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Patrimonio

Jueves, 16 de enero 2020, 12:42

Patrimonio civil

En Riotuerto han sobrevivido varias muestras de arquitectura señorial de la Edad Moderna de interés. Entre ellos se cuenta la casa de los Cordero en el Barrio de Arriba, consta de un bloque con estructura de torreón erigida en el XVI, a la cual se adosó en el XVII un nuevo cuerpo y una capilla funeraria, bajo la advocación de Nuestra Señora de la Concepción. Otros ejemplos son la casa de Crespo Agüero en Rucandio, de la primera mitad del XVII y reformada en el XVIII; la casa de los Gándara Lavín de Rucandio, levantada conforme a los modelos del XVII –en el reloj de sol, no obstante, consta el año 1723–; la portalada de la desaparecida casona de Carrascabas, de 1720, en La Cavada; y la casas de Valle Polanco y de Ardanaz, de finales del XVIII, ambas en Rucandio.

Entre las muestras de arquitectura de finales del XIX, principios del XX se cuentan varios grupos escolares, entre ellos el del Barrio de Arriba y el de La Cavada, ambos constan de un bloque de planta rectangular con un cuerpo central y dos laterales de menor altura. El primero cuenta con una capilla bajo la advocación del Sagrado Corazón; el grupo escolar de La Cavada fue inaugurado en 1887 y fue donado por José del Valle de la Pedraja y Matilde Gómez, posee una biblioteca fundada en 1912, sobre una donación de Fulgencia Fernández de la Pedraja. Por último es de reseñar que todavía se conservan dos módulos de la escuela de Rucandio, fundada en 1870 por Victoriano de la Cuesta y reconvertida en albergue juvenil.

También de interés como muestra de arquitectura decimonónica es el cementerio de San Andrés en el Barrio de Arriba (1890). En el recinto se alzan una capilla, construida en 1891 y dedicada a San Andrés, compuesta por una nave y dos capillas adosadas, así como incluye una serie de panteones de interés entre los cuales destacan los de Andrés del Valle, Baldor Casuso y Cedrún Pedraja, ambos fechados en 1894. En cuanto a la arquitectura privada del cambio de siglos, son de reseñar la casa Valle, construida en 1884 siguiendo el estilo de las residencias inglesas; y la casa llamada «Puerta del Sol», datada hacia 1890.

Por último son de citar como ejemplo de arquitectura contemporánea dos viviendas singularizadas por un llamativo alero de madera, localizadas en La Cavada (Casa Cañas) y construidas hacia 1966 sobre un proyecto de Manuel Bringas Camino.

Panteones en el cementerio de San Andrés, en La Cavada.

Patrimonio religioso

Las construcciones religiosas más destacadas del municipio son San Juan Bautista (La Cavada), la capilla de Santa Mónica (La Cavada), Santa María Magdalena (Rucandio) y la iglesia de Santa Lucía (La Cavada).

San Juan Bautista de La Cavada es un templo de planta de cruz latina con la cabecera cubierta por una bóveda con ligaduras, en la cual se aprecian elementos del siglo XVI de estilo tardogótico. El cuerpo fue ampliado a finales del siglo XVII, principios del XVIII,configurando un templo de salón, y la espadaña exterior, concluida a mediados del XVIII (en el reloj de sol consta el año 1790). Las capillas adosadas abiertas al transepto fueron levantadas hacia 1600 promovidas por la familia Cordero Lombana; la de la epístola custodia el sepulcro de Juan Martínez de Lombana (testó en 1630). La iglesia custodia un retablo mayor romanista datado hacia 1630-1640 cuyas características remiten a los modelos creados por Rodrigo de los Corrales; la escultura se relaciona con Juan de Pobes y las composiciones palentinas.

Iglesia de San Juan Bautista, en La Cavada.

La capilla de Santa Mónica de La Cavada es una construcción compuesta por capilla mayor y nave levantadas a mediados del XVI, a las cuales se adosó una sacristía cubierta por ligaduras combadas formando un octógono y finalizada hacia 1796 (fecha pintada en uno de los muros).

Santa María Magdalena de Rucandio fue construida a mediados del XVIII a instancias de Tomás Crespo Agüero, arzobispo de Zaragoza impulsor de las Escuelas Pías y una capilla en El Pilar –en la torre consta el año 1736 y en el friso el 1740–. Se trata de un templo de planta octogonal, revisión de la helicoidal, al cual se accede por la torre de cuatro pisos rematada por una balaustrata de pináculos. La singular traza de la planta se atribuye a un maestro del entorno aragonés del religioso. Custodia un retablo mayor relacionado con las obras realizadas por los Ramírez en la primera mitad del siglo XVIII, se considera que fue importado desde Zaragoza, donde pudo ser realizado por los escultores Tomás de Messa o José Ramírez de Arellano. Los cuatro tramos del testero están ornados con pinturas con escenas de la vida de Cristo atribuidos a Pablo Félix Rabiella, así mismo también se conservan otros tres lienzos de temática religiosa, dos de ellos réplicas de Ribera y otro de la escuela madrileña, y un retrato del comitente Tomás de Aguero. Fue declarada Bien de Interés Cultural en 1988.

Iglesia de Santa María Magdalena, en Rucandio.

Santa Lucía de La Cavada fue construida hacia 1880 con el propósito de servir de lugar de enterramiento de la familia compuesta por Jerónimo Roiz de la Parra (1880), María Clotilde de la Pedraja (1893) y su hija Ana Roiz de la Pedraja (1889). El templo sigue la corriente historicista de la época, en este caso se acude al barroco, se recurre sin embargo al uso de materiales constructivos modernos: hormigón, combinado con el yeso y la madera. Custodia tres retablos realizados a finales del XIX. Se atribuye al arquitecto Alfredo de la Escalera y Amblard.

Por último han de reseñarse la iglesia de San Roque en Angustina, un pequeño templo en estado de ruina, y los desaparecidos santuarios de Santa María Magdalena y la ermita San Roque en Rucandio.

Patrimonio industrial

Uno de los elementos más importantes del patrimonio de Riotuerto son los vestigios de las Real Fábrica de Artillería de la Cavada, complejo de gran trascendencia en la evolución económica, social y medioambiental de Trasmiera y buena parte de la región, que se cuenta entre las industrias bélicas más importantes en la España moderna. Su origen se remonta al 1609. Aquel año, Jean Curtius de Lieja, proveedor de los ejércitos españoles en Flandes comenzó a negociar con los representantes hispanos la introducción de altos hornos de fundición para producir piezas de artillería y proyectiles en la península. A su llegada hacia 1616-1617 Curtius aprovechó en un principio la ferrería de La Vega sobre el Miera. En aquellas fechas empezó la construcción de las fraguas, carboneras, hornos, muros exteriores del complejo fabril en Liérganes. El 9 de julio de 1622, una Real Célula aprobó los términos de un generoso contrato que garantizaba al industrial belga el monopolio de la fabricación de numerosos productos. En 1628 se habían construido la construcción de dos altos hornos, sin embargo, Curtius se veía obligado a ceder sus derechos a un consorcio integrado por el contador Salcedo Aranguren, Charles Baudequin, Jean de Croy y el luxemburgués Jorge de Bande quien terminó por hacerse con el control de toda las instalaciones. En 1633, se levantó la capilla de San Andrés conforme a un diseño del superintendente de la fábrica Gilles Englebert de la Neuveforge con una fachada en cuyo pórtico se instalaron cuatro columnas de hierro acanaldadas fundidas por Felipe Waldor, precedente de la arquitectura del diecinueve. En 1638, Jorge de Bande creó una segunda fábrica de artillería en La Cavada (Riotuerto), Santa Bárbara, dotada en un principio con dos altos hornos a los que más tarde se sumarían otros dos más.

Un decreto emitido el 30 de agosto de 1760, poco después de la llegada de Carlos III al poder, marcaba el inicio del proceso de nacionalización de las fábricas de Liérganes y la Cavada, culminado entre 1764 y 1769. En lo sucesivo su gestión correría a cargo de los Ministerios de la Guerra, Marina y Hacienda. Testimonio de aquella época es la la portada de la fábrica de artillería, conocida como Puerta de Carlos III construida entre 1783 y 1785 a base de sillares soldados con piezas de plomo y hierro según un proyecto del arquitecto de la marina Francisco Solinís así como la capilla del complejo industrial, bajo la advocación de Santa Bárbara.

Portalada de Carlos III, en La Cavada.

Hasta finales del XVIII, la totalidad de la producción de hierro colado peninsular salía de los altos hornos de Liérganes y La Cavada, los únicos de su naturaleza hasta la fundación en 1730 del de San Miguel en Ronda. A finales del la centuria, sin embargo, se había hecho evidente que la producción en las industrias del Miera no podría continuar mucho tiempo, una de las causas era precisamente la falta de madera, antes abundante, con la que producir el carbón vegetal que alimentaba los hornos. Los hornos de Liérganes fundieron por última vez en 1797 y un año más tarde los de La Cavada. Tras un último intento de restablecer las fábricas en 1829 el complejo desapareció.

De 1629 a 1830 salieron de las factorías del Miera 26.000 cañones útiles para municiones para realizar seis millones de disparos, miles de piezas de usos comerciales, domésticos, insdustriales. En total se consumieron 300.000 toneladas de mineral de hierro, 250.000 de carbón vegetal (diez millones de árboles desaparecieron, siendo asoladas cerca de 150.000 hectáreas de bosque) y 15.000 de carbón mineral.

Entre los elementos más destacados que han sobrevivido de las antiguas instalaciones fabriles se cuenta la mencionada Portalada de Carlos III, que daba entrada al complejo (han desaparecido otras dos). Responde a la estética neoclásica, consta de un arco de medio punto rematado por un frontón triangular, que remite a otros arcos levantados en aquellas fechas en Madrid. Bajo el frontis aparece la leyenda 'Carlos III Rey. Año 1784', que sustituyó a un escudo con las armas reales que llevaba inicialmente. También quedan restos de la muralla que rodeaba al complejo, una buena parte de la red de canales que la abastecieron, las casas de los operarios y los almacenes (también se conservan dos cañones en la localidad). La portalada fue declarada Bien de Interés Cultural en 1984 y el «Lugar de la Real Fábrica de Cañones de La Cavada» en 2004, con la categoría de Lugar Cultural (Sitio Histórico).

La fábrica de tejidos La Montañesa Textil es otra buena muestra de arquitectura industrial. Fue fundada en 1847 por Juan de la Pedraja. Se trata de un recinto acotado compuesto por un edificio de gran volumen central organizado en tres pisos y vanos situados de forma metódica típico de las construcciones fabriles del siglo XIX, al que se unía una gran chimenea de ladrillo. El conjunto se completaba con otros recintos menores que acogían las calderas, el taller de teñir y los almacenes.

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