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El Barlovento de Laredo es historia

El Barlovento de Laredo es historia

Dos potentes excavadoras lo han tumbado este martes. Tras 44 años presidiendo El Puntal, no pudo sobrevivir a los embates de los temporales

Rafael Sánchez

Martes, 12 de mayo 2015, 22:21

El restaurante asador Barlovento, uno de los iconos de la explanada del Puntal, al final de la playa Salvé de Laredo, ya es historia. Tras 44 años de presidir el lugar junto al otro asador, el 'Tiburón', resultó herido de muerte por el temporal que lo asoló el 2 de febrero de 2013.

De nada sirvió el intento a la desesperada que, a modo de escollera, acometió el Ayuntamiento pejino unos meses antes de esa fecha, tras sufrir otro temporal. Finalmente, la marea, el oleaje y el viento reventaron sus instalaciones y ya nunca volvió abrir sus puertas de nuevo con lo que su última actividad comercial se remite al verano de 2012.

Este martes, y tras varios meses de gestión, el Consistorio laredano pudo dar la orden de derribo con todos los permisos necesarios. Antes de meter las palas un equipo especializado retiró por la mañana las placas de uralita que cubrían una parte de su estructura. Era el momento de dejar el paso libre a dos potentes excavadoras del Grupo Incera que se aproximaron de forma lenta, pero sin pausa, al edificio y, de forma sincronizada, comenzaron a derrumbar la estructura.

Lo primero, a las 14,50 horas, fue retirar el luminoso de neón color azul que anunciaba el Barlovento. Los operarios lo hicieron con cierta timidez, delicadeza, conscientes de que iban a demoler un establecimiento por el que durante más de 4 décadas y siempre regentado por la familia de José Silvino, pasaron decenas de miles de personas. Poco a poco, y durante unas tres horas, las máquinas derrumbaron el bar-cafetería, el comedor, la cocina y una galería acristalada, al tiempo que retiraron los escombros.

Protección

Los trabajos se realizaron con plena seguridad. Una barrera de vallas cercaron la instalación para evitar que el escaso público se acercara. Y es que la noticia pilló por sorpresa a todo el mundo. Con el derrumbe hecho, corrió la voz y el Puntal de nuevo se convirtió en lugar de peregrinación. Una circunstancia que hoy, conocida la noticia, arrastrará a centenares de personas. La primera impresión. La que más sorprende a los que hasta allí se acercan es el cambio del paisaje. Ahora, sin el Barlovento, la imagen del pasaje santoñés es más visible. De las instalaciones del asador no quedará nada en pie. Apenas unos pequeños arbustos en sus correspondientes alcorques y el tramo de acera de acceso permanecerán. Tras ellas, no quedará escombro alguno. Los restos de hormigón desaparecerán y, en su lugar, los arenales prolongarán la playa. El Barlovento ya es historia.

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