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Jueves, 16 de enero 2020, 12:39
El municipio cuenta con importantes yacimientos arqueológicos que evidencian la ocupación de estas tierras por poblaciones prehistóricas desde el Paleolítico. De ellos destacan las cuevas de El Salitre, en Ajanedo, Piélago I y II y Rascaño, en Mirones, que han proporcionado una completa estratigrafía de los periodos Auriñaciense, Magdaleniense y Aziliense. En torno al año 1000 se estableció también uno de los más antiguos monasterios documentados de la repoblación de Cantabria: el de Santa María de Miera, del que ya existen referencias en el siglo XI y al que, en 1155, Alfonso VIII otorgó un privilegio. A él estaban sujetos otros centros monacales como los de Cayón o Carriedo. Con posterioridad, esta abadía pasó a integrarse en la de Santander, según se refleja en 1351 en el Becerro de las Behetrías, si bien los derechos señoriales correspondían a la Casa de Agüero.
A lo largo del Antiguo Régimen, el municipio se constituyó como tierra de realengo. No obstante, Miera fue uno de 26 municipios que conformaron la antigua Junta de Cudeyo, perteneciendo al tercio denominado de Enmedio. El municipio estuvo también incluido en el Corregimiento de las Cuatro Villas de la Costa de la Mar, y sus diputados participaron en las juntas generales para la creación de la provincia de Cantabria.
En 1822 Miera se erigió como ayuntamiento constitucional con capital en la localidad de La Cárcoba, perteneciente al partido judicial de Liérganes. Tras pasar por los partidos de Entrambasaguas, Santoña y Santander, desde 1992 pertenece al de Medio Cudeyo.
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