Una menor de 15 años, herida al lanzarse al mar desde la ermita de Santa Ana

Una adolescente de quince años ha resultado herida después de lanzarse al mar desde el balcón de la ermita de Santa Ana, situada en un extremo de la rampa de San Guillén, en Castro Urdiales, una atalaya de entre diez y quince metros de altura utilizada de manera habitual por gente joven para tirarse al agua.

Tan tradicional es bañarse en esta zona que desde el Ayuntamiento de Castro aseguran que "la gente va ahí desde que existe el puerto", y que "no suele" haber accidentes, según la concejala de Organización Política, Virginia Losada. El baño en esta zona está prohibido por Puertos de Cantabria, pero no hay nadie que controle que esta actividad no se realice, ni aquí ni en otros lugares de la región. "Es una costumbre de siempre, se tiran todos los días" y casi nunca pasa nada, ha dicho la edil.

El accidente de esta chica ocurrió este jueves por la tarde. Poco antes de las ocho los servicios de emergencia recibieron el aviso, y agentes de la Policía Local y dos ambulancias de la DYA acudieron al rescate de la joven, que presentaba "un golpe en la cadera" y fue trasladada al hospital de Laredo.

Hay que remontarse al año 2013 para encontrar otro caso parecido. En aquella ocasión, un vecino se lanzó al mar desde el puente romano durante la fiesta de la marmita. Se tiró de espaldas, con los brazos en cruz, jaleado por testigos que grabaron su valentía y el golpe fue tan fuerte que quedó inconsciente. Tanto en aquella ocasión, como en la última, los arriesgados saltos quedaron en sustos y contusiones, y en el despliegue de efectivos para ir a sacar del mar a los que sufrieron la mala caída.

Tanto desde el puente romano como desde la ermita, la altura -cerca de quince metros- y el riesgo que corren los bañistas es similar, pero no parece que se vaya a poner coto a esta peligrosa práctica. "Está prohibido, sí, pero otra cosa es que se dé cumplimiento o no a la medida impuesta por Puertos. Habría que poner a una persona allí a vigilar", reflexiona José Manuel Tena, el jefe de los bomberos de Castro, que señala que ese punto portuario de la localidad, "como en tantos otros de otros lugares de Cantabria" la gente sigue bañándose, lo prohíban o no, "por tradición".

El día del verano en el que verdaderamente los bañistas acuden en masa a esta zona de Castro Urdiales es en la fiesta de la marmita. Así se muestra en la imagen que ilustra esta información, tomada este pasado lunes, día 15, en la que se ve la rampa de San Guillén llena de gente, incluso entre los carros varaderos, y algunos lanzándose al mar desde la ermita y subiendo hasta lo alto del edificio.

El puente romano se valló durante la fiesta pero, pese a lo que muchos pensaban, no se hizo para impedir que la gente se lanzara al mar desde allí, "sino para evitar el botellón, para que no pasaran con bolsas de bebida", aclaró la concejala Virginia Losada. Sea por lo que fuera, sobre las cinco de la tarde alguien retiró las vallas y el baño masivo y los saltos desde el puente romano se retomaron como cada día que hace buen tiempo.

Desde Puertos de Cantabria, organismo dependiente de la Consejería de Obras Públicas y Vivienda, han confirmado a este periódico que está prohibido bañarse en todas las zonas portuarias de la región. Y, en concreto, en Castro Urdiales hay tres señales que advierten de esta medida, colocadas delante del varadero y de la lonja.

En Santander y en los faros la entidad competente en la materia es Puertos del Estado (Ministerio de Fomento), y precisamente en fechas recientes fue noticia que habían sido instalados siete carteles desde Gamazo al Barrio Pesquero en los que se recuerda que desde 1977 bañarse está prohibido porque es peligroso hacerlo.

Otra cosa es que alguien vigile el cumplimiento de esta prohibición y aplique las sanciones que conlleve saltarse la norma. No se hace y la costumbre pasa por encima de la ley. En Castro Urdiales, Santander y en las muchas otras zonas portuarias de la región que se utilizan como playas.