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Patrimonio

Jueves, 16 de enero 2020, 12:41

Patrimonio arqueológico

El monte de la Garma, situado en la localidad de Omoño, custodia uno de los complejos arqueológicos más importantes descubiertos en España en las últimas décadas. En él se acumulan materiales que abarcan desde el Paleolítico Antiguo a la Edad Media. Ya en 1903 dos cuevas abiertas en este cerro, llamadas del Mar y El Truchiro, habían sido objeto de estudio. No fue, sin embargo, hasta 1995 cuando se produjo el hallazgo de los principales yacimientos. Las áreas de investigación son las cuevas de La Garma A, las llamadas Galería Inferior e Intermedia, La Garma B, La Garma C, La Garma D, El Valladar y Peredo, además de las mencionadas Truchiro y el Mar; así como el castro de La Garma situado en la cima de la colina. Las cavidades albergan materiales en cantidades inusuales (el inventario de La Garma A supera las 20.000 entradas y los suelos de la Galería Inferior están literalmente tapizados de objetos del suelo de un hábitat magdaleniense que se extienden por una superficie de 585 m2 con millares de huesos, instrumentos y restos de actividades humanas; así mismo han aparecido evidencias de construcciones paleolíticas y también se han localizado depósitos funerarios altomedievales), en concreto son de reseñar piezas de arte mueble paleolítico como cuatro bastones perforados, una espátula de 17 cm con el relieve de una cabra montés o una figura de bulto redondo tallada en la asta de un reno, una serie de estructuras funerarias calcolíticas o numerosos cerámicas de la Edad de Bronce. También son sobresalientes las manifestaciones de arte rupestre paleolítico localizadas en los espacios subterráneos, entre ellos casi un centenar de representaciones de animales, cuatro decenas de de grabados de partes corporales, más de un centenar de signos abstractos y dos centenares de líneas y manchas. Se suceden los estilos, las técnicas y las formas de aprovechas las superficies en estas representaciones ejecutadas a lo largo de todo el Paleolítico superior. Son amplias las composiciones naturalistas magdaleniensses vinculadas a los suelos de ocupación y adscritas al estilo pirenaico-cantábrico.

Además de este yacimiento prehistórico subterráneo, sobre la cima del monte de la Garma, convertida en los años treinta en pradería y más tarde en eucaliptal, en un paraje conocido como Calobro, se localizan los restos de un castro de la Edad de Hierro. Se trata de un recinto fortificado con una línea de amurallamiento de 450 m en torno a una planta ovalada con dos cierres, más estrecho al norte y más ancho al sur de 18.000 m 2, que conocería dos etapas de ocupación. En este estratégico emplazamiento, desde el cual se divisa la marina entre Santoña y la bahía de Santander, han podido recuperarse materiales líticos, cerámicos y metálicos, que han llevado a datarlo en el Hierro los años 750-400 a.C. El valor patrimonial de La Garma llevó a declarar en 1998 Bien de Interés Cultural con la categoría de Zona Arqueológica a un área de 1.020.312 m2 de este monte.

En cuanto a arqueología medieval es de señalar la necrópolis del barrio de Orna en Cubas, donde se descubrieron varias tumbas de lajas y tres estelas discoidales altomedievales, dos de ellas decoradas, una con una cruz patada, a partir de un botón central y la otra con un aspa inscrita en el interior de un cuadrado.

Manifestaciones de arte rupestre, en La Garma. En el monte de la Garma, que custodia uno de los yacimientos arqueológicos más importantes de España, se acumulan materiales que abarcan desde el Paleolítico Inferior a la Edad Media. Estructuras funerarias calcolíticas, en La Garma.
Imagen principal - Manifestaciones de arte rupestre, en La Garma. En el monte de la Garma, que custodia uno de los yacimientos arqueológicos más importantes de España, se acumulan materiales que abarcan desde el Paleolítico Inferior a la Edad Media. Estructuras funerarias calcolíticas, en La Garma.
Imagen secundaria 1 - Manifestaciones de arte rupestre, en La Garma. En el monte de la Garma, que custodia uno de los yacimientos arqueológicos más importantes de España, se acumulan materiales que abarcan desde el Paleolítico Inferior a la Edad Media. Estructuras funerarias calcolíticas, en La Garma.
Imagen secundaria 2 - Manifestaciones de arte rupestre, en La Garma. En el monte de la Garma, que custodia uno de los yacimientos arqueológicos más importantes de España, se acumulan materiales que abarcan desde el Paleolítico Inferior a la Edad Media. Estructuras funerarias calcolíticas, en La Garma.

Patrimonio civil

Uno de los testimonios más antiguos de arquitectura civil del municipio es una casa del barrio de Gorbenzo en Anero, que presenta dos escudos góticos separados por una greca. Al siglo XVI se remonta la casa de Gerónimo de la Vega Acebedo de Hoz de Anero; fue reformada en 1677, a instancias de Gerónimo de la Vega Acebedo, veedor y contador de la armada en Flandes y proveedor general de la Armada en Flandes, de planta rectangular con cubos en las esquinas; la portada pertenecía en origen a la casona de Riva Agüera de Gajano. También en el siglo XVII están datados bloques como la casa y capilla de la Concepción; la torre de Rigada, antiguo solar de los Rigada; la casona y capilla de Gándara de Cubas; y por último la casa de Francisco Villa (1627), con trazas del maestro de cantería Francisco del Pontón Icera, la casa de García de Horna (1627) y la casa de Pedro Ezquerra de Rozas (1632), las tres en Omoño.

En el siglo XVIII fueron erigidas y reformadas numerosas casonas en Ribamontán al Monte, entre ellas se cuenta el palacio de Movellán de Hoz de Anero. Tiene tres alturas y presenta un gran escudo en el piso principal, flanqueado por dos balcones sobre el soportal precedido por tres arcos escarzanos. Otras casas de la época son la casa de Gagigal, de Anero, del siglo XVIII compuesta por un cubo y una torre, modificadas en el XIX; la casa de Movellán en Omoño, de la primera mitad del XVIII, con elementos propios de la arquitectura de Manuel Reguera en Asturias; la casa de Cagigal de Villaverde de Pontones, presenta elementos propios de la arquitectura de Pedro de Toca Solórzano; y el palacio de Arco, también llamado Palacio de Arco-Agüero del barrio de Arco, en Villaverde de Pontones, relacionada con el mariscal Felipe de Arco-Agüero y compuesto de cuerpo bajo de la casa y la capilla del siglo XVIII y un cuerpo cuadrangular con forma de torre del XIX. Fue declarado Bien de Interés Local en 2003.

Son varias las intervenciones que el maestro Andrés Julián de Mazarrasa, maestro de cantería natural de Término, realizó en Ribamontán a lo largo del XVII. Entre ellas se cuenta la ampliación del palacio de Rigada de Hoz de Anero, en la actualidad conocido como Santo Desierto de San José de Rigada (declarado Bien de Interés Cultural en 1977), que presenta dos torres flanqueando una serie de bloques de diferente filiación. La actuación de Mazarrasa, encargada por Francisco Antonio de Cagigal, gobernador de Cuba, partió de la torre de la derecha y el cuerpo central datados en el siglo XVII; fue proyectada en 1751 y concluida en 1754. En Villaverde de Pontones se conserva otra obra suya, la torre central que domina la propia casa de la familia Mazarrasa, inspirada en las obras de Teodoro Ardemans (la casa fue reformada en el XIX y declarada Bien de Interés Local en 2003). También se atribuye a Andrés Julián Mazarrasa la casa de Puente-Liermo de Omoño, si bien ésta también incluye elementos propios de Pedro de Toca Carrera.

Torre de Rigada, en Anero. Palacio de Movellán, en Hoz de Anero. Santo Desierto de San José de Rigada. Santo Desierto de San José de Rigada.
Imagen principal - Torre de Rigada, en Anero. Palacio de Movellán, en Hoz de Anero. Santo Desierto de San José de Rigada. Santo Desierto de San José de Rigada.
Imagen secundaria 1 - Torre de Rigada, en Anero. Palacio de Movellán, en Hoz de Anero. Santo Desierto de San José de Rigada. Santo Desierto de San José de Rigada.
Imagen secundaria 2 - Torre de Rigada, en Anero. Palacio de Movellán, en Hoz de Anero. Santo Desierto de San José de Rigada. Santo Desierto de San José de Rigada.

En cuanto a la arquitectura decimonónica y de principios del siglo XX son de destacar la casona de Cagigal de Villaverde de Pontones, erigida en los últimos años del XIX; la casa Pellón de la Escalera de Villaverde de Pontones, basada en un proyecto de Alfredo de la Escalera y Amblard; y Villa Rosario, en Cubas, erigida siguiendo las líneas estéticas del pintoresquismo inglés hacia 1910-1920. Son numerosas las construcciones de este municipio que siguen el vocabulario acuñado por el nostálgico regionalismo arquitectónico en las primeras décadas del siglo XX. Ejemplos de aquellos primeros años son el palacio de Falla de Anero, levantado hacia 1920; La Solariega en Hoz de Anero, que reúne elementos del proyecto de Leonardo Rucabado Palacio para un noble montañés; la casa regionalista del barrio de la Mortera erigida hacia 1930 en Hoz de Anero. El éxito del repertorio de aquellas residencias no se agotó en aquel tiempo y fue utilizado en edificios erigidos en las últimas décadas de la centuria, así, el ayuntamiento inaugurado en 1977 fue levantado a modo de casona montañesa con materiales procedentes de Villafufre y el mismo Hoz de Anero, acoge una urbanización integrada por media decena de bloques construidos con fragmentos de residencias señoriales de la Edad Moderna despiezadas y traídas de diferentes lugares del norte de la península.

Palacio de la Vega, en Hoz de Anero.

Patrimonio religioso

En Ribamontán al Monte pueden visitarse una serie de construcciones religiosas de interés, entre ellas se cuenta Santa María de Toraya (Hoz de Anero), San Felix (Anero), Santa María (Las Pilas), San Andrés (Omoño), San Martín (Liermo), Santo Tomás (Villaverde de Pontones), San Juan Bautista (Pontones) y Nuestra Señora del Rosario (Cubas).

Santa María de Toraya de Hoz de Anero es un templo de una nave con capillas entre los contrafuertes, crucero flanqueado por dos capillas, cabecera poligonal y coro y torre a los pies. El crucero conserva los pilares de origen gótico del siglo XV; la cabecera presenta una cubierta avenerada sobre trompas, datada hacia 1575 que sigue un modelo acuñado por Rodrigo Gil de Hontañón y sus seguidores cántabros. La torre tiene tres cuerpos separados por impostas, el inferior de origen medieval. En el lado del evangelio del crucero se abre la capilla de los Acebedo, encargada por Fernando de Acebedo, atribuida al maestro de cantería Juan de Naveda y cubierta por una cúpula semiesférica sobre pechinas con espejos; en sus muros se abren dos edículos y en su suelo está enterrado Jerónimo de la Vega Sobremazas y Herrera. En el lado de la epístola del crucero se abre la capilla del Rosario, contratada en 1624, supervisada por Fernando de Acebedo y ejecutada por Juan del Arroyo; desde esta capilla se llega a la sacristía que aloja un aguamanil de principios del XVIII. El coro, profusamente dedorado, es uno de los más destacados de la comunidad autónoma; está documentado en el año 1732 y fue ejecutado por los canteros Francisco del Piñal, Mateo del Cagigal y Francisco de la Sierra. La iglesia custodia un retablo mayor datable hacia 1608–1610, su traza se atribuye a Rodrigo de los Corrales y su escultura a dos autores distintos. Otras obras muebles de interés son un cristo crucificado del XVI situado en el presbiterio; los retablos prechurriguerescos de las capillas de Acebedo y la epístola, fechados hacia 1680; y un retablo rococó situado en la capilla de la Dolorosa, de la segunda mitad del XVIII.

Iglesia de Santa María de Toraya, en Hoz de Anero.

San Felix de Anero es un templo de una nave de tres tramos, tramo de crucero con capillas laterales, cabecera rectangular y coro alto a los pies. El tramo del crucero es la parte más antigua, presenta pilares góticos de la segunda mitad del XV y se une a la cabecera por pilares cajeados del siglo XVII. La capilla del lado del evangelio, bajo la advocación de Santa Teresa, fue iniciada en 1640 y custodia un edículo rematado con un escudo de armas de la familia Rigada (fue edificada a expensas de Juan Bautista Rigada Sota). La capilla del lado de la epístola también está datada a comienzos del siglo XVII. Ambas cuentan con su propia sacristía, la segunda aloja un aguamanil realizado por Francisco de Agüero en 1723. El retablo mayor de la iglesia es de estilo contrarreformista y se data hacia 1630. La capilla de Santa Teresa alberga un retablo prechurrigueresco de la segunda mitad del XVII; en la capilla de la epístola se pueden ver un retablo contrarreformista del primer tercio del XVII y uno churrigueresco de comienzos del XVIII.

Iglesia de San Félix de Anero.

Santa María de las Pilas es un templo de una nave de tres tramos, con crucero, coro alto a los pies y portada clasicista. La cabecera es la parte más antigua, del siglo XV; presenta bóveda estrellada gótica y sus capiteles están decorados con motivos vegetales y animales. En el evangelio se abren una capilla del siglo XVI y la capilla de Santa Lucía del siglo XVII, decorada con pinturas murales del XVIII. La iglesia aloja un retablo mayor churrigueresco construido hacia 1710, con un relicario del XVII. Otras obras muebles del templo son el retablo de la capilla de Santa Lucía, de estilo contrarreformista y fabricaado a mediados del XVII, un retablo churrigueresco de 1673, otro churrigueresco de 1710 y una talla de la virgen de origen gótico del siglo XIII.

San Andrés de Omoño es un templo de una nave de tres tramos con dos capillas en el evangelio y una en la epístola y torre a los pies. La iglesia tiene origen gótico y a esta época se corresponden la cabecera, la portada abocinada de finales del siglo XV y una de las capillas. Las otras capillas están datadas en la primera mitad del siglo XVII, centuria en la cual se eleva el último cuerpo de la torre; el conjunto de la iglesia conoció diversas reformas en el siglo XVIII. El retablo mayor es contrarreformista y se data hacia 1620. También es de reseñar una talla de la Virgen de mediados del siglo XV que se considera salida de un taller de la ciudad flamenca de Malinas.

San Martín de Liermo es una sencilla iglesia de origen gótico de una nave. La cabecera está cubierta por una bóveda de crucería reedificada en el XVII que se apoya en pilares con capiteles ornados, algunos de ellos todavía presentan policromía.

Santo Tomás de Villaverde de Pontones presenta una nave de dos tramos y cabecera poligonal con bóveda de crucería estrellada. La iglesia fue erigida a mediados del siglo XVI; la espadaña erigida sobre el presbiterio data del XVII. En el lado del evangelio se abre la capilla funeraria de Arco-Agüero ejemplo de clasicismo tardío levantada hacia 1670-1690 y cubierta por una cúpula semiesférica, con casetones; la capilla aloja un retablo prechurrigueresco costeado por Mateo de Arco-Agüero y contratada en 1699 con el escultor Andrés de Monasterio y los ensambladores Juan de Alonso Viadero y Francisco Antonio de Monasterio. Otra pieza a reseñar del templo es el aguamanil de principios del siglo XVIII.

San Juan Bautista de Pontones tiene una nave de tres tramos y torre y acceso a los pies. Conserva elementos en la cabecera de origen gótico de la segunda mitad del siglo XV. La nave presenta arcos apuntados apoyados en soportes clasicistas del XVII. Aloja un retablo mayor prechurrigueresco del segundo tercio del XVII (hacia 1666), obra de Juan de Tolnado Herrera de influencia madrileña. Otras piezas de interés del templo son un retablo neoclásico del XIX, un aguamanil de principios del XVIII y tres lienzos procedentes de la iglesia de la Compañía de Jesús de Santander.

Nuestra Señora del Rosario de Cubas, es un templo de una nave y cabecera poligonal construido a principios del siglo XIX siguiendo los parámentros de las edificaciones barrocas. Alberga un retablo mayor neoclásico.

Ribamontán al Monte atesora otras construcciones religiosas reseñables, así, en Hoz de Anero la ermita de San Roque, edificada entre los siglos XVII y XVIII, los restos de la ermita de Santa Juliana de igual datación, la ermita del la Magdalena del siglo XVII, con un retablo prechurrigueresco de hacia 1700, y la ermita de la Virgen del Camino, del siglo XVIII; en Pontones se encuentra la capilla santuario del Carmen del siglo XVIII, con un retablo churrigueresco ejecutado hacia 1710-1720; y en Cubas la ermita de San Pedro, fechada en 1846 y situada junto a la casa del cardenal Luis de la Lastra. Por último reseñar el convento de San Antonio, erigido sobre una ermita fundada por Pedro de la Portilla a comienzos del XVII. El conjunto está datado en el siglo XVIII.

Patrimonio industrial

La arquitectura de la era industrial cuenta con los interesantes ejemplos de las estaciones de Hoz de Anero y Villaverde de Pontones, pertenecientes a la linea Santander-Bilbao, proyectada por el ingeniero Valentín Gorbeña en 1886. Se trata de dos bloques rectangulares en los que sobresalen las amplias marquesinas de hierro en voladizo.

Estación de Hoz de Anero.

Patrimonio mueble

En cuanto a patrimonio mueble es de reseñar la colección de pinturas decimonónicas de la casona de Mazarrasa en Villaverde de Pontones. Entre las piezas se cuentan la serie de retratos de miembros de la familia Mazarrasa dos de ellos de Luis Brochetón y Muguruza (1826-1863) –retratos de Felipe Mazarrasa y María Antonia Jorganes– y tres de Andrés García Prieto (1846-1915) –retratos del mariscal Mazarrasa, José Tomás Mazarrasa y Juan Manuel Mazarrasa–; una última cena de Luis de Rivera, y otros trabajos de Tomás Campuzano y Aguirre (1857-1934), Fernando Pérez del Camino, Manuel Ruiz Guerrero, Eduardo de la Rocha, Tomás Muñoz Lucena (1860-1942) y Fernando García Camoyano. Así mismo es de destacar que el techo del salón de fiestas está decorado con un mural de Blas Benlliure (1852-1936) y sus paredes presentan doce paneles de Antonio Gomar.

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