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Mario Cerro
Viernes, 19 de agosto 2016, 07:15
La Salvé, la Puebla Vieja, el puerto, La Atalaya... Son sólo algunos de los encantos que los vecinos de Laredo disfrutan durante todo el año y que, ahora en verano, comparten con los miles de turistas que llenan las calles de la villa pejina. Sin embargo, ser un lugar turístico de referencia también tiene su particular atractivo para los profesionales de la estafa, que ven una buena oportunidad para hacer el agosto a costa, fundamentalmente, de personas de avanzada edad. Para conseguirlo, huyen de la originalidad y confían en aquellos robos tradicionales que, aunque parezca mentira, siguen estando de moda: los timos del tocomocho y la estampita. Y si no que se lo pregunten a las tres mujeres que en las últimas semanas han sido víctimas de este tipo de estafas en Laredo.
La situación ha obligado a la Guardia Civil a alertar a la ciudadanía sobre la reaparición de estos timos, que si bien se han localizado en la villa marinera, «no se descarta que se puedan dar en otros puntos de la comunidad autónoma». La Benemérita aconseja a los ciudadanos desconfiar de oportunidades para conseguir importantes cantidades de dinero y de forma rápida, que cualquiera les pueda ofrecer en la calle utilizando diferentes argucias para ganarse su confianza.
El último de los casos conocidos se registró en la tarde del miércoles en Laredo cuando una mujer, en este caso de mediana edad, fue víctima del tocomocho y acabó entregando a los timadores joyas de importante valor creyendo que iba a recibir parte de un premio de la lotería. Un hombre de unos 30-40 años que hablaba o simulaba hablar en brasileño se acercó a ella y le dijo que le habían tocado dos boletos de lotería, pero como era ilegal estaba buscando a un abogado que tenía su despacho en ese lugar porque le habían dicho que le podía solucionar el problema.
En un momento dado, el hombre paró a otra mujer que pasaba por allí, también de unos 30-40 años, que hablaba correctamente el castellano y que resultó ser el gancho, para que fuera traduciendo lo que él decía. Esta última se ausentó un momento y regresó con una hoja de periódico donde figuraba premiado cada boleto, al tiempo que dijo haber hablado con una oficina donde podía cobrar el dinero, siempre que fuera acompañado por dos testigos que pudieran avalar que eran solventes, para demostrar que no pretendían engañarle. Entonces le enseñó a la víctima un fajo de billetes y joyas para demostrar su liquidez, y el hombre ofreció 20.000 euros a cada mujer si le ayudaban a cobrar el premio. Atendiendo a la petición, la víctima trajo una bolsa con joyas de importante valor que la que hacía de gancho metió en un sobre, devolviéndole otro idéntico. En ese punto, el hombre simuló estar enfermo y necesitar una medicación. La víctima se fue a una farmacia cercana a comprarla y, al regresar, se encontró con que el hombre y la mujer habían desaparecido y que el sobre que le habían dado con sus joyas sólo contenía piedras y palos.
10.000 euros
En cuanto al timo de la estampita, hace unos días se tuvo conocimiento de una tentativa a una mujer de 76 años que se libró de ser víctima de él gracias a la ayuda del empleado de un banco que sospechó que la anciana podía estar sufriendo algún tipo de estafa. Sin embargo, el pasado mes de julio sí se consumaron otros dos timos de este tipo, igualmente en Laredo, resultando engañadas dos mujeres, de 80 y 83 años, a los que los timadores estafaron un total de casi 10.000 euros entre ambas.
El timo de la estampita consiste en que el estafador, supuestamente mermado de facultades mentales, enseña a la víctima un sobre lleno de billetes a los que no da ninguna importancia tratándolos como estampitas, entonces un segundo timador le convence para darle un poco de dinero a cambio de las estampitas, y ahí es donde le dan el cambiazo con un sobre lleno de papeles.
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Ana del Castillo
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