Las fábulas contemporáneas del cómic

Las narraciones donde la realidad tiende a desdibujarse o directamente roza con la fantasía contienen una magnética fuerza evocadora. Son historias que cautivan al lector por sus posibilidades argumentales y expresivas mientras estimulan su imaginación. A caballo entre la fabulación y el cuento, las siguientes propuestas adaptan las premisas antedichas a los parámetros del siglo XXI para obtener sorprendentes resultados.

Sirio es una obra compleja y fascinante que sumerge al lector en una realidad con tintes oníricos, lo que no es óbice para la dureza de sus presupuestos. El peruano Martí López Lam despliega un relato melancólico y angustioso que seduce con su envolvente grafismo mientras explora las emociones de los protagonistas.

Por su parte, Blutch (Christian Hincker) es un gran conocedor de la naturaleza humana y sus intrincadas obras igual exploran el drama que la comedia, estableciendo una frontera muy leve entre ambas. La luna del revés es una fantástica proposición de futuro con tintes satíricos que especula con imaginación sobre la masificación de la creatividad y las trampas del capitalismo salvaje.

Con un registro muy diferente, el extremeño Borja González construye un cuento solo delicado en apariencia, donde el sentido de la maravilla no excluye una ironía flagrante. La Reina Orquídea es una historia tan atractiva como misteriosa sobre el tedio, la capacidad de fascinación y las posibilidades de lo desconocido, que además disfruta de una edición esmerada.

Desde otro medio

Francesc Grimalt traslada toda su experiencia como ilustrador a la elaboración de un proyecto de largo alcance en forma de cómic. Los niños raros condensa la particular fantasía de sus libros en elaboradas viñetas para construir una colección de historias protagonizadas por infantes normales en situaciones anómalas. El color y la imaginación presiden también el segundo volumen publicado, que lleva por título Míseres. Robert Goodin, en cambio, procede del campo de la animación aunque su gran pasión es el cómic. Y sin duda Los Kurdles es su trabajo más depurado, un extraño cuento para todas las edades con una fantasía original que bebe tanto de Disney y Jeff Smith como de Beatrix Potter. Y que despliega un suave humor mientras ofrece un dibujo amable y evocador coloreado directamente a la acuarela.

Un hálito de inquietante irrealidad envuelve la vivencia de los protagonistas en esta obra de ritmo lento e imágenes perturbadoras. Una asfixiante canícula condiciona la decadente relación de una pareja mientras una muerte sin aclarar flota a su alrededor como una velada mortaja.

Utilizando técnicas dispares que se acercan a la ilustración sin eludir las técnicas pictóricas, Lam describe paisajes desolados, perros vagabundos, piscinas abandonadas y nubes de formas caprichosas. El autor concibe densas viñetas entonadas en gamas azules y doradas, plagadas de sombras e insinuaciones, que se acercan al expresionismo. Y que se conjugan con el texto para generar poderosas e inexplicables sensaciones.

El imprevisible Blutch plantea un futuro deshumanizado y absurdo que se acerca menos a la ciencia-ficción que a una parábola del consumismo y las lacras de la industria cultural. El autor de un cómic best-seller sufre una crisis vital y creativa pero una joven ilustradora reúne los requisitos para continuarlo, sea o no de su agrado ¿O no es ella realmente la autora? ¿Puede ser un trasunto del dibujante original venido del pasado? Tal dilema trastoca los planes de la multinacional que lo publica, regida por magnates sin alma cuyos métodos de producción excluyen cualquier atisbo de creatividad. Una sátira feroz para describir un mundo ridículo, caótico y aterrador que se proyecta desde el presente.

Dos amigas deambulan por un jardín que desafía la definición cronológica mientras planean sus días vacacionales. En el lánguido transcurso del verano las adolescentes repiten iniciáticas rutinas y rozan en sus ensoñaciones los límites de la fantasía. Se suceden risas, lamentos y proyectos irrealizables sobre escenarios de una belleza inquietante, que el autor describe con un dibujo elegante y suaves colores. Plásticamente oscila entre la serenidad y el estallido visual, empleando una fluida narrativa que tan pronto se apoya en los diálogos como en la fuerza de la imagen. Se trata de una historia de tránsito dotada de un extraño lirismo cuyo desenlace abierto induce a soñar por cuenta propia.

Después de Sanatoria, Grimalt afronta el segundo volumen de este proyecto centrado en las andanzas de singulares infantes en entornos fabulosos marcados por la irrealidad pero no exentos de problemas. Míseres narra la peripecia de Jacinto cuando arriba a una ciudad dispuesta horizontalmente sobre las cumbres de una escarpada montaña. Para seguir su camino debe atravesarla pero el único habitante le advierte que el resto de las casas están habitadas por ¿fantasmas? El autor describe esta urbe y a sus extraños vecinos con una originalidad extrema que se apoya en una imaginería tan original como extravagante. Y en un dibujo rico en texturas que se beneficia de un magistral sentido del color.

Una realidad fabulosa que existe en paralelo al mundo conocido es lo que desvela esta original novela gráfica. Goodin traslada gran parte de la imaginería y el movimiento que caracterizan su trabajo en la animación a un relato que pueden disfrutar por igual niños y adultos. Es la odisea de un osito de peluche abandonado por su dueña, que se interna en el bosque para encontrar una mansión a la que está creciendo el pelo. Sus habitantes no son menos insólitos: un unicornio, un perro, un muñeco de trapo y una criatura que cambia de color inadvertidamente. La solución del conflicto pasa por una serie de mágicas peripecias pero también señala la integración en la comunidad de la pequeña protagonista.