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Jueves, 16 de enero 2020, 12:41
En Ribamontán al Mar se encuentran algunas de las playas más espectaculares y extensas de Cantabria. Al este, en una sección de costa dominada por abruptos acantilados, se abren las playas de La Canal, Arenillas y Langre. La primera, situada en las inmediaciones de Galizano, llega a alcanzar los 1.490 m de longitud y está asentada sobre la desembocadura de un arroyo, entre las puntas de la Canaluca y Riaño. En las inmediaciones, recortadas en el extremo de una llanura y resguardadas por paredes de roca, se hallan las playas de Arenillas, de 380 m, y de Langre, de 1.300 m. Ésta se divide en dos partes; la más grande, con forma de media luna, es uno de los principales reclamos turísticos de la comunidad autónoma cántabra.
Al oeste, la costa del municipio se suaviza y queda transformada en una línea de arena y dunas de casi seis kilómetros de longitud, dividida por convención en varios tramos. El primero, es conocido como Los Tranquilos, mide 370 m y desde él se puede ver la isla de Santa Marina. Tras un saliente rocoso, continúa la playa de Loredo, de 1.600 m, caracterizada por las dunas que avanzan hasta una serie de bosquecillos de pinos. A la altura de Somo, frente a la zona conocida como Las Quebrantas, escenario de numerosos naufragios, la playa se transforma en una lengua de arena de 3.375 m que penetra en la bahía de Santander, paralela a la península de la Magdalena. El extremo, conocido como El Puntal y sometido a las corrientes del Cantábrico y el curso fluvial del Miera, mide 500 m de longitud y termina en la punta Rabiosa.
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