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Jueves, 16 de enero 2020, 12:21
Los vestigios más antiguos de pobladores en Escalante se localizan en el cerro de Montehano, lugar estratégico que permite el control visual de la zona del estuario del Asón. Allí se localizaron las cuevas de la Doncella y la Mosolla con restos de ocupaciones prehistóricas. También en ese sitio se recuperaron materiales de época romana.
En la Edad Media la población de Escalante se agrupaba en torno a una serie de monasterios dependientes de Santa María de Puerto de Santoña. El levantamiento del castillo de Montehano, por orden de Diego López de Haro hacia 1243-1254, y la fundación del convento de San Francisco en 1305 marcaron el establecimiento del poder señorial en el lugar. Juan I de Castilla creó el señorío de Escalante, que recayó en personajes como Diego González de Ceballos y su sucesor Gonzalo Díaz de Ceballos.
En torno a 1308 la población conoció un desarrollo urbano planificado, similar al experimentado por las villas costeras de jurisdicción real en los siglos XII y XIII. Su núcleo edificado regular estaba delimitado por un camino de ronda y lo atravesaba una senda de oeste a este, en dirección a Santoña. En virtud del matrimonio de Elvira Álvarez de Ceballos, en la primera mitad del XIV, Escalante pasó al linaje alavés de los Ayala y, más tarde, merced al matrimonio de su hija, Mencía de Ayala y Ceballos, con Beltrán Vélez de Guevara III, terminó en el linaje guipuzcoano de los Guevara. En 1441 Beltrán de Guevara fundó el mayorazgo de los Guevara sobre Escalante.
En las décadas finales de la Edad Media y buena parte de la Edad Moderna fueron constantes los enfrentamientos entre la villa, que aseguraba su condición de realengo, y los Guevara, cuyos miembros no dudaron en recurrir a la violencia para hacer valer su primacía. El concejo pidió justicia ante la Real Chancillería de Valladolid y ésta resolvió en dos sentencias: en 1532 y 1618. Esta última puso fin al conflicto feudal, si bien no fue obstáculo para que Luis de Guevara recibiera el título de conde de Escalante en 1627. La población testimonia aquel conflicto en su distribución urbana. Al sur y al este se alzan vestigios de las edificaciones simbólicas del poder señorial, y al noroeste, aquéllas que encarnan la administración concejil.
Entre tanto, y a pesar de las disputas, el concejo firmó en 1579, junto a Santoña y Argoños, carta de hermandad con la Merindad de Trasmiera. Ésta era un distrito administrativo documentado en el siglo IX y articulado durante la Baja Edad Media, que logró sobrevivir hasta 1834, integrada desde los Reyes Católicos en el Corregimiento de las Cuatro Villas de la Costa de la Mar.
En 1822, con la llegada de los ayuntamientos constitucionales, Escalante se conformó como municipio autónomo. Ha pertenecido a los partidos judiciales de Laredo (1822), Entrambasaguas (1835) y Santoña (1885), en el cual permanece.
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