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Patrimonio

Jueves, 16 de enero 2020, 12:39

Patrimonio arqueológico

Miera cuenta con varios yacimientos arqueológicos de interés. Entre ellos se cuentan las cuevas de Rascaño, Salitre, Las Regadas y el Piélago I y II. Rascaño, se encuentra en Mirones y custodia abundantes materiales del Paleolítico (entre ellos la secuencia más completa del Magdaleniense de Cantabria) y la Prehistoria Reciente. La cueva del Salitre se encuentra en Ajanedo. Fue descubierta en 1903 por Lorenzo Sierra (conforme a los datos de que se disponen fue una de las primeras cavidades con manifestaciones de arte rupestre localizadas en Cantabria después de Altamira). A finales de la década de los setenta del pasado siglo fue objeto de las primeras excavaciones de carácter científico. Custodia un importante yacimiento con una secuencia estratigráfica que incluye niveles del Auriñaciense, Solutrense, Magdaleniense y Aziliense. También alberga interesantes muestras de arte parietal paleolítico, que incluyen representaciones naturalistas ejecutadas en pintura roja de difícil identificación, trazos en macarroni y marcas y puntuaciones hechas con carbón vegetal. La cueva del Salitre fue declarada Bien de Interés Cultural en 1980. Las Regadas, situada en La Cárcoba, contiene un depósito de materiales atribuidos al Musteriense y manifestaciones de arte parietal paleolítico. Se trata de grabados muy gruesos que se han identificado como la cabeza de un cierto y un rebeco. Las cuevas de Piélago I y II, en Mortesante, han aportado la secuencia más completa y documentada del Aziliense.

Vista de la cueva de Sopeña.

Patrimonio civil

El ejemplo más destacado de arquitectura de la Edad Moderna de Miera es un conjunto de casa y capilla localizados en Pumares. La casa se considera erigida en el siglo XVII y la capilla, en el pasado bajo la advocación de Nuestra Señora del Pilar, en el XVIII. Más numerosas son las casas típicas en hilera con balcones de madera y muros de sillería.

Casa típica de Miera.

En cuanto a la arquitectura del siglo XIX y comienzos del XX, en el barrio de La Cantolla de Mirones se encuentra el llamado Hotel París, también conocido como 'La Torre', construido en 1905. Está situado en lo alto de una roca y consta de una torre de sillería adosada a una casa. En la fachada se ubicaba un reloj, similar a los de las estaciones de ferrocarril francesas, que en la actualidad se encuentra en una iglesia de Sabadell. El nombre de esta residencia no ha de llevar a engaños, hotel era la manera de llamar en el XIX a una casa más o menos aislada de las colindantes y habitada por una sola familia. En este apartado hay que reseñar los grupos escolares de Mirones y La Cárcoba, también del periodo de entre siglos.

Un capítulo importante en este municipio son sus cabañas ganaderas, que revelan la influencia de la pasieguería. El modelo prototípico es un bloque de planta rectangular y dos alturas. El superior, llamado payo, se destina a almacenar la hierba segada y el inferior a guardar los animales, que se mantienen sujetos al pesebre por las cebillas colocadas a poca altura. Está construido con materiales locales, con entramados de madera y muros levantados en mampostería irregular con doble paramento, utilizándose el barro como aglutinante. El tejado se compone de lastras de roca arenisca apoyadas sobre la hierba seca que recubre la ripia. En el exterior se abren dos vanos; al superior se accede por una escalera pétrea de aspecto macizo. En el payo se instala separado por paredes levantadas con tablas el sencillo recinto de vivienda. Con el paso del tiempo, se desarrollan modelos más complejos de cabaña (llamada en estos casos vividora); en éstos, la escalera es sustituida por rústicas solanas de tablazón. En Miera presentan dos aspectos: las más antiguas tienen tejado de lajas de piedra y las más modernas, teja árabe.

Cabaña pasiega, muy habitual en la zona.

Patrimonio religioso

En Miera se encuentran varias construcciones religiosas de interés: las iglesias de Nuestra Señora de la Asunción (La Cárcoba) y San Román (Mirones) y la ermitas de San Pedro y el Santo Cristo (La Cárcoba).

Nuestra Señora de la Asunción de La Cárcoba, declarada Bien de Interés Cultural en 1988, fue levantada en el lugar ocupado en la Alta Edad Media por un monasterio benedictino dedicado en un principio a San Juan y a partir de 1099 a Santa María de Miera. Vinculada históricamente a la abadía de San Emeterio y San Celedonio de Santander, la iglesia actual fue edificada en varias fases: se comenzó a construir a finales del siglo XV y concluyó a mediados del XVII. Se considera que el edificio estaba concluido hacia 1621, si bien el último tramo fue reconstruido y concluido en 1651. Poco después, hacia 1654, las bóvedas fueron decoradas con motivos pictóricos geométricos (repintadas las del primer tramo y la cabecera en 1821 en las que aparece el tema del cuerno de la abundancia. En la segunda mitad del siglo XVII (1656-1663), se acometieron diversas obras de reforma de los soportes, las bóvedas de las capillas laterales y la portada. La portada, abierta en el muro norte, es uno de los elementos más singulares de este templo. Se considera construida en dos momentos, el primero, en la década de los sesenta del siglo XVII, se corresponde con la erección de la entrada de estilo clasicista de orden toscano. En un segundo momento en el siglo XVIII, se habría acometido la ejecución del pórtico monumental que cobija la puerta de ingreso. La torre es otro de los elementos exteriores destacados de esta iglesia. Se estructura en tres cuerpos, el último fue levantado entre 1678 y 1683 por los maestros de cantería Francisco Pérez de Irias y Agustín Gómez de Rebollar.

Iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción, en La Carcoba.

La iglesia custodia su interior cinco grandes retablos entre los que destaca el mayor, trazado por Francisco de la Casanueva y ejecutado por Fernando de Malla entre 1627 y 1637. La imagen de la Asunción fue tallada por el escultor Francisco de la Vega. En la parte inferior alberga la imagen gótica de la Virgen del siglo XIII. Los testeros de las naves laterales alojan dos grandes retablos churriguerescos ejecutados entre 1733 y 1734 por Andrés de la Gándara, dedicados a la Virgen del Rosario y San Antonio de Padua. Los colaterales, dedicados en la actualidad a la Virgen del Carmen y San Antonio Abad, son obra del mismo autor y fueron realizados poco después.

San Román de Mirones, un edificio del siglo XVII (existen noticias documentadas en 1671). A comienzos del XVIII se construyó el coro y en 1905 se erigió la torre. Se trata de un templo de una sola nave con cabecera cuadrada y el coro a sus pies. La iglesia cuenta con un pequeño retablo churrigueresco ejecutado entre 1704 y 1714 por Juan del Acebo.

Iglesia parroquial de San Román, en Mirones.

La ermita de San Pedro fue construida en el siglo XVII y es de estilo tardobarroco, edificado en una sola nave cubierta con bóveda de crucería. Su construcción se inició a comienzos del siglo XIX y cuenta con un retablo de estilo rococó. La ermita del Santo Cristo de La Cárcoba aloja una imagen de Cristo del siglo XVII, basada en modelos del XVI.

Por último señalar varias estructuras religiosas de interés: la fuente del siglo XV, situada en las inmediaciones de Nuestra Señora de la Asunción de La Cárcoba; un humilladero del siglo XIX, localizado en Mirones; y un humilladero contemporáneo, emplazado en el Collado de La Solana.

Patrimonio industrial

En los datos recopilados para el Catastro General, cuya elaboración fue impulsada por el Marqués de la Ensenada a mediados del siglo XVIII, se hace referencia a la existencia de siete molinos harineros en el río Miera Miera. Así mismo, son de destacar las obras de canalización de este río acometidas a lo largo del siglo XVIII a fin de optimizar su explotación como medio de transporte de madera hasta las fábricas de artillería de Liérganes y La Cavada.

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