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Gruñir, vivir, gruñir
Crítica de cine 'Mi única familia'

Gruñir, vivir, gruñir

Cinesa y Los Ángeles ·

La planificación meticulosa, los elegantes movimientos de cámara, la elección de los espacios construyen una coherente mirada humana. Obra feroz y sensible

Guillermo Balbona

Santander

Lunes, 3 de marzo 2025, 10:03

Ha vuelto cuando más se le necesitaba. El octogenario Mike Leigh tras unos años de silencio firma un drama seco, tremendo, desgarrado, bajo una capa ... fugaz de comedia de hipérboles y crispación. Sus primeros planos, sus miradas y silencios en hora y media justa son un desafío a tanto metraje sobreactuado y desmesurado. El cineasta británico, director de 'El secreto de Vera Drake', firma un réquiem emocional, hacia dentro, sobre esas duras verdades a las que elude el título original. Todo el filme es un gruñido de escepticismo, de vacío existencial y de soledad. Esa desolación que irá asomando tras el jocoso combate que la protagonista expresa contra el mundo manifestado en un discurso agrio y brutal. La estructura es la de un travelling circular, que empieza y concluye en la misma calle, entre las mismas casas y vehículos, como un pequeño eterno retorno en el que, esta vez, todo sigue igual pero tras ser despojado de sus disfraces y sus escamas.

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