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Mariña Álvarez
Jueves, 22 de enero 2015, 18:20
Ni el frío intenso, ni el viento ni las repentinas granizadas vacían la playa en Laredo. El goteo de curiosos que se acerca a contemplar y hacerse fotos junto a los despojos del restaurante Barlovento es constante, aunque esta zona del Puntal esté acordonada y la policía local intente disuadir, so pena de multa, a los que pretendan dejar su coche a pie de playa para ir a pasear frente a sus escombros. La costa sigue en alerta y se adoptan medidas de seguridad por lo que pueda pasar. Porque en este lugar el mar se ha tragado buena parte de la duna que, supuestamente, iba a proteger El Puntal. Pero del coloso de arena apenas quedan unos montículos pisoteados en la explanada frente a los chiringuitos. No ha podido ser y las olas han sacudido una vez más el Barlovento y ha provocado el desprendimiento progresivo de otra de sus fachadas. Parte de su estructura ha quedado en el aire, después de que la marea socavase sus frágiles cimientos.
Entre foto y foto, en la playa se debate sobre si la construcción del puerto de Laredo es la causa del desastre y sobre si conviene derribar de una vez el Barlovento o dejar que la naturaleza siga matándolo lentamente.
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