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Abel Verano
Miércoles, 3 de agosto 2016, 07:15
«No existe vinculación alguna entre los doce menores y nuestro festival». Los organizadores del festival de música electrónica SummerFun, celebrado el pasado fin de semana en Laredo y que congregó a más de 8.000 jóvenes, se desmarcaron ayer del positivo por drogas duras que dieron doce menores durante la noche del sábado, entre otras razones, porque la entrada al evento sólo estaba permitida a mayores de edad.
Positivo por cannabis, cocaína y metanfetamina (cristal). Fue el parte para doce menores atendidos en el Hospital de Laredo. Uno de ellos, según explicaron en el centro, llegó en un estado de tal nerviosismo que tuvo que ser «asegurado con correas y sedado». Cannabis, coca... ¿Y el cristal? «Es una sustancia estimulante para el sistema nervioso central. Algo que proliferó con la crisis porque es más barata que la cocaína y se elabora en laboratorios clandestinos caseros», explican fuentes de la Brigada de Estupefacientes de la Policía Nacional. Una droga pensada para las «grandes juergas».
«Cantabria es tradicional, entre comillas, en el consumo de drogas. No hay sustancias como las que puede haber en Levante. Además aquí se está reduciendo bastante el consumo de drogas de diseño como las pastillas y el MDMA basadas en el éxtasis, aunque cristal sí que se puede dar algo. En cualquier caso, muy por debajo de las drogas mayoritarias», explicaban en su día a este periódico los especialistas de la Guardia Civil. El cristal aparece de cuando en cuando en «los registros que a veces se producen en locales de hostelería». «Pero no ha habido insisten fuentes policiales operaciones específicas dirigidas a este tipo de droga». Vinculan su consumo al fin de semana, al ocio. A aguantar noches largas. No en vano, entre sus efectos, destaca la sensación de euforia y de energía que puede durar entre seis y ocho horas, pero que puede prolongarse incluso un día entero. O sea, relativamente barata si uno lo compara con los 58 o 60 euros que puede salir en la calle el gramo de cocaína y con un efecto duradero.
Ahora bien, los expertos advierten de las consecuencias del consumo. Del bajón con el paso de las horas, de la dilatación de las pupilas, los trastornos del sueño y hasta las alucinaciones o los comportamientos erráticos y hasta violentos que se dan en algunos casos. Hay, además, un efecto característico y unas huellas físicas que delatan un consumo continuado de cristal (también llamado hielo o vidrio). De un lado, los picores, que pueden llevar aparejadas reacciones cutáneas y arañazos por la necesidad de rascarse para frenar la sensación de hormigueo. Y, de otro, los dientes negros, podridos...
«La ausencia de incidentes reseñables coronó meses de esfuerzos para cuidar con mimo distintos aspectos relativos a la seguridad», señalaron, para, a continuación, recordar que una de las novedades de esta edición fue el «espectacular dispositivo de acceso, con una importante dotación de vigilantes y auxiliares de seguridad, que doblaba al de otros años». Todo ello, según recuerdan, con el objetivo de cumplir con la exigencia del Ayuntamiento de perimetrar y cerrar todo el Polígono de La Pesquera.
Los impulsores del festival también quisieron subrayar la adopción de medidas como el cambio de ubicación de los escenarios, «que ha redundado en una notable reducción del impacto sonoro del festival en el casco urbano, y la exitosa implantación de los vasos reutilizables, para reducir de forma importante la generación de residuos». Los organizadores destacaron que «estamos muy por encima de lo que la ley nos exige en materia de seguridad y hemos cumplido todas y cada una de las exigencias que la Policía Local y el Ayuntamiento nos han pedido». Asimismo, reiteraron que «como siempre, estamos con la mano tendida para seguir mejorando, para seguir trabajando en que cada año se minimicen las incidencias de todo tipo». En este sentido, destacaron la novedosa puesta en marcha de una brigada auxiliar de limpieza que ha actuado en propiedades privadas. «A futuro trataremos de que su incidencia sea aún más notable».
Los impulsores del festival recuerdan, además, que los asistentes al evento pasaron hasta por cuatro puntos de control, desde la rotonda de acceso al Polígono hasta la zona de taquillas, área de apulseramiento y zona de entrada. «En ellos se pedía el DNI, verificando la mayoría de edad obligatoria para acceder al festival, y se realizaban registros de pertenencias». En este operativo, los organizadores destacan el amplio despliegue de personal sanitario, integrado por una Ambulancia Soporte Vital Básico, una ambulancia Soporte Vital Avanzado, y un Hospital de Campaña. Todo ello gestionado por la asociación DYA, «cuyos responsables destacaron el bajísimo número de intervenciones registrado a lo largo de las dos jornadas de festival en relación a la cantidad de público congregado».
Por otro lado, la junta directiva de la Asociación de Vecinos de El Ensanche de Laredo, una zona próxima al lugar en el que se celebró el festival, consideró ayer que el problema ha estado «de puertas para afuera y no dentro, donde nos consta que la organización ha sido buena y se ha cumplido con las exigencias del Ayuntamiento, al que trasladaremos las 15 quejas leves que hemos registrado».
Este colectivo vecinal, que «está a favor de la celebración de este evento y cualquier otro de tipo cultural o musical», cree que lo apropiado es centralizar todo lo que rodea al festival dentro del polígono «para evitar que los jóvenes hagan botellón en los alrededores, con las consecuencias que supone».
Por otra parte, creen que otro de los problemas que han rodeado al evento tiene que ver con el control, por parte de algún ente, de la salida del festival «para que fuese progresiva y no una desbandada».
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