Naturaleza

El municipio de Noja abarca la totalidad de la marisma de la Victoria y el extremo oriental de la marisma de Joyel, ambas pertenecientes a la Reserva Natural de las Marismas de Santoña, Victoria y Joyel, creada en 1992, incluida en el Convenio Ramsar en 1994 para la protección de los humedales y en la Red Natura 2000 y catalogada Lugar de Interés Comunitario (LIC). Se extiende por terrenos de diez municipios, correspondiéndole a Noja 231,41 ha, un 5,33% de las 4.341,69 ha protegidas.

Joyel, que Noja comparte con el municipio de Arnuero, abarca una superficie de 249 ha. No recibe aportes fluviales directos y se alimenta de las precipitaciones, de varias fuentes, como Ontañón y Ris, y de la permeación. Tiene forma de depresión e incluye amplios sectores de pradería. Se abre al mar por la ría de Cabo de Quejo, sección en la cual abundan los afloramientos de roca caliza, profundamente alterada por la construcción de diques. En esta área de marisma se localizan los marjales, islotes formados por la acumulación de sedimento, en los cuales se encuentra la mayor parte de la actividad biológica. Al norte, la ría queda prácticamente cerrada por las playas de Ris-Joyel, a la cual se halla asociado un sistema de dunas de trasplaya. Éste apenas presenta interés natural, dada la alteración a que se ha visto sometido, merced al uso recreativo de estos espacios.

La marima de la Victoria se extiende por una superficie de 151 ha, entre los barrios de Trengandín y Rota-Fonegra, al oeste, y Helgueras, al este. Alimentan este humedal varios manantiales, entre ellos Fumayor, La Llosa y Prado de la Serna. Su núcleo central se ha visto progresivamente aislado por la sedimentación de la playa de Trengandín, lo cual ha provocado su transformación en una laguna litoral, caracterizada por los carrizales y los juncales. Otros factores que han influido en la evolución de este humedal han sido la caza, la desecación y, como en el caso de Joyel, la parcelación, debida a la construcción de diques subordinados a molinos de marea.

Otros espacios naturales. También reviste interés la costa de Noja. Entre las puntas de El Brusco y La Mesa se caracteriza por la gran extensión de los fondos someros, en los cuales emergen farallones y crestas que presentan numerosas grietas y recovecos de gran riqueza faunística. En esta zona se encuentran los mayores campos de caloca o alga roja (Gelidium sesquipedale) de la costa oriental de Cantabria, que llegan a alcanzar una anchura media de alrededor de un kilómetro. Entre la punta de La Mesa y los islotes de San Pedruco y Pombera los fondos rocosos se vuelven más regulares y los campos de caloca menos extensos. Aquí se localiza el caladero Bajos de la Vaca, frecuentado por los pequeños barcos pesqueros locales.

También es atractivo el monte El Brusco, llamado también montes Mijedo, que desciende hasta la playa de Trengandín, cuyas 300 ha, coronadas por una cumbre de 239 m, son compartidas con el municipio de Argoños. Puebla este cerro un arbolado denso en el que predomina la encina, sustituida allí donde ha desaparecido por el eucalipto, junto a arbustos de filiación mediterránea como el madroño, el laurel, el aladierno, el labiérnago, la jara, la zarzaparrilla... Las especies principales de aves que pueblan estos encinares costeros son el chochín, el petirrojo, el verderón, la curruca capirotada, el reyezuelo, el mirlo, etc. Resulta de interés la pequeña laguna de agua dulce que forman, junto a las dunas de Trengandín, las aguas que descienden desde el monte. En este pequeño humedal se puede observar la mansiega, una gran herbácea escasa en Cantabria.