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Ana Cobo
Domingo, 13 de noviembre 2016, 07:56
La aparición de un socavón en la campa del Glacis a principios de la semana pasada como consecuencia de los trabajos que realiza la tuneladora para la construcción del subfluvial Santoña-Laredo ha puesto de nuevo en el punto de mira este macroproyecto. La obra, ejecutada por la Confederación Hidrográfica del Cantábrico dependiente del Ministerio de Medio Ambiente, a través de la empresa Tragsa, dentro del proyecto del saneamiento de las marismas, trae de cabeza a los vecinos que viven en el barrio de Santoñuca zona cero de la actuación que denuncian que llevan desde febrero sin poder dormir por las noches por los «insoportables» ruidos que genera esta obra.
Los representantes de la plataforma Santoña en Lucha aseguran que acumulan denuncias e informes en los que se constata, tras distintas mediciones, que en sus dormitorios por las noches se superan los 25 decibelios que permite la ordenanza municipal de ruidos entre las diez de la noche y las siete de la mañana. Y, eso, que «cuando viene a medir la empresa los operarios bajan el nivel de ruidos para que salga menos y, aún así, se superan de largo todos los límites». «En mi casa no se puede dormir ni de día ni de noche. Es horroroso. Esta semana de vacaciones escolares he mandado a mis hijas a casa de sus abuelos para que puedan descansar y mi marido ya ha tenido dos sustos con el coche porque le entra el sueño», cuenta una de las representantes de la plataforma y vecina afectada. Su casa está a escasos 30 metros del grueso de la obra. Tiene metido en la cabeza los ruidos «insoportables» que hacen los operarios en los trabajos auxiliares con «la rotaflex, el toro mecánico, las soldaduras, el puente grúa que además da luz, la descargas de camiones, la bomba de achique....
A esta lista suma «el constante ruido de la piedras que extraen y van pasando por unas tuberías». En una segunda campa, describe, está una tolba a la que van todos los residuos y piedras para triturarlos. «Lo han aislado pero es tan bestial el ruido que los vecinos no pueden dormir». Un situación, lamenta, que se repite día tras día. Domingos y festivos. «Por más que nos quejamos les da igual». La plataforma reclama que se cumpla la Ley de Ruidos. «El alcalde tiene capacidad para sancionar la obra conforme a las denuncias que hay por incumplimiento de la ordenanza. Ysi son reincidentes, la sanción va siendo más grave hasta llegar a un límite que el Ayuntamiento, sea la obra del carácter que sea, puede paralizarla. Pero se acobardan y no se hace cumplir la ley».
Mesas de seguimiento
Estas quejas se han presentado a la Mesa de Seguimiento de las obras en la que están presentes el alcalde de Santoña Sergio Abascal, varios concejales, colectivos vecinales afectados y representantes de Confederación, Tragsa y Patronato. Desde la Plataforma dicen que «en esta mesa se ríen de nosotros y nos han dicho auténticas barbaridades por defender nuestros derechos, a nuestras familias y viviendas. Nos damos la cabeza contra un muro. A todo lo que decimos es no». A su juicio, esta mesa no está dando soluciones a los problemas y achacan al alcalde que se «doblegue» a Confederación y Tragsa.
En el Pleno del pasado lunes, el concejal de Santoñeses, Jesús Gullart, que formaba parte de dicha mesa por invitación del regidor, anunció su retirada por considerarla «inoperante» en la defensa de los intereses de los vecinos afectados. «Las primera reuniones se desarrollaron con cierta normalidad. Hasta que, en estos últimos meses, el devenir de la mesa ha degenerado en una especie de bucle de temas sin solución, donde reina el obstruccionismo, la dilación en la toma de medidas y la inoperancia apenas disimulada. Parece que no importa demorar en cualquier tipo de gestión siempre que la obra avance».
Gullart, en su exposición de motivos, sostuvo que «no solo se reconocen dichos ruidos y las denuncias al efecto, sino que el alcalde, por acuerdo de la mesa, envió un informe a la ministra de Medio Ambiente relatando dichas ilegalidades en materia de ruido por los trabajos nocturnos, obteniendo como respuesta: haremos llegar a las empresas adjudicatarias de las obras esos datos para que tomen las medidas oportunas. Gullart dijo que «ante la imposibilidad reconocida de solucionar el problema de los ruidos se adopta la medida del realojo a la familia más afectada pero se le hace llegar un contrato con unas condiciones «humillantes». La vecina en cuestión explica que el realojo en principio era de finales de julio a septiembre y lo acepté. «Al recibir el contrato veo que tenía cláusulas abusivas como que si aceptaba el realojo renunciaba a cualquier derecho de reclamar en un futuro daños en mi vivienda. Hasta el alcalde reconoció en una mesa que era lamentable. Me negué a firmarlo».
Problemas solventados
El alcalde en el Pleno defendió su implicación en el desarrollo de esta obra asegurando que «he estado presente en todas las mesas de seguimiento y hasta he redactado yo los escritos que se han remitido a la ministra». A su juicio, «la mesa ha cumplido la función para la que fue constituida en su momento". Algunos de los problemas iniciales se han solventado como el tránsito de vehículos de la obra, las inspecciones del estado previo de las viviendas del entorno y la exigencia de medidas correctoras para paliar los efectos de los ruidos aunque, reconoció, que «en algunos sentidos han sido insuficientes».
Pero esos problemas de ruidos, aseguró, «no son por la tuneladora, que es lo más miedo nos daba al principio, sino que vienen de trabajos auxiliares de determinada maquinaria». El alcalde reconoció que «fui el primero en ver lo del contrato de realojo pero se debe a que es un documento estándar que envía Confederación. Al pasar el contrato por la mesa lo rechazamos». Reconoció que «hay numerosos informes de ruidos que superan el límite pero «se trata de una única vivienda, la que está más cerca, aunque las molestias son para todo el vecindario». A su entender, «ahora mismo se ha resuelto lo más urgente y estamos un fase de seguimiento pero no hay que adoptar ya decisiones importantes, lo que hay son discrepancias menores».
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