

Secciones
Servicios
Destacamos
josé luis gutiérrez bicarregui
Miércoles, 10 de mayo 2017, 07:44
El barrio de El Dueso ha estado siempre un tanto marginado. Esto no es nuevo. El periódico local, El Eco de Santoña, ya decía el 30 de abril de 1892, que era "tan poco visitado por sus convecinos que casi puede asegurarse que para muchos no existe si no es por la romería que todos los años el ocho de mayo atrae a sus lares numerosa concurrencia". También comentaba los padecimientos de los niños para asistir a la escuela de Santoña en días de invierno y pedía la creación de una modesta escuela en el barrio. Añadía que en los tempestuosos días de invierno se veía "a los descalzos y mal vestido niños, recorrer con aguas, vientos y hielos la encharcada carretera para asistir a la escuela pública". Seguía diciendo que lo hacían solos "ateridos por el frío y la humedad". Y matizaba: "Téngase también muy presente que la pobreza de los habitantes del Dueso, hace que los niños desde que empiezan a valer algo por sí, ayuden a sus padres en todas las faenas de la casa y el campo; de modo que cuando bajan a Santoña llevan un par de horas de trabajo".
En aquellos años, había más vecinos en El Dueso, por ser la economía agropecuaria, y por tanto también más niños. En los últimos años han bajado al casco de Santoña a ejercer otros oficios.
Siguiendo con los más pequeños, se hizo en 1896 una escuela, que no ofrecía condiciones ni espacio suficiente. En 1908 desapareció al quedar dentro del recinto de la futura Colonia Penitenciaria. Los niños fueron atendidos provisionalmente en un piso alquilado a la viuda de Antonio Crespo. Se comenzó a construir otra escuela, pero el 27 de junio de 1909, los vecinos del barrio enviaron escrito al Ayuntamiento argumentando que se estaba construyendo en terrenos húmedos, orientados al norte, expuesto a los vientos fríos del invierno, y que era tan pequeña que para colocar las mesas había que serrarlas, y además insalubre por falta de metros cúbicos de aire en su interior. Años después, en julio de 1913 el contratista Alberto Crespo inició la construcción de la escuela, para lo que hubo que hacer la explanada. Funcionó hasta 1979 en que el alumnado de El Dueso acude al Colegio Público Macías Picavea, utilizando para los desplazamientos el autobús escolar. La escuela de El Dueso se conserva sin uso.
Pasando a los jóvenes, diremos algo sobre el deporte en el barrio. Parece que se practicó el juego de bolos, o se intentó al menos. Formaron también equipos de fútbol para torneos de barrios. Destacó en los primeros años cuarenta los Once leones, conocido como Los Jabalíes, por el nombre (no insulto) con el que se denomina a los habitantes de El Dueso. Los componentes del equipo salían en un vehículo a jugar contra otros barrios vestidos de jugadores y, tras el encuentro, regresaban con el mismo equipaje pero sudorosos y a veces embarrados.
Hubo asimismo, mucha afición por el ciclismo. Casi todos los vecinos tenían bicicleta deportiva e intervinieron en pruebas de aficionados y en las organizadas en días festivos. Un ciclista posterior fue Miguel Martínez Ardilla, quien consiguió a fuerza de tesón lo más alto. De niño fue apoyado por su padre, que también fue ciclista, participando en muchas carreras hasta que fichó por varios equipos hasta llegar al Teka como profesional en 1987, luego en el Helios C.R. Tuvo una peña ciclista con su nombre en Santoña, durante años, siendo su presidente Alberto Solaeta.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.