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Jueves, 16 de enero 2020, 12:33
Una de las construcciones civiles más emblemáticas de Marina de Cudeyo es el singular castillo de origen medieval integrado en el conjunto histórico artístico de Agüero, declarado Bien de Interés Cultural en 1985, con el objeto de proteger sus bellas construcciones medievales y modernas. La fortaleza datada en los siglos XIII y XIV, perteneció al linaje de los Agüero, en el que destacó Pedro González de Agüero, armado caballero por Alfonso XI en 1330. Es de estilo gótico pero que difiere de los clásicos castillos castellanos. Fue restaurada en el XIV, reforzándose su estructura con cubos en las esquinas, sobre los cuales se colocaron en el siglo XVII, inscripciones alusivas al linaje. De planta cuadrada y realizada en mampostería, tiene escasa altura. En la fachada principal que se abren el único acceso en arco apuntado y cinco pequeños vanos apuntados. Dispone de torrecillas cilíndricas en los ángulos rematadas en cuatro pináculos. Esta edificación conserva también el foso y el contrafoso.
Son numerosos los edificios erigidos en la Edad Moderna que todavía pueden verse en la Marina de Cudeyo, entre ellos sobresale la torre de Riva-Herrera de Gajano declarada Bien de Interés Cultural en 1992. Se trata de una edificación cúbica con una tipología intermedia entre la torre medieval y la casa renacentista de la cual se dice fue fundada por Garci González de la Riva y su mujer Elvira, que vivieron en el siglo XV. Se considera que la torre fue realmente erigida en la primera mitad del XVI, por Fernando de la Riva Herrera, Castellano del Castillo de Hano y Proveedor Superintendente de las Armadas y Fábricas de las Cuatro Villas. En el siglo XVII fue reedificada a instancias de Jerónimo González de la Riva. Levantada en mampostería, tiene planta cuadrada y tres pisos, con cubos circulares en las esquinas rematados por pináculos cónicos. En la fachada principal, situada en el lado sur, se halla un pequeño escudo flanqueado por leones rampantes con las armas de la familia Riva. La puerta de entrada está rematada por un arco de medio punto.
Ejemplo de las casas solariegas de comienzos del siglo XVII es la Casona de Villanueva de la Barca de Agüero, mandada construir por Gabriel González de Agüero hacia 1617. Se trata de un bloque de dos alturas con cubierta a cuatro aguas, que presenta tres arcos de medio punto apoyados en pilares cuadrados, dando acceso al zaguán.
Ejemplo del clasicismo tardío es la casa de Francisco de Hontañón Riba Cudeyo de Elechas, edificada en la segunda mitad del siglo XVII. Su fachada presenta un orden equilibrado entre los arcos carpaneles del soportal y las ventanas, que rompe un gran escudo de armas. El interior estaba decorado con diversas pinturas y esculturas religiosas. Sobresaliente ejemplo de la arquitectura del barroco es el palacio de los Oruña y su capilla en Agüero. Su construcción fue contratada en 1705 con los maestros de cantería Pedro de Cereceda y Simón y Alonso de Palacio. Se erigió sobre en el solar que ocupara una antigua torre y presenta planta en L. Sus fachadas están levantadas en sillería y ornadas con ventanas cajeadas y dos grandes escudos profusamente labrados con altorrelieves. La fachada de la capilla es similar al nicho funerario de Nicolás Javier de Olivares, que se encontraba en la antigua Colegial de Santander y se atribuye a José de Cereceda. Los modelos barrocos del XVIII, perviven en el XIX, ejemplo de esta corriente es la casa de los Padres Jesuitas que perteneciera a la familia Rubalcava. En su fachada incorpora dos escudos procedentes del palacio de los Oruña Montecillo de Agüero.
En cuanto a la arquitectura privada de finales del XIX, principios del XX, en Marina de Cudeyo se cuentan varias residencias particulares reseñables, muchas de ellas deudoras de la estética ferroviaria y otras enmarcadas en las corrientes regionalistas, entre ellas Villa Paula en Elechas, erigida a mediados del siglo XX.
La arquitectura pública del cambio de siglo está presente en las escuelas de Elechas, las de Pontejos de 1923 y las de Setién, las tres financiadas por el Marqués de Valdecilla. Es de interés el conjunto de edificaciones sanitarias instaladas en la península de Pedrosa de Pontejos. Su origen se remonta al año 1869, cuando el paraje se convierte en un lazareto a instancias de la Junta de Comercio. A comienzos del XX se transforma en un sanatorio marítimo antituberculoso. Los edificios se corresponden a diversas etapas constructivas –entre 1920 y 1923 se acometió una ampliación de las instalaciones dirigida por el ingeniero Corral–. Su estilo conjuga regionalismo con rasgos propios de la industrialización.
Este municipio costero cuenta con interesantes muestras de arquitectura privada contemporánea. Entre ellas se cuentan los Bungalows en Pedreña (1968), emplazados sobre una ladera frente al campo de golf de Pedreña, sobre un proyecto de Luis Gonzalo Carrión; la casa Ortega (1980), en Elechas, del arquitecto Julián Ortega Jorganes, que reproduce el esquema libre de un árbol artificial, adosado a la construcción; la casa Ortiz Melón (1988), en Rubayo, de los arquitectos Pedro Arbea Ayestarán y Eduardo Ruiz de la Riva; la casa Cabrero (1993), en Rubayo, del arquitecto José Cabrero; y la casa Gómez (1994) situada en Rubayo, sobre un proyecto de Pedro Arbea Ayestarán.
En Marina de Cudeyo se pueden visitar las iglesias parroquiales de San Juan (Agüero), San Martín (Gajano), Santiago (Orejo), San Miguel (Rubayo), San Vicente (Setién), San Bartolomé (Elechas), San Pedro (Pedreña) y San Juan Bautista (Pontejos).
San Juan de Agüero es una de las iglesias más antiguas del municipio. Fue fundada en el siglo XIV y reformada durante el siglo XVII. La capilla mayor de este templo de una nave, con capillas laterales y torre a los pies, albergaba el sepulcro gótico de Pedro González de Agüero, patrono fundador de la iglesia, datado a finales del XIV que cubría una imagen yacente del difunto. El fallecido es representado de forma esquemática, vestido con una cota y cubierto por una túnica de amplios pliegues, mientras acaricia un halcón con una mano y un perro le observa tumbado a sus pies. Se considera que la figura fue realizada en el taller de las Huelgas de Burgos. Desde 1968, esta imagen se encuentra en el Museo Diocesano Regina Coeli de Santillana del Mar. Junto al sitio que ocupara la tumba se halla una copia de un San Juan Bautista de José Ribera, que pudiera haber sido realizada en el taller del pintor valenciano afincado en Nápoles. En el exterior del templo destaca el porche apoyado en columnas toscanas y adosado a la fachada sur, donde se sitúa la portada. La iglesia y otros elementos patrimoniales de la localidad forman el conjunto histórico de Agüero declarado Bien de Interés Cultural en 1985.
San Martín de Gajano fue erigido en los siglos XVI y XVII. En 1690, la suma de dos naves a la ya existente transformó el templo en una iglesia de salón –esta ampliación se debió a los maestros de cantería Francisco de Villa y Juan Gómez de Velasco–. En su interior alberga un retablo mayor churrigueresco cuya construcción fue contratada en 1723 a los maestros Jerónimo de la Revilla –que sigue en éste la estructura de otros retablos suyos–, Juan de las Cavadas, Felix y Lorenzo de Rivas. Las naves colaterales están ornadas con retablos de estilo rococó de finales del XVIII.
Santiago de Orejo comenzó a edificarse en el siglo XVI, fue ampliado en el XVII con la suma de una capilla y una torre y concluido en el XVIII, cuando se erigió la sacristía. La capilla, abierta en el lado del evangelio, de una nave de tres cuerpos, fue fundada por el licenciado Francisco de Agüero Setién en 1680, sigue modelos clasicistas y alberga un retablo de piedra, contemporáneo a la construcción de la capilla. El retablo mayor de la iglesia está datado a finales del XVII.
San Vicente de Setién es resultado de una reedificación acometida en el siglo XVII –se considera que es resultado de una obra contratada en el año 1656 con los maestros Francisco Gómez y Agustín de Casuso Molino–. Se trata de un templo de una nave con una bóveda de cañón de dos tramos decorada con lunetos de yesería y una cúpula de yesería sobre pechinas. Alberga un retablo mayor churrigueresco concluido en 1714, obra del maestro ensamblador Jerónimo de la Revilla. Está flanqueado por dos retablos neoclásicos realizados a finales del XVIII, comienzos del XIX. La iglesia y un cercano palacio fueron incluidos en el Inventario General del Patrimonio Cultural de Cantabria en 2001.
San Miguel en Rubayo fue comenzada en el XVI y reformada en el XVIII, cuando se alzan la nave principal y la torre. Custodia un retablo churrigueresco contratado en 1692 con el maestro ensamblador Jerónimo de la Revilla, representativo de los talleres de Cudeyo. En 1985 fue descubierto durante una restauración un retablo pintado el muro oculto por el mayor. Se le data en el año 1569.
San Bartolomé de Elechas es una construcción contemporánea que sigue los modelos tradicionales de las iglesias de Trasmiera. Se considera concluida hacia 1916 y vino a sustituir al templo de San Bartolomé de Vedia. Del patrimonio mueble conservado en su interior destacan dos figuras romanistas talladas a finales del XVI, principios del XVII.
San Pedro de Pedreña fue construida después de la Guerra Civil, durante la cual fue destruida el templo primitivo. Como en el caso de San Bartolomé, también este templo se basa en el ejemplo de las iglesias trasmeranas. En su interior destaca un mural del pintor Fernando Calderón de inspiración bizantina que incluye representaciones de los apóstoles y la Trinidad enmarcadas por los Tetramorfos.
San Juan Bautista de Pontejos fue destruida durante la Guerra Civil. La moderna iglesia de San Juan fue erigida en 1946, como en el caso anterior, trata de incorporar algunos elementos formales de la tradición constructiva de Trasmiera.
Otros santuarios a reseñar de este municipio son la ermita de Nuestra Señora de las Nieves de Gajano, de mediados del XIX, con una talla de la Virgen del XVII; la ermita de la Virgen del Carmen de Orejo, de origen medieval y reedificada en el siglo XVII, con un interesante retablo de piedra; la ermita de San Andrés de Rubayo, documentada desde comienzos del XIX; y la capilla del antiguo sanatorio marítimo de Pedrosa, edificada en 1943. También son de interés el humilladero de Agüero, fechado en 1828, y el de Setién, de factura moderna.
Son numerosas las construcciones religiosas desaparecidas en Marina de Cudeyo. En Elechas constan la iglesia de San Bartolomé de Vedia, situada junto a la bahía y reformada hacia el siglo XVI; la ermita de San Roque, del siglo XVIII; y el hospital de San Lázaro del Prado, de origen medieval y documentado desde el XVII. En Gajano ya no existen ni la ermita de Nuestra Señora de la Consolación, reedificada en el XVIII, ni la ermita de Santa Ana. Y en Setién no quedan vestigios de la ermita de la Magdalena, reedificada en el XVIII. Durante la Guerra Civil fueron destruidas la iglesia de San Pedro en Pedreña y la iglesia de San Juan Bautista del siglo XVII en Pontejos, así como las ermitas de Nuestra Señora de Muslera, del siglo XVIII, y de San Pantaleón también en Pontejos.
Cabe destacar en este apartado el puente de Agüero, ubicado sobre el río Miera, entre los municipios de Marina de Cudeyo y Entrambasaguas. De origen medieval y reconstruido en piedra en la Edad Moderna, su fábrica actual se remonta a finales del XVII, principios del XVIII. En 2002 fue objeto de trabajos de rehabilitación.
En este apartado es de reseñar el llamado Tesorillo de Ambojo, un conjunto de monedas de plata de los siglos XI y XII, de los reyes Alfonso VI, de Castilla y León, y Sancho V Ramírez y Pedro I, de Aragón, halladas en 1983 entre tumbas de lajas en Pedreña. El tesoro fue declarado Bien de Interés Cultural en 2002.
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