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Abel Verano
Viernes, 7 de abril 2017, 14:03
Los vendedores ambulantes de Castro Urdiales, conocidos popularmente como jueveros por celebrarse en jueves el mercadillo al que acuden cada semana, han reclamado al Ayuntamiento un grúa para que proceda a la retirada de los vehículos que aparcan en los lugares donde deberían colocar sus puestos.
Desde el cambio de distribución el pasado mes de febrero de este mercadillo, ubicado en la Plaza de la Hermandad de las Marismas de Cotolino tras celebrarse durante años en la Plaza de la Barrera (en el centro de Castro), los vendedores aseguran que todas las semanas se encuentran con algún vehículo estacionado en el lugar habilitado para colocar sus puestos, lo que obliga a algunos a colocarse en la acera o donde encuentra un espacio.
El hecho de que en Castro no funcione la OCA (Ordenanza Castreña de Aparcamiento) desde hace meses, supone que el Ayuntamiento no disponga de grúa para proceder a la retirada de los vehículos. Es por esto por lo que los agente de la Policía Local castreña sólo pueden limitarse a multar a los infractores.
La multa es de 80 euros, pero se queda en 40 (el 50%) si se abona de inmediato. "Lo que debería hacer el Ayuntamiento es contratar una grúa privada a la espera de que se ponga en marcha de nuevo la OCA, o si no que pongan multas mayores a ver si de esa forma dejan de aparcar aquí", exclamaba ayer una vendedora de embutidos que, pese a pagar por un puesto de ocho metros, sólo pudo llegar a los seis. "Todas las semanas estamos igual", lamentaba.
Muy cerca de su puesto, entre uno de utensilios de cocina y otro de relojes, estaba mal estacionado otro coche en el que se podía apreciar la multa en el parabrisas. "Mira dónde he tenido que poner el puesto», comentaba un vendedor afectado.
Desesperados e impotentes por la situación, algunos jueveros, al menos "una quincena" del medio centenar que asisten al mercadillo, han decidido darse de baja este año, según lamenta Miguel Ángel Pontón, uno de los representantes de este gremio en Cantabria.
Futuro incierto
Pontón asegura que la nueva distribución del mercadillo ha generado "descontento" entre los vendedores ambulantes. "Los ilegales se siguen colocando y cuando viene el vigilante o la Policía Local se van. Vamos a quedarnos la mitad de los que estábamos cuando se celebraba el mercadillo en La Barrera", comenta este vendedor, que cree que si no cambian de ubicación "en dos o tres años podría desaparecer el mercado".
Pontón señala que los clientes, como ellos, creen que el mejor emplazamiento para este mercado es el centro de Castro, donde han estado durante año. "Tendremos que esperar a que cambie el Gobierno".
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