Patrimonio

En el cerro de Montehano se han localizado los testimonios arqueológicos más relevantes de Escalante. Aquí se localizaron los yacimientos de las cuevas de La Mosolla y la Doncella, ésta última alojaba un conchero, alterado en tiempos posteriores por enterramientos que incluían ajuares cerámicos (ambas cavidades están en la actualidad cegadas). En este monte se localiza otro elemento arqueológico de interés: las ruinas de un castillo medieval, declaradas Bien de Interés Cultural en 1993. Se trata de una fortaleza de planta rectangular, de 41x20 m, que se considera mandada construir a mediados del siglo XIII, por Diego López de Haro.

El núcleo urbano de Escalante se remonta a comienzos del siglo XIV y sigue el esquema ortogonal que presentan las calles de las villas costeras de jurisdicción real, levantadas en aquella época. En la actualidad, está considerado uno de los más interesantes y coherentes de la comunidad autónoma, con sus calles flanqueadas por casas en hilera, de solanas entre contrafuertes, levantadas a lo largo de los siglos XVII, XVIII y XIX.

Entre los edificios civiles, son emblemáticos el bloque de las casas consistoriales y la casa-torre de los Guevara, que simbolizan a los dos antagonistas en un conflicto de poder que marca buena parte de la historia de Escalante. El primero, reformado a finales del siglo XIX por Joaquín Mazas, conserva el soportal datado en el siglo XV. El segundo es un complejo cuyo origen se remonta al siglo XV. Integra un bloque central flanqueado por dos torres y fue remodelado en el XVII. Presenta una fachada de sillería de dos pisos y un soportal, precedido por dos arcos escarzanos que dan paso a dos puertas, de los siglos XVI y XVII.

Otras casonas de interés son el conjunto compuesto por la casa de los Agüero, de la segunda mitad del siglo XIX, y la ermita de Nuestra Señora de la Consolación, de la primera mitad del siglo XV; la casa del licenciado Juan de Lamadriz, del siglo XVI; la casa de Castillo, la casa de Venero y la casa y capilla de Santelices, levantadas en el siglo XVII; y la casa de Jado, solar de la familia Santelices, construida en el XVIII.

En Escalante han sobrevivido varias instalaciones de molienda. La más célebre es el molino de mar de Cerroja, propiedad del concejo de Escalante y documentado desde el siglo XVI (se le suele identificar con uno datado en el siglo XI). Otro de los molinos conservados el de Riomolino, documentado a finales del XVIII.

En el municipio de Escalante se localiza una serie de interesantes construcciones religiosas, entre ellas se cuentan la ermita de San Román (Escalante), la iglesia de Santa Cruz (Escalante), el monasterio de San Sebastián (Montehano) y el convento de San Juan de Monte Calvario (Escalante).

La ermita de San Román, erigida hacia 1200, es una de las construcciones más antiguas de Escalante. Se trata de un pequeño santuario de una sola nave rematada por un ábside semicircular. En su interior sobresale la decoración escultórica de los capiteles (descendimiento, matanza de los inocentes, animales y otras figuras) y las dos estatuas-columnas que flanquean el presbiterio, una de ellas con la Virgen y el Niño y la otra, con un personaje identificado como San Benito. Se considera posible que estas piezas fueron realizadas en torno al siglo XIII por escultores que recogen influencias del norte de Burgos. La iglesia está documentada desde comienzos del XVI, cuando fue escenario de un deslinde de territorios entre Argoños y Escalante.

A las afueras de la villa de Escalante, se alza la iglesia de Santa Cruz, cuyo origen se remonta a un monasterio, vinculado primero a la familia de Ceballos y más tarde a la de Guevara. La parte más antigua es la capilla de Santiago, levantada a mediados del siglo XVI; el resto del templo fue erigido en el XVII –fue terminado en 1684– y la torre en el XVIII. Ésta sigue modelos barrocos de Francisco del Pontón Setién, fue iniciada en 1702, bajo la dirección de José de Cicero, reformada en la parte de los pies hacia 1745 y reparada en 1967 y en 1971. Alberga una interesante serie de retablos, el mayor obra de Vicente Ortiz de Arnuero y contratado en 1724; y los de Nuestra Señora del Rosario (1735) y el Nuestra Señora de los Dolores o de la Soledad (1680-1690). También es de destacar el púlpito del siglo XVII y la portada sur del templo, del siglo XVII, ubicada en un pórtico a modo de retablo, similar a otras contemporáneas levantadas en Burgos.

El monasterio de los San Sebastián de Montehano se localiza al borde de las marismas y fue fundado por los franciscanos a comienzos del siglo XIV. Sobre él estableció capellanía perpetua Beltrán de Guevara en 1441. El cenobio fue reedificado en la primera mitad del XVII, interviniendo el maestro de cantería Juan de Naveda. A comienzos del siglo XIX sufrió las agresiones de las tropas francesas y posteriormente fue vendido, durante los procesos desamortizadores. En 1879 lo reocupó una comunidad de capuchinos. Un siglo más tarde, en 1977, el recinto fue sometido a una reforma proyectada por los arquitectos César Caicoya, Ignacio Guinea y Alfonso Rubi. El monasterio fue declarado Bien de Interés Cultural en 1981.

El convento de San Juan de Monte Calvario fue fundado sobre un legado dispuesto en 1597 por Juan de Castillo Río. Comenzó a edificarse en 1603, conforme a las trazas del arquitecto franciscano Miguel Aramburu, y conoció sucesivas ampliaciones a lo largo del XVII. La iglesia, de una sola planta, está cubierta por una bóveda de medio cañón. Acoge un retablo mayor datado hacia 1665 que, en su origen, estuvo destinado al convento de San Sebastián de Hano, y se atribuye a Francisco Martínez de Arce. En la parte inferior aloja la imagen de la Virgen del Tránsito o de la Cama. Es una imagen de filiación vallisoletana, datada en las primeras décadas del siglo XVII, que fue enviada por la condesa de Lemos y colocada en el coro alto en 1638.