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Jueves, 16 de enero 2020, 12:11
En Noja se encuentran dos bastiones defensivos de dos linajes procedentes de Arnuero, que testimonian las luchas de banderías libradas a finales de la Edad Media entre las casas de los Giles y los Negretes. Se trata de la torre de Castillo, también conocida como de Velasco, del siglo XV, en el barrio de Trengandín (conocida como Torre de Negrete), y la torre de los Venero, en el barrio de Ris, cuyo estado arruinado da fe de la derrota del bando de los Giles. Junto a la torre de Castillo, el primer marqués de Velasco hizo reconstruir en el siglo XVIII un palacio barroco, en el cual destacan una serie de tres escudos de armas, tallados en altorrelieve.
Asimismo, es notable el conjunto de residencias señoriales construidas en la Edad Moderna que pueden verse repartidas por Noja. Las más importantes son Casa del capitán Francisco Venero y Cabanzo, levantada en el siglo XVII, conforme a trazas que siguen modelos propios de Bernabé de Hazas; la Casa de Assas, mandada construir por Domingo de Assas y Vélez de Argos en el siglo XVII, reformada por Francisco Antonio de Assas Villota en el XVIII y nuevamente en el siglo XX; la casona de Venero, de finales del XVII, en la que intervino Antonio Torre; la casa del licenciado Domingo García de Zilla, también de finales del siglo XVII; el conjunto de casa y capilla del licenciado Antonio García de Zilla, construida entre 1714 y 1718, cuya traza se atribuye a Bernabé de Hazas (en la capilla se considera posible la intervención de su discípulo Antonio Torre) y cuya ermita custodia un retablo de Francisco de Vega; la casa de José Ris de Assas, construida hacia 1750-1756 por José de la Riva y Francisco Ruigómez; la casona de Cabanzo, reconstruida a mediados del siglo XVIII, con la intervención del maestro de cantería Pedro de Toca Solórzano; y la casa y capilla de Ris y Garnica, levantada también a mediados del siglo XVIII en la que intervinieron los canteros José de la Riva y Francisco de Ruigómez Pineda.
Del cambio del siglo XIX al XX datan dos proyectos que el arquitecto castreño Leonardo Rucabado realiza para la localidad: la casas de Manuel Morales (1913) y el palacio de Albaicín o casa de doña Obdulia Bonifaz y Ruiz de Zorrilla (1915) –existe una tercera casa llamada de Vara cuya atribución a Rucabado no es segura–. Ambas fueron levantadas siguiendo el vocabulario que caracterizaría el regionalismo montañés (para la primera se había presentado como alternativa un modelo con cubiertas de estilo 'centroeuropeo').
Otras construcciones reseñables privadas realizadas a lo largo del siglo XX son la casa diseñada por Joaquín Arnaiz de Paz en 1925 e inspirada en las casas de campo británicas, el chalet Barbero (1957) de los arquitectos Manuel Barbero Rebolledo y Rafael de la Joya Castro, autores de numerosos proyectos para SEAT; la llamada 'casa en la playa' (1957), junto al Ris, también sobre un proyecto de Manuel Barbero; y la casa Martínez Cano (1984), emplazada en una antigua cantera, sobre un proyecto de los arquitectos Eduardo Fernández Abascal Teira y Floren Muruzábal Sitges. Por último reseñar el Centro de Ocio Playa Dorada, un moderno complejo cultural y deportivo, obra de los arquitectos Juan A.Sadaba Fernández, Carmelo Carral Marqués y Javiez E. Ispizua Uribarri.
El edificio religioso más importante de Noja es la iglesia parroquial de San Pedro, localizada en el lugar que ocupara un antiguo monasterio altomedieval. Consta de una nave de dos tramos con capillas adosadas y una capilla mayor de planta cuadrada. Las cubiertas son de crucería estrellada. Comenzó a construirse a comienzos del siglo XVI y a finales de aquella centuria se añadieron las capillas de Nuestra Señora en el evangelio y de San Miguel en la epístola flanqueando la capilla mayor. A comienzos del siglo XVII se construyeron en la epístola la capilla para la cofradía de la Santa Cruz y en el evangelio la de María Fernández de Isla. Ésta custodia un monumento funerario, inspirado en el tratado de arquitectura de Vignola, que incluye las estatuas orantes de María Fernández de Isla y su esposo Gonzalo de Velasco Castillo. La torre, situada a los pies del templo, fue concluida a finales del siglo XVII (hacia 1691) y es deudora del barroco de los maestros de la Junta de Ribamontán. A finales del siglo XIX se levantó tras la capilla mayor una nueva sacristía, sobre un proyecto de Alfredo de la Escalera y Amblard, que sustituyó la anterior, del siglo XVI.
Además de la parroquial, en distintos lugares de Noja se han conservado diversos santuarios de interés: la ermitas de San Nicolás, San Juan y San Pedro, las tres incluidas en el Inventario General del Patrimonio Cultural de Cantabria en el año 2003. San Nicolás en el barrio de El Brusco está documentada desde el siglo X (el edificio actual se remonta al XVII). San Juan, en el barrio de Ris está documentada desde el siglo XI (el edificio actual se remonta al XVII); custodia una de las primeras obras del maestro Rodrigo de los Corrales. San Pedro, situada sobre la isla de San Pedruco, frente a la playa del Ris, se documenta desde el siglo XVI (el edificio actual es fruto de una reconstrucción de 1580). Constan desaparecidas las ermitas de San Andrés, Santa Catalina y San Sebastián.
Entre las obras de ingeniería preindustrial de Noja destacan el puente de Helgueras, de comienzos del siglo XVII, y los molinos de marea de Victoria y Joyel. El molino de Joyel está documentado desde el XVII, era propiedad del Concejo de Noja –que se encargaba de las subastas de arriendo– y fue construido en 1683. Presenta similitudes con el de Santolaja, en Arnuero, obra de los maestros canteros Francisco del Pontón y Francisco de la Cavada.
El molino de la Victoria se encuentra sobre la ría de Helgueras, en la marisma de la Victoria, perteneciente a la Reserva natural de las Marismas de Santoña, Victoria y Joyel. Se trata de un edificio de mampostería de planta rectangular cubierto por un tejado a dos aguas levantado sobre tres arcos escarzanos por los que pasaba el agua que movía las cinco ruedas de la maquinaria descritas en el Catastro de Ensenada. Se empezó a construir en 1629, siguiendo esquemas propios del siglo anterior, y fue concluido hacia 1634, después de un pleito librado ante la Chancillería de Valladolid que interrumpió la obra. Era propiedad del Concejo de Noja (que también lo era del molino de Joyel construido en 1683) esta institución se encargaba de las subastas de arriendo. En 1844 fue puesto en venta por el ayuntamiento de Noja para sufragar los gastos de la última guerra civil en un proceso que culminó el 30 de marzo 1845 con la cesión de la propiedad a Domingo Sarabia, vecino de Laredo por 8.750 reales. En 1930 fue abandonado pues ya no se le podía hacer funcionar. Fue declarado Bien de Interés Cultural en 1987. El ayuntamiento de Noja ha restaurado este molino de cara a su transformación en un aula de observación de la naturaleza.
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