San Andrés (Ambrosero), Santa María (Bárcena de Cicero), San Pelayo (Cicero) y San Esteban (Moncalián).

San Cipriano de Adal es un templo de una nave de cabecera poligonal y dos capillas abiertas en el crucero, todo ello cubierto por bóvedas de crucería (de terceletes y ligaduras enlazando el presbiterio con el crucero), con torre a los pies. La traza lleva a datar esta construcción a mediados del siglo XVI (en 1555 Lope García de Arredondo y Diego de Sisniega dan su parecer sobre la obra de dos capillas laterales de la iglesia de Adal). Presenta similitudes con edificios del norte de Castilla y La Rioja, así como con las iglesias de planta de salón de Trasmiera y la costa oriental de Cantabria. El retablo mayor es un ejemplo de romanismo temprano de finales del XVI, que, influido por los talleres navarro-riojanos, se atribuye a Juan Gómez de Bárcena. De su patrimonio mueble también son de reseñar los retablos de las capillas del transepto, en el lado del evangelio se ven dos de estilo contrarreformista, de mediados del XVII; la epístola alberga un segundo retablo de mediados del XVII, atribuido a Juan de la Piedra y un segundo prechurrigueresco.

San Andrés de Ambrosero es un templo de una nave de dos tramos, con cabecera poligonal y dos capillas abiertas en el crucero, todo ello cubierto por bóvedas de crucería. En una primera fase, documentada en 1537, se levantó la cabecera poligonal y en una segunda fase, hacia mitad del siglo XVII, la nave y sus bóvedas, de crucería con terceletes y ligaduras. El retablo mayor es obra rococó, documentado hacia 1770, obra de Cosme de Vierna y Manuel Ortiz de Palacio. Otra pieza mueble a reseñar es el retablo de la Vera Cruz, obra contrarreformista del primer tercio del siglo XVII del taller de Siete Villas.

Santa María de Bárcena de Cicero es un templo de planta de salón con tres naves cubiertas por bóvedas de crucería y dos sacristías. Fue construida en la segunda mitad del siglo XVII (documentada en 1661) y tuvo como maestro arquitecto a Fernando de la Puente Liermo (aparece documentado en 1664). Contemporánea es una capilla adosada y cubierta por una cúpula semiesférica sobre pechinas dedicada a Antonio de Sevil Santelices, obra de Pedro del Pontón Setién. La portada se fecha hacia 1690-1700. En el presbiterio acoge un retablo mayor churrigueresco de Bartolomé Antonio de la Bodega, fechado en 1707. Otras obras muebles a destacar son el retablo del primer tramo del evangelio, de estilo prechurrigueresco, fechado hacia 1665; el retablo romanista del primer tramo de la nave de la epístola, fechado entre 1633 y 1638; el retablo prechurrigueresco del último tercio de la capilla de Antonio Sevil Santelices.

San Pelayo de Cicero es una iglesia con planta de cruz latina y cabecera rectangular cubierta por bóvedas de crucería (la del crucero de terceletes, ligaduras y combados). Fue construida a mediados del XVI según trazas de Lope García de Arredondo. Su retablo mayor es uno de los más notables ejemplos de tardorromanismo de Cantabria. Fechado en 1633, fue ensamblado por Rodrigo de los Corrales y cuenta con esculturas de Juan de Palacio. Tras este retablo apareció otro pintado directamente sobre el muro de gran calidad, compuesto por un cuerpo con cuatro escenas que dejan un espacio en el centro con sillería simulada. Fue realizado al temple sobre el enlucido de cal, hacia 1580. Se trata de dibujos de estética romanista que presentan figuras bien modeladas y atléticas. Entre las piezas muebles del templo también han de reseñarse el retablo de la capilla del lado del evangelio, de estilo churrigueresco de 1660; el de la capilla del lado de la epístola, churrigueresco del XVIII; el del lado del evangelio churrigueresco de hacia 1730-40; y el del lado de la epístola, churrigueresco de 1730.

Iglesia parroquial de San Pelayo

San Esteban de Moncalián es un templo de una nave de dos tramos con presbiterio poligonal cubierto por bóvedas de crucería. Sus características llevan a datarlo a mediados del XVIII. Alberga diversas imágenes de los siglos XVII y XVIII.

Otras construcciones religiosas de Bárcena de Cicero son la capilla de Nuestra Señora de Gracia (Cicero) documentada en 1591, con un retablo contrarreformista de hacia 1660; la ermita de San Roque (Bárcena de Cicero), de mediados del XVIII, la ermita de San Pedro (Bárcena de Cicero), de finales del XVIII; la ermita de San Antonio, de principios del XX; la ermita de la Virgen de las Nieves del siglo XX (Vidular), entre Hazas de Cesto, Bárcena de Cicero y Voto.

Patrimonio industrial

Del conjunto de molinos de marea que a lo largo de la edad moderna se alzaran sobre las numerosas ensenadas de las rías de Ajo y Quejo sobreviven los restos de una decena, siendo los más completos el de Santolaja, reconstruido en 2003, y el de Castellanos, que fue declarado Bien de Interés Cultural en 1988. El molino de Castellanos fue construido a instancias de Juan de Isla y proyectado en 1753 por Juan de la Peña Láinz. El molino de Santolaja aparece documentado por primera vez el 13 de mayo de 1639. En 1695, se acordó su demolición y reconstrucción, siendo las condiciones de construcción redactadas por Francisco del Pontón Setién, maestro mayor de obras del arzobispado de Burgos y Francisco de la Cabada, vecinos de Galizano y Pontejos. Dos años después, en 1697, se remató la obra a un consorcio de diez canteros vecinos de Hazas, encabezados por Luis de Ajo.

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